Política y pensamiento

La política es tan importante para las sociedades, que no puede ser abordada desde dogmas de ningún tipo, ni religiosos, ni culturales, ni ideológicos, sino permitir que las ideas fluyan y se enreden, se estrellen, se unan, y así se generen algunas mejores o peores o al menos distintas que ya es bastante. Tratando siempre de no tropezarse con prejuicios y miedos.

En mi opinión, el analfabeto político del que nos habla Bertold Brecht, no es solo el que no participa en la política, también está el que dice que participa, pero solo él, y no permite intentos de generar debates necesarios para el enriquecimiento intelectual del grupo.

En los debates habituales sobre política se observa dos casos típicos, uno cuando se orientan a un discurso unidimensional, que generalmente es aprendido con puntos y comas, lo cual no permite salirse mucho de ahí, y si alguien intenta ir más allá hasta se molestan, se van y tratan en lo posible de acabar la reunión. Y por otro lado tenemos los típicos taylorianos, piramidales, donde las ideas deben ser de arriba hacia abajo y nunca al revés, ¡sacrilegio!, se propone algo y se vota, sin mediar análisis alguno, argumentando que cualquier otra idea es solo una pérdida de tiempo.

En estos espacios, al menos desde las instancias de la revolución, las iniciativas se encienden generalmente por una campaña electoral cercana, y cómo todas son importantes, siempre se deja la formación y el debate para después. Quiero resaltar también que hay buenos debates aunque no creo que sean la mayoría, y si se fueran a examinar estos casos el artículo tuviera otro título.

Es cierto que el apasionamiento es útil a la hora de emprender una batalla, principalmente en caso de elecciones, sin embargo, estamos en guerra, y (tendríamos que leer a Sun Tzu) para entender que siempre van a haber batallas y podemos ganar unas y perder otras, pero lo importante es ganar la guerra, el enemigo tiene todos los recursos económicos del mundo, y es muy buen estratega, maestro de la publicidad. Y esta guerra en particular tiene una connotación evidente de manipulación, que pretende ir directo a la mente,  para esto tiene todos los medios, incluyendo los de comunicación, y el cine, el centro comercial, la calle, la acera, la esquina. Si ante este escenario no propiciamos la creación de un pensamiento crítico en nuestra población, al final podríamos perder la guerra.

No es solo el apasionamiento lo que nos garantizará la continuidad de la revolución, por el contrario, este apasionamiento tarde o temprano se acaba, por eso las grandes altibajos en los procesos electorales, la abstención baja muchísimo cuando es Chávez, y eso es porque esa pasión es efímera, viene y va, y se activa al máximo cuando esta en juego el que enciende la mecha. Es que como la ira, la alegría, la rabia, nadie está permanentemente en unos de estos estados; pero que distinto cuando seguimos un proyecto porque lo entendemos, porque estudiamos cómo se formó, que razones lo llevaron a ser lo que hoy es, en qué momento se encuentra, cual camino debería seguir, solo si nos adentramos en él y lo asumimos plenamente, podremos llegar a dejar de depender de arrebatos que no aguantan un buen debate, ni mucho menos una buena maleta de dinero.

A este entendimiento profundo del espacio y tiempo donde estamos solo llegaremos si re-aprendemos a pensar por nosotros mismos, lo cual nos permitirá encontrar en el proyecto de socialismo bolivariano elementos que nos identifican, como personas, como familia, como comunidad, como país, como humanidad, como naturaleza.

El Presidente Chávez es un gran líder, y no hay duda que es el primer promotor del debate a todo nivel, aunque parece que a algunos cuadros no ha llegado el mensaje, ya que siguen reaccionando como robots ante cualquier idea, y no del Presidente Chávez que sería muy bueno, sino de cualquiera que crean revolucionario (¿con que argumento?) dejándose llevar por algún discurso con el cual se identifican (para profundizar sobre este hecho habría que leer también a Guy Debord, la sociedad del espectáculo) sin conocer bien quién es la persona en realidad, porque mas allá del discurso esta la persona que se comporta de una forma y eso es lo que la define, como nos enseño el viejo Marx; la acción social define al ser social, palabras más palabras menos. Y esta actitud es más evidente a través de los nuestros medios, sin pensar críticamente, tratando de ver un poco más allá.

Uno de los mejores elementos para este análisis necesario es el debate, la dialéctica; expongamos nuestras a ideas al exterior, en cualquier espacio, en la casa, el trabajo, la comunidad, la cola, en la cancha, el gimnasio, el parque, y permitamos que nuestros receptores las procesen y nos den el gran favor de la crítica, que nos permitirá iniciar ese hermoso proceso cuándo nuestras mentes empiezan a crear y rescatar conceptos que ayuden a los demás a entender nuestro parecer, entender el del otro o porque no, generar nuevas. Claro está, debe haber algunas reglas preferiblemente conversadas antes, como lo son, el respeto a las ideas de los demás, la tolerancia, normas básicas del buen oyente y buen hablante, eliminar las ofensas y las críticas destructivas, evitar el discursismo, y por ahí varias mas.

Lo que no podemos permitir es convertirnos en autómatas, creyendo todo lo que se dice en un medio de comunicación así sea de los nuestros, porque en ese caso, seremos unos disociados chavistas, pero disociados al fin, con toda la neurosis que eso significa, queriendo convencer a los demás porque si, sin capacidad para defender lo que con tanto esfuerzo se ha hecho en estos años y sin poder explicar el proyecto que se está construyendo, y en ese momento nos convertimos en el peor enemigo de la revolución.

El cerebro hay que ejercitarlo, y el pensar es una actividad que se desarrolla, que se aprende, a través, como todo en la vida, de su práctica, en tal sentido busque en internet, en bibliotecas, formas de hacerlo, hay procesos básicos que soportan el pensamiento, como lo son, la observación, descripción, comparación, clasificación, análisis, síntesis y evaluación, aplicando estos procesos a fenómenos de cualquier tipo, políticos, económicos, sociales, culturales, mediáticos podremos iniciar ese camino a convertiros en revolucionarios críticos y podríamos mejorar mucho nuestra capacidad de discusión hasta volvernos, porque no, personas de esas que llaman inteligentes.

Necesitamos un pueblo que piense, que sea capaz de entender las dimensiones del enemigo, contrarrestar sus tácticas, descifrar sus estrategias, desmontar sus manipulaciones, anticiparse a sus movimientos, planificar nuestros pasos a largo plazo, que piense antes que actuar, que sea capaz de revisarse y mejorar continuamente. Solo así podremos triunfar en esta larga contienda a la cual le falta mucho recorrido, pero si lo pensamos bien y si revisamos nuestra historia, no es primera vez que vencemos a grandes imperios.

*Ciudadano del mundo

De nacionalidad grancolombiano

Ferviente defensor de la revolución y la ecología (¿o eco-socialismo?)

Trabajador de la nueva PDVSA y miembro del FSTP

sotogs@gmail.com



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Guyén Saúl Soto (*)


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