¿Qué es lo queda ya de Fidel?

Sin duda de ningún género, lo crean o no lo crean, Fidel Castro ha sido el personaje político o histórico, tanto en la práctica como en la teoría, más importante de la segunda mitad del siglo XX en todo el planeta. Esto puede parecer ridículo o una lisonja extravagante decirlo a los ojos de los analistas internacionales que se ocupan de las biografías de los mandatarios de las grandes potencias capitalistas. Eso no importa. Cada quien tiene el derecho o el deber de hablar o escribir lo que crea son argumentos de su convicción. Y eso, hay que respetarlo de acuerdo al derecho a la libertad de juicio.

Podemos decir o escribir que Fidel ha sido un talentoso certero y agudo en la política y en la revolución; ha vivido la pasión del virtuoso que ha sabido derrotar a sus grandes adversarios que ha llevado a caer en sus tácticas y estrategias.

Fidel ha sido un hombre de una gran pasión, de un ímpetu excelso, de una formidable tensión decidido a conquistar sus objetivos contra todos sus enemigos. Un hombre hecho a la medida de la historia grande, porque la revolución cubana en una nación pequeña y carente de fundamentales recursos económicos naturales y en la propia nariz del más poderoso y belicoso imperialismo que haya conocido el género humano, tiene que ser, desde el punto de vista que se le estudie, una obra gigantesca. En fin: ¡Fidel sí ha sabido vivir la tensión hacia el gran objetivote su tiempo: el socialismo!

Fidel comprendió la historia del pensamiento de su tiempo no sólo basándose en el legado de conocimientos y luchas del pasado con especial atención en el marxismo, sino, además, porque supo dar ese paso vital que se conquista del conocimiento de la economía a la psicología social, sin lo cual ningún pensamiento, ninguna doctrina podría dar una explicación científica y materialista de la historia. Ha sido fecundo en la ciencia económica, en la política, en la ideología, en el arte de la guerra, en la doctrina, en la teología, en ciencias de la salud y la educación, en ciencias experimentales, en el análisis internacional con la precisión de tiempo y espacio. Fidel ha sido, no importa quien no lo crea, el hombre que mejor ha jugado el papel de la personalidad en la historia americana del siglo XX.

Dios me va a perdonar y no el hombre, pero me atrevería a decir, parafraseando a Víctor Hugo y parafraseándolo con cierta dosis de locura mental, que en la historia de las revoluciones propiamente dichas en América Latina –y téngase creíble que Cuba (1959) fue la primera en alcanzarla- Fidel vino a ser el más completo personaje que cumplió las características esenciales sin restarle ni un solo ápice al valor de los pueblos, de las masas, del partido de vanguardia y de la dirección revolucionaria en la participación de los hechos que hacen culminar una revolución triunfante apoderándose del poder político. Para que se verificara la revolución cubana hubo necesidad en vez de un Montesquieu un Fidel que la presintiera, en vez de Diderot un Fidel que la predicara, en vez de un Beaumarchais un Fidel que la anunciara, en vez de un Condorcet un Fidel que la calculara, en vez de un Voltaire un Fidel que la preparara, en vez de un Rousseau un Fidel que la premeditara; y, muy importante, muy importantísimo, en vez de un Danton un Fidel que fuera audacia, más audacia, siempre audacia.

Pero no lleva esta opinión el sentido de destacar el pasado de Fidel. Ya mucho se ha escrito y se ha hablado al respecto por especialistas o expertos que dominan el conocimiento con un trecho que a uno le resulta inalcanzable. Fidel ha vivido, bien vivido a pesar de las miles de vicisitudes que ha padecido, más de ocho décadas. Muchos personajes a esa edad y que han jugado un papel, bueno o malo al servicio de sus pueblos, destacado en su nación, viven casi en el silencio o en el ostracismo, porque poco o nada pueden legar de su sabiduría a las futuras generaciones sociales.

