Juzgando a un líder

No se juzgue a un líder por su apariencia, por su pasado, por su vestimenta, por su país de origen, por su forma en la que habla o por lo que diga la gente de el, ni por su religión o ideología. La experiencia interna que promete resolver con obras sociales u obras publicas, tampoco sirven para juzgar a un líder.

La mejor medida para juzgar un liderazgo es la experiencia vivida con el. Las soluciones morales, espirituales en la práctica, distinguen un verdadero liderazgo, es la precisa para distinguirse de los otros liderazgos por su posición responsable de hacer política para cambiar una democracia por una verdadera democracia ética para producir una sociedad colectiva, sencilla y con amor.

Tampoco se lo puede juzgar por el número de seguidores o por su capacidad oratoria, un buen orador atrae seguidores en cualquier parte aunque no haya nada concreto en su discurso. Los líderes verdaderos no buscan la gloria personal aunque lo merezcan. Su capacidad, humanismo, carisma, lo coloca lejos del bajo nivel de individualismo que se ve en este mundo.

Los lideres han venido en todas las épocas, los hay, mentirosos, religiosos, lujuriosos, asesinos, militares, profesionales, campesinos, sindicales, existen hoy en día y seguirán llegando para la bendición o maldición de los pueblos. Depende del atolondramiento de la mujer y del hombre conservarlos en su liderazgo.

¿Cómo distinguir entre un verdadero y un falso líder? No hay norma o formula que permita distinguirlo, excepto la experiencia, única forma de comprender lo verdadero de lo falso, lo correcto de lo equivocado, entre la teoría y la practica. En estos tiempos donde el dinero es la vida, no se encuentran liderazgos competentes, por lo tanto la fe ciega, la propaganda, las promesas o nuestra preocupación por mejorar nuestras vidas, no son elementos para valorar a un líder.

La fe ciega es uno de los mayores obstáculos que debemos superar, o lo que escuchamos, leemos, sin investigar hasta que punto nos llevara esta fe ciega, de lo contrario no estaríamos apoyando un verdadero liderazgo. Primer paso para aprender acerca de la realidad.

En la actualidad los medios de comunicación nos acerca las charlas al pueblo con velocidad increíble; creer en ella y asegurar que nos salvara, pero, cuando llegan las desgracias con todos los sufrimientos nos damos cuenta de nuestro error. Es hábito de la masa estar apegado a promesas, estas ocupan todos los pensamientos mientras su vida es desesperada por la impotencia.

Olvidamos que el mejor liderazgo es el pueblo unido, porque jamás será vencido, lamentablemente en la mayoría de la historia no pasa de ser un slogan que la masa utiliza por interés de unos cuantos con aspiraciones de liderazgo. Seguimos siendo escalera, una tras otra, y esta no sube al cielo, nos dejan aquí mismo con nuestra realidad.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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