Lucaks y la democracia socialista

Sería conveniente que quienes se autodefinen como “marxistas”, y aquellos recién conversos al socialismo se pasearan por algunas opiniones vertidas por George Lukacs en entrevista concedida a Perry Anderson hace ya bastantes años (1971) disponible en http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/lukacs_g/de/lukacsgde00010.pdf. En primer lugar reconocerían algunas indicaciones para diferenciar a las democracias burguesas de la democracia socialista. La democracia burguesa, dice Lukacs, data de la Constitución francesa de 1793, en la cual se consagra la división del individuo social en “ciudadano” para la vida pública, dotado de derechos universales, mientras en la vida privada, se legitiman los intereses egoístas, particulares y desiguales del modo de vida burgués. Este desdoblamiento genera una democracia idealista, una democracia que encubre la realidad de las desigualdades materiales de clase. Si fuese poco, Lukacs califica a Guevara de “representante heroico del ideal jacobino”, opinión que merece atención y debate, dada la confusión permanente entre jacobinismo y el socialismo revolucionario en América Latina y el Caribe, reforzada además, por una identificación poco reflexiva con la experiencia histórica bolchevique. La historia de las ideas socialistas en América latina sigue estando anclada a las actitudes de aceptación idealizada o de rechazo absoluto a la experiencia de la revolución rusa. Todavía hoy, no se realiza una apreciación en profundidad de las diferentes fases y prácticas de la transición al socialismo en esta experiencia revolucionaria. Incluso, se encubre la historia de distanciamientos y atracciones entre la experiencia de la URSS y la revolución cubana. El nacionalismo popular revolucionario de Cuba devino en un socialismo nominalmente marxista-leninista pero con una contracara popular, martiana, basado en la propias experiencias antiimperialistas. Todavía hoy, el poder estableció en Cuba se debate en las tensiones de su ideario socialista revolucionario. Aunque Lucaks reconoce el heroísmo de Guevara, considera que es preciso plantear la construcción de un socialismo de la vida cotidiana que prefigure modalidades de trabajo socialistas basadas en las experiencias de los consejos. Más allá de un socialismo administrado por una burocracia de partido único, el asunto candentemente debatió es si existe otra posibilidad de plantear la democracia socialista. Igualmente cuestiona que el desarrollo económico, calcado de los ideales capitalistas de nivel de vida y consumismo, sea condición necesaria para el Socialismo (Krutschev). Alcanzar y superar el nivel de vida de los “capitalismos avanzados” se convirtió en el espejismo desarrollista de los colectivismos burocráticos, de su oligarquía política, perdiendo la carrera del capitalismo “compitiendo con sus propias reglas de producción y consumo”. Productivismo y consumismo no rompen cualitativamente con el modo de vida capitalista. El desarrollismo de izquierda es la ruta mas segura para restaurar en cualquier abrir y cerrar de ojos, el metabolismo del capital. Mas bien, es la democracia de consejos, el medio político y educativo indispensable para dar lugar a una subjetividad económica socialista, radicalmente distinta del “homo oeconomicus”. Lukacs plantea que una ruptura, una discontinuidad con el estalinismo es una premisa necesaria para renovar el ideario socialista. Y la discontinuidad radical con el estalinismo sigue siendo una tarea pendiente de los partidos nominalmente y ortodoxamente leninistas y trostkystas, en los cuales predomina una variante jacobina de una izquierda que adolece de una precaria imaginación democrática. Por tanto, ni jacobinismo, ni desarrollismo, ni estalinismo. Tres certeros disparos a certezas amalgamadas en el imaginario de izquierda. En su ontología del ser social, Lukacs retoma cuestiones candentes de “Historia y conciencia de clase”, como la relación entre causalidad y teleología para fundar un socialismo de la vida cotidiana que no expulse la categoría trabajo del análisis, superando las antinomias entre la “necesidad” y la “libertad”. No solo hay causas y condiciones, hay fines, proyectos y decisiones. Un buen pretexto para re-discutir la alternativa de la “filosofía de la praxis”. Todo este debate reabre la discusión de Gramsci sobre los límites naturalistas y positivistas del “Ensayo popular de sociología marxista” de Bujarin. También será necesario dedicar algunas líneas al texto de Bujarin, que formó parte de la formación del propio Rómulo Betancourt en Venezuela. Así mismo, Lukacs nos sugiere distanciarnos de cualquier “reconciliación de la realidad establecida”, volviendo a un tópico recurrente en Marx: crítica radical de lo establecido. Así mismo cuestiona la política sectaria del tercer periodo, en la que se plasmó en un viraje de la Internacional hacia el ultra-izquierdismo más atroz. Allí, la socialdemocracia era igual que el fascismo y, por lo tanto, era el principal enemigo. Esta política errada aisló a los partidos comunistas y dividió de una forma criminal al movimiento obrero internacional. Como vemos, mucha tela para cortar y para fecundar líneas de debate. Para retomar el legado de uno de los más importantes intelectuales del marxismo del siglo XX.


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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

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