Hoy, mucho más que ayer y fundamentándose en la senilidad (edad), se realizan campañas mediáticas de desinformación, de mentiras y engaños para descalificar la obra y el pensamiento de Fidel. Hasta en las Iglesias se reza para solicitar a Dios o al señor Jesucristo que Fidel muera lo más rápido posible. Cualquier libro que describa barbaridades o perogrulladas contra Fidel, inmediatamente los centros neurálgicos de la publicidad capitalista los convierte en best-seller para tratar de meterlo en el cerebro del lector como si fuese una exquisita comida al estómago.

Se sabe que Fidel tiene que morir como mueren todos los objetos y sujetos en el universo y como, es inevitable, que un día muera la Tierra y con ella todo el género humano viviente, la fauna y la flora. Sus enemigos, fundamentalmente los acérrimos, no deben preocuparse tanto por la muerte de Fidel sino, más bien, cómo alargar sus propias vidas para vivir más. Se sabe también, antes que desaparezca la Tierra con todo lo que tiene dentro, las ciencias, bajo un verdadero régimen de cultura y artes universales, crearán las herramientas o los elementos para prolongar la vida humana pero jamás se propondrán, salvo que algunos científicos sean reales locos de carreteras, descubrir o inventar una medicina o panacea que le ponga fin a la muerte.

Al final, se puede decir, de la vida física de Fidel, los poderosos medios de comunicación que sirven de voceros a los grandes amos del capital se han dedicado a situarlo o vender la idea de que ha sido un dictador antihumano, que ha cometido crímenes de lesa humanidad, que es un demonio o vampiro que se ha chupado y alimentado de la sangre del pueblo cubano. Las pobres y degeneradas biografías u opiniones escritas sobre Fidel por servidores públicos de la desinformación se caen o se caerán por el propio peso de sus mentiras. Sólo un dato basta para echarlas por la borda y ese dato es, precisamente, el que no aparece en ninguna de esas biografías u opiniones: la consulta a los niños y niñas como a los ancianos y ancianas de la sociedad cubana.

Fidel vive actualmente escribiendo y dando a conocer sus reflexiones. Si bien éstas no son leídas, analizadas y estudiadas por todas las personas que deberían tener la obligación de hacerlo para extraer profundos e inequívocos conocimientos sobre las realidades del mundo, podemos poseer la absoluta seguridad que los Estados imperialistas tienen organismos dedicados exclusivamente a esa tarea cada vez que Fidel publica una de sus reflexiones.

Nadie, de ningún sexo o raza, ha podido asimilar, acumular y dar a conocer un legado de conocimientos tan amplio y científico –por lo menos social- en este mundo como lo ha hecho Fidel durante la segunda mitad del siglo XX y la primera década del siglo XXI. Se podrá estar en contra del pensamiento y la obra de Fidel. Eso es completamente normal, porque son múltiples las tendencias del pensamiento social que se desenvuelven en el planeta Tierra. La humanidad no ha llegado a niveles de homogeneidad o perfección en la adquisición de conocimientos que permita verificar la existencia de una cultura y un arte universales. Cuando, como lo decía Lasalle, los trabajadores y la ciencia se abracen, aplastarán en su fuerte abrazo todos los obstáculos sociales que se interpongan en su camino, en su progreso, en su desarrollo.

Inventen lo que inventen, mientan lo que mientan, desinformen lo que desinformen, engañen lo que engañen los enemigos o ideólogos que tratan de desprestigiar o de negar la grandeza histórica de Fidel, su obra y su pensamiento, en la medida en que los pueblos vayan haciendo sus revoluciones para transformar el capitalismo en socialismo, se irá comprobando de manera irrefutable el inmenso y rico legado de conocimientos que ha puesto en manos y en la conciencia de quienes tienen, por un lado, el derecho y, por el otro, el deber de conquistar o de completar lo que Fidel no pudo hacer por razones obvias de tiempo y de realidades de espacio. El socialismo es, por encima de todas las nacionalidades, una consecuencia de la realidad internacional. Por esa razón, fue que Marx y Engels dijeron: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

Y cuando llegue ese día, ojalá sea bastante tarde, en que Fidel parta de este mundo de los vivientes para vivir, por lo menos, siglos y siglos en la memoria de los pueblos, sencillamente publicaré lo que a continuación sigue.

¡Se ha dormido el más grande!

¿Se ha marchado Fidel? No, mejor: ¡ha viajado Fidel! ¿Ha cerrado sus ojos Fidel? No, mejor creer que no hay silencio en el cielo, oran las estrellas, rezan juntos el sol y la luna, están cantando un himno los luceros, susurran los planetas en himnos universales. Los muertos por la vida se aprestan para recibir, entre poemas y canciones y flores y vivas, a Fidel como orador de orden en la plaza de los próceres y mártires y héroes. ¡Ha muerto, sólo físicamente, el más grande de todos los políticos y estadistas del siglo XX en la América entera!

¡Fidel va andando por el mundo ahora como comandante en jefe de refuerzo! El universo entero ha declarado un luto de no olvido o de memoria por el pensamiento y la obra de Fidel. Se escuchan las guitarras y los violines acompañando tambores y voces de pueblos rindiendo homenajes a Fidel. Frank País, tiene izada la bandera de julio en el cementerio de Santiago; Martí anda vivo en las calles de La Habana y escribe poemas de tierra brava; Camilo se reporta presente desde el mar; el Che avanza desde Santa Clara con su escuadra de guerrilleros de refuerzo; Celia Sánchez lleva en su pecho la flor de la revolución; Mella y Echeverría convocaron la presencia de los estudiantes; Ñico López camina descalzo hacia la plaza; Haydee Santamaría ya dio aviso del mensaje a Abel y al doctor Muñoz; el Titán de Bronce, Máximo Gómez y Céspedes con sus hombres de Yara y de Baire hacen una muchedumbre en la plaza y están ansiosos de conocer a Fidel.

Los santeros han llenado un templo de humo. Vaquerito anda abriendo una pica y que no quede una sola espina en el camino. Han bajado planetas y satélites con sus antorchas encendidas. Hay lágrimas vivas en los ojos grises de las nubes. El pecho del mar está inflado de dolor pero orgulloso mirando fijo el horizonte. Coronas de flores avanzan en columnas de victoria. Minutos de aplausos retumban testimoniando la admiración de miles de millones de hombres y mujeres por Fidel. Corren los maratonistas con banderas de unidad sin competencia. Hacen sus piruetas las gaviotas describiendo sus consignas. Un rocinante anuncia al Quijote la pronta llegada del distinguido visitante. Sancho le advierte que no es un gigante de largas manos, sino un hombre de idea universal. Los cantores ensayan para que se entone en coro armonioso el himno de la Internacional. Hay coloquios vivos de poetas muertos en todas las praderas del mundo. Neruda ya tiene escrito su poema para anunciar el futuro despertar de Fidel con el triunfo de la humanidad en libertad. Hay luz en todas las selvas y los cocuyos parecen guardianes eternos de la claridad. Túpac Amaru confirma que Fidel vive en millones de seres vivos que claman por redención social.

El túnel del tiempo parece un sendero de faros mineros y hay bruma en sus costados. Un arco iris de mil colores une la Tierra con el Cielo. Miles de combatientes han roto todos los silencios para la gran batalla del velorio universal. ¡Fidel no está muerto, sólo está comenzando a dormirse! Sudan sus manos de tanto haber creado el bien. Repican las campanas como cuando la victoria queda integralmente conquistada en la alegría de los niños y de las niñas sin distingos. Huele a tierra mojada. Hay rocío en todos los huertos del planeta. Miran los ojos de Fidel la dimensión del más allá. Acá están los pueblos para recordarlo con amor y alegría. Camilo Torres prepara la homilía vestido de guerrillero. Hay demasiada ternura en la sonrisa de Fidel. Por vez primera se encuentran Bolívar y Marx ya olvidado para siempre el mal episodio de una opinión efímera. Vallejo escribe su poema de vida eterna y Whitman poda la hierba que ha crecido con el tiempo. Hernández le pide a Lorca que resucite a la orilla de un río aunque no haya en la playa ninguna mujer mozuela. Rubén Darío ve en la vejez de Fidel el resplandor de la juventud. Guillén escribe “¡Fidel, camarada amigo!”. Machado ella tiene escrito”¡Bienvenido al caminante victorioso!”. Alí Primera compuso la canción “Fidel: el fuego que talló un sol”. Rafael Alberti anda declamando “Fidel: a galopar, a galopar con tus pasos de gigante que va dejando luz donde antes reinaba oscuridad…”. Y Salmerón, el loco, ha ofrecido su alma para que con Fidel siempre la lluvia no deje morir de sol a los bosques de la pradera. Y un anciano que se ha dedicado toda su vida sólo a parafrasear poesías, escribió lo que dice haberle nacido de su corazón: “¡Toquen suave, camaradas! No se olviden que Fidel sólo duerme. Se han callado los astros. La vida se detiene. Si ideal continúa. ¡Hablen suave, camaradas! El canto de la luna y la poesía del sol han creado un himno universal para que la luz que va naciendo brille y luzca. ¡Toquen y hablen suave, camaradas! Fidel, simplemente, está dormido. Ya sembró el ideal que ilumina pueblos. Cosecharemos en su nombre, camaradas, victorias. ¡Fidel ha reflexionado. Recojamos su legado. Es todo, camaradas”.

¡Fidel sigue siendo un arma cargada de futuro! Jara toca una guitarra vuelta sus manos luego de la muerte del tirano Pinochet. La Higuera hace una asamblea de árboles, quebradas y escuelas. Hay llovizna de luto en toda la Sierra Maestra. Santiago de Cuba asume todo el heroísmo de la obra de Fidel. Hay parada de pioneros con sus manos levantadas al sol. Marchan combatientes por los montes en reflexión continua de redención. Vuelan bajos los halcones y suben luego a las nubes donde descargan su llanto. Están en diálogo los dioses naturales con los hijos de lluvia y sol. ¡Fidel, se está durmiendo!

Hay alegría desbordada en los enemigos de la libertad. Creen, erróneamente, que Fidel ha muerto. Piensan que han vencido en la batalla de las ideas. Aseguran que con la muerte de Fidel han partido, para no volver, los conceptos ciertos de la historia. Están errados: ¡Fidel vive, sólo se está durmiendo!

Suenan los clarines. A Fidel no le gusta el silencio permanente. Quiere escuchar himnos y no lamentos. Sabe que aún hay millones de seres humanos infelices sobre la faz de la Tierra. Los combatientes de Martí siguen cultivando las rosas blancas. En las barricadas están cantando la Internacional y los comuneros recuerdan el espíritu de la Marsellesa. Ya no es tiempo de Lutero para reformas. De lo que se trata es de la Revolución. ¡Pa’lo que sea Fidel, pa’lo que sea!

¡Camaradas: ya Fidel está dormido! Por favor: que no hayan dolores ni despedidas; que ningún lamento se deje escuchar de la boca de un revolucionario; que ningún prólogo de lisonja se escriba sobre Fidel por alguna mano amiga y camarada; que ningún epílogo se dedique a lo que no pudo hacer en vida, sino a lo que falta por hacer siguiendo el ejemplo vivo de su presencia revolucionaria en la Tierra.

¡Está dormido, el camarada Fidel! Se mueve su barba guerrera con la brisa del pensamiento que hace su camino andándolo. Se le miran sus iris como observando un mundo entero a través de sus ojos dormidos. Que se agiganten los pechos de pueblos enteros por el ardor de la libertad. Que se inflen los corazones de combatientes y más pronto se conquiste el sueño que nació con la humanidad: su emancipación social.

¡Fidel, camaradas, se ha quedado dormido!, como si fuera una gran roca de la montaña o del mar, en silencio pero moviéndose. Eso no es una catástrofe. Es la razón última de la vida que lo ha visitado. Sólo está dormido el más grande.

¡Camaradas: Fidel, está dormido! Por ahora, no lo despierten, sólo está reflexionando. ¡Pa’lo que sea Fidel, pa’lo que sea!

Fidel supo ganarle al tiempo todos los estados del reposo para conocimiento del hombre y del mundo en beneficio de la humanidad.



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Freddy Yépez


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