Burocracia socialista

No es lo mismo que socialismo burocrático, al menos así lo pienso, quiero pensar que no es lo mismo

Platón manifestaba posturas socialistas en sus pensamientos, para pasar a nuevas formas en la edad media, para caer después en los siglos XIX y XX, con posturas de menor rigor que las de Carlos Marx.

Sin embargo y pese a todas esas manifestaciones, hay algunos principios esenciales de las corrientes socialistas que le dan cierta unidad al concepto sobre Socialismo. Limitan la propiedad privada de los medios de producción, desembocando en una simple prohibición para no dar lugar a la explotación del hombre por el hombre, sus recursos centralizados. Limitación por el interés privado o bien, en otros casos, la prohibición de que los particulares lo exijan.

La burocracia se convirtió en el modo de organización humana en el viejo continente con la llegada del Industrialismo y con las colonias en la América colonizada. En este particular sistema de organización, la persona ocupa una casilla perfectamente marcada en el trabajo, con un sitio en la jerarquía vertical, una cadena de autoridad que va desde el patrón hasta el peón o en la actualidad desde el Ministro al director y de los directores al empleado. Sus relaciones de organización tienden a la permanencia, por consiguiente, cada individuo ocupa una función determinada en un medio más o menos determinado, respetando líneas divisorias con infraestructuras ancladas en sus sitios. Entonces preguntémonos ¿Cuál es la diferencia entre la burocracia de ayer, en la revolución para el Socialismo que queremos construir, con la burocracia de hoy? NINGUNA.

La burocracia socialista es igual a la burocracia capitalista. Simplemente la burocracia no distingue ideologías ni políticas, en EEUU, Venezuela, China, Rusia, Europa, América Latina, en todas partes, la burocracia considera al hombre como un impotente engranaje de una enorme maquina, en una visión de pesadilla, en donde el hombre o la mujer se encuentra petrificado en un angosto nicho, siempre igual, dentro de una conejera burocrática, cuyas paredes estrujan la dignidad individual y colectiva, aplastan la moral y personalidad, obligando al pueblo a conformarse.

Como las organizaciones e instituciones crecen, la burocracia también crece, amenazando por convertirnos en la más despreciable, amorfa e impersonal de todas las criaturas. Personas faltas de esperanzas y fe en el sistema burocrático que es el administrador de las políticas de una nación. Que esta cuestión sea tan exasperarte, se debe a que la organización es parte imprescindible de todas nuestras vidas. Más aun, si sabemos que no tenemos el tiempo ni la sabiduría suficiente para cambiar las instituciones y volverlas a crear mejores. Por tal motivo no podemos destruir las instituciones, “Pero tenemos que hacer algo pronto” porque esta nueva burocracia, detiene el cambio, la oportunidad, la acción rápida y eficiente que la revolución exige.

El problema esta en que la burocracia no cambia, se convierte en sistematizada, se aferra y no quiere desaparecer. ¿Por qué? Porque se aprovechan de nuestro conformismo mental, mantienen las mismas estructuras y actitudes, lo que cambia radicalmente que da vértigo, son los funcionarios, conservan los prejuicios y complejos, desplazan responsabilidades, transformando grandes estructuras de organización, para ser montadas bajo nuevas formas recompuestas una, otra y otra vez, departamentos y secciones, surgen de la noche a la mañana para luego desaparecer en otra institución, que luego es olvidada, colocando otra organización con otro jefe, por encima de este, y así sucesivamente.

La improvisación, el desorden, el desconocimiento, la falta de experiencia aumentan y consolidad la burocracia en cualquier sistema político. La burocracia domina las clases sociales, no distingue polos antagónicos. El Poder Publico es igual que el Derecho, un instrumento de presión, han sido, son y serán mecanismos burocráticos, para que el hombre no se reconcilie con el hombre y con el sistema.

La producción se convierte en patrimonio común de una sociedad sin clases. Desaparece la oposición entre explotadores y explotados. Nadie todavía a precisado con exactitud como será la era socialista, ni fija el momento histórico de su llegada permanente. Nuevamente todo depende de la relación hombre-estructura-tiempo.

Por otro lado nuestra mentalidad latinoamericana tradicional, no estimula a aplicar el trabajo, preferimos la vida cómoda y tranquila, a la del norteamericano o europeo amasador de fortunas, consumidor de las satisfacciones más costosas.

Tales cambios en la estructura gubernamental son solamente los más notorios. A nivel inferior también todo se agita. La reorganización interior en las instituciones se a convertido en el pan de cada día, con los cambios diligénciales. El cambio crea un clima completamente nuevo y una nueva serie de problemas en la forma de organización, significa que las relaciones de la persona con cualquier estructura se ven truncada en el tiempo. A cada cambio tiene que orientase de nuevo el volver a empezar. Mientras estos cambios no consideren al tiempo como un recurso económico no habrá eficiencia. La burocracia utiliza al tiempo como su aliado, es el pan de cada día.


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Raúl Crespo


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