Fidel les responde a los traidores.

Sin temor a que se me califique de dogmático, ortodoxo, o simple talibán  pero en Fidel encuentro siempre  respuestas a mis dudas en  cuanto al  transitar de la lucha de los pueblos por la redención  y no solo desde el aspecto estratégico del movimiento revolucionario mundial sino hasta  de sencillas  expresiones humanas que por sencillas  no dejan de afectar positiva ( honestidad, compromiso, humildad, amor, etc.) o negativamente ( egoísmo, arribismo, mentira, etc.) el proceso transformador. 

A Fidel nos aferramos convencidos, cuando en los años noventa parecíamos quedarnos sin banderas. 

Con Fidel  transitamos el desierto,  donde, hablando en términos financieros  compramos todas las acciones, de Marx, Lenin, Bolívar, Marti, Mariategui y de todos los que se entregaron a la utopía socialista. 
 

Unidos a Fidel vimos  rodar caretas de izquierda, que antes la pérdida de fe en el despertar del pueblo,  afloró el individual propósito, conformándose  algunos, con el vil papel de indigentes políticos, rastreando en el basurero de la derecha miserables cuotas de poder.  

En el periodo especial,  cuando en Miami se hacían apuestas de cuando caí Cuba Socialista, con Fidel  sentimos elevarnos, dignos,  convertidos  en gigantes  de  espíritu y conciencia, que no pudo  arrasar el tsunami neoliberal. 
 

Con Fidel nos abrazamos a un Chávez a partir del 4 de Febrero de 1992, que aun sin vislumbrar en él una clara orientación socialista,  nos enseño  que lo más importante era la fidelidad  infinita al pueblo y lo demás vendría producto de la maravillosa dialéctica. 

Hoy cuando America Latina esta a la vanguardia de la lucha liberadora, demostrando que el único modelo anacrónico es el capitalismo con sus formas de explotación, exclusión y discriminación y Venezuela se convierte en el  centro neurálgico de esa confrontación, podemos decirles a los traidores, a los traufugas como Américo Martín; Pompeyo  Márquez, Teodoro Petkoff Malec, Ismael García, Pablo Medina, Gabriel Puerta y a  otros tanto, podemos  decirles con palabras de Fidel: 

  “..Desprecio la existencia que vive aferrada a las bagatelas miserables de la comodidad y del interés. Pienso que hay una edad de la que el hombre no debería pasar, es aquella en que comienza a declinar la vida, cuando se apaga la llama que encendió el momento más luminoso de cada existir, cuando decaen las fuerzas que alientan sus pasos en la etapa digna; entonces, se les ve penetrar cabizbajos y arrepentidos, cual viles renegados, en el más profundo pantano de la abyección. Se avergüenzan en su fuero interno de lo único noble que tuvieron en su vida, los años de desinterés, generosidad y desprendimiento; es la pendiente de lo que hicieron y hacen lo contrario de lo que predican; miran  a partir de ese instante su propia juventud como ingenuidad, locura, inexperiencia y sueño, sin reparar que en realidad comienza la impotencia, la frustración, el engaño y el sometimiento, la marcha atrás miserable y ridícula, el espectáculo triste del hombre desandando el camino recorrido para no volver a comenzarlo jamás.”  Fidel; Diciembre 1953 Presidio Modelo, Isla de Pino.

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José Ovalles


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