Un Grano de Maíz

Asombro y Revolución

Las revoluciones se construyen sobre asombros, lo revolucionario se sale de lo común, de lo ordinario, es extraordinario, y por eso maravilla.

Imaginemos la perplejidad del pueblo cubano cuando en la madrugada del 26 de Julio un grupo de jóvenes asalta uno de los mayores cuarteles del país, armados con la extraña pasión de servir, de dar.

Aquel acto de altruismo, en un mundo de mezquindades… asombró.

Y allí nació la Revolución que sigue pasmando con el Gramma, con la Sierra Maestra, y después, ya en La Habana, la Revolución sorprende todos los días con el rompimiento de las conductas del pasado y el establecimiento de nueva ética.

Ahora la austeridad se transformó en valor, y derrotó a la ostentación. El sacrificio por la sociedad se hizo norma que combate al egoísmo, el pueblo movilizado y organizado, entrelazado con los dirigentes que nacieron de sus entrañas, descubre el poder del colectivo y la sociedad toma la importancia que derrota al individualismo.
 

Es así, sobre el asombro, que es romper con los valores que encadenan a los pueblos, como se erigen las revoluciones. Y es sobre ese rompimiento transformado en épica que se sostienen.

La Revolución Bolivariana nace en el asombró del 4 de febrero, en la austeridad del uniforme de campaña prisionero en Yare, en el milagro de ganar al oligarca en su propio terreno y con sus propias reglas.

La Revolución Bolivariana asombra en abril, cuando todo parecía concluido, cuando el enemigo ya tomaba champaña en las copas de sus privilegios. Y sorprende con las Misiones, prueba del amor que no traiciona.

Ahora la Revolución Bolivariana enfrenta el reto de sostenerse, de construir una épica en las difíciles condiciones de ser pacífica, y por lo tanto, convivir con los valores enemigos.
Las revoluciones pacíficas, rodeadas de tentaciones, requieren de gran esfuerzo moral para producir asombros y romper con las reglas del pasado, pero si esa Revolución ocurre en un país rentista, entonces, el esfuerzo alcanza niveles de heroicidad, de hazaña.

Entre nosotros, con unos medios de deformación bombardeándonos constantemente con valores oligarcas, la épica debe ser construida con el ejemplo de una conducta que choque, que rompa, que asombre.

La conducta de los dirigentes nuestros, que es la principal fuente de educación, debe ser extremista en la austeridad, en el sacrificio. La entrega a la causa revolucionaria debe ser ejemplo, referencia de nuevos valores.

Los dirigentes, su manera de vestir, de festejar, toda su actuación, su vida, debe rezumar el rompimiento con las viejas señales de poder, con el oropel, y debe indicar la instauración de la nueva ética, la que prestigia la entrega al colectivo, el altruismo.
 

Es necesario, por ejemplo, que retomemos, sobre todo los dirigentes, el trabajo voluntario, no como un paseo dominical espasmódico, sino como el extraordinario instrumento educador que es el esfuerzo sólo recompensado con la satisfacción del deber social cumplido.

Así se construirá la épica que sostiene y nos prepararemos para nuevas hazañas.
 
 

¡Chávez es Socialismo!
!El Nobel para los Cinco!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!


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Antonio Aponte

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