Traducción especial para este boletín de Rossana Cortez, de “Une biographie politique de Staline”, versión publicada en Marxist Internet Archives/français/León Trotsky/Œuvres 1930. Las notas fueron preparadas para esta edición, salvo las que tengan aclaración en contrario.
Seis años de lucha desde la muerte de Lenin, seis años
de lucha contra Trotsky, seis años de régimen de los epígonos[1],
primero la troika[2], luego la banda de los siete, finalmente el único,
todo el significativo período de la declinación de la revolución, de su
reflujo a escala internacional, de la disminución del nivel teórico,
nos han llevado a un punto crítico al más alto grado. Con la victoria
burocrática de Stalin ha culminado un gran período histórico, y al
mismo tiempo, se pone de manifiesