Sin el pueblo no hay cambios en Colombia

La situación política de la nación caribeña, no se soluciona con una simple elección, menos aun con los antecedentes de inseguridad e irrespeto de la voluntad popular que ha reinado en esa nación  durante prácticamente toda su historia.   

En Colombia, lo mismo que en Estados Unidos, no, se mueve una hoja, sin que los poderes económicos y militares, que actúan en un solo bloque, lo autoricen. Por eso han matado  presidentes y otros Altos  funcionarios, por eso el lobby sionista mueve tantos millones de dólares inorgánicos en las esferas que controlan el poder en USA e Israel.  El asunto del poder político colombiano  pasa por las apetencias de una oligarquía que se enquistó en el empoderamiento de las riquezas de esa región y es a la vez tributaria servil del poder sionista imperialista que la controla y maneja a su antojo, mientras la alimente de dinero y vanidad.

    El país andino, convertido hoy en un gigantesco portaaviones estacionario, tiene sobre si una red de dominación estratégica, que se encarga de impedir cualquier avance que se pretenda lograr por la vía pacifica. Ningún gobierno, así se denomine de la tendencia que sea, de la posición que sea, del color que sea; no podrá avanzar en su consolidación y logros, si no acata primero el mandato de los interesados en mantener el orden establecido tal como está. No importa como se llame el candidato que logre ser ganador de las elecciones próximas en Colombia. Ya verán que apenas sea declarado ganador, tendrá que pegar la carrera a Washington, apenas se cuadren los numeritos electorales.

    La política de Colombia, que es dirigida directamente desde el norte, no tendrá  un ápice de cambio. A menos que sea el pueblo el que se imponga de manera clara y abierta y para ser honesto, yo no veo un candidato que tenga el guáramo y el respaldo popular en estos momentos como para retar a las fuerzas gorilas que controlan las armas y la economía en Colombia. Cualquier factor sorpresa que se pueda destacar y causar preocupación en la oligarquía o en las esferas de poder imperialistas, será eliminado, como han sido en el pasado, eliminados todos los hombres que tuvieron un perfil decente e independiente de las cadenas de dominación.

     El papel asignado a esa nación, desde Santander para acá, ha sido el de un triste y vergonzoso esquirol regional, que es usado para sembrar la división y la discordia entre sus vecinos. Para eso ha sido menester, aterrorizar a su población y arrancarle violentamente toda capacidad de reacción y organización; que pueda conducir a la instauración de un gobierno respetable y legítimamente defensor de los intereses de la población. El caso mas patético es el del desprendimiento forzado de panamá, de su territorialidad, tan solo por que la oligarquía quería un poquito más de lo que le ofrecían en el canal. La Colombia de hoy está signada por el paramilitarismo asesino, al servicio de los intereses de la oligarquía, por el narco tráfico que se ha convertido en la primera fuente de alimentación de sus arcas, por una destrucción de la institucionalidad, que se da el lujo de poner un numero muy importante de narcoterroristas en el congreso y hasta en la presidencia del país, siendo el colmo el levantamiento de un expediente de narco trafico y delincuente de alta peligrosidad al actual presidente Álvaro Uribe, quien es colocado en el ranquin  82 en la lista de los fichados por el departamento de justicia yanqui. Mediante esa especie de espada de Damocles, le ordenan lo que quieran al presidente, y este obedece sin chistar, para suavizarlo más, le ponen el ejemplo de los colaboradores que se quisieron revelar, tales como Saddam y Noriega. Ese mensaje le llega fuerte y claro, por lo Uribe se muestra muy obediente y poco resistente, cuando le ordenan reprimir y masacrar a su pueblo, atacar  a otras naciones y defender los intereses yanquis en el mundo, mandar tropas a asesinar en otras regiones del planeta. Por órdenes del sionismo imperial, en Colombia, por instrucciones de gobierno: se asesinan periodistas, se desplazan campesinos, se asesinan sindicalistas, se persigue y mata a los indígenas, se violan todos los derechos humanos de la población, se protegen las transnacionales, se entregan las riquezas naturales, se destruye la vegetación y,  los nacientes acuíferos entregados a empresas yanquis, se incrementa la siembra y producción de drogas, se les entrega sin restricción alguna el espacio terrestre, aéreo y acuático a las fuerzas de intervención sionistas imperiales.

      Los gobiernos que lleguen pacíficamente en Colombia, les será permitida su instauración, solamente sin siguen el libreto norteño. Cualquier otra actitud no es permitida y para frenarla, están a la orden los sicarios y agentes asesinos, entrenados por los expertos y mejores asesinos del orbe: los agentes del MOSSAD  Israelí y la CIA. Eso lo deben saber todos los que conocen la historia y la costumbre anglosajona yanqui. La madre de todos los genocidios desde hace más de 200 años para acá. Son esos mismos factores de poder, los que acentúan su agresión hacia Venezuela en este momento, los que no les importa generar las muertes que sean, con tal de servir a sus amos y sus intereses oscuros

                                          

 javierdelvallemonagas@gmail.com

  

   



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Javier Monagas Maita


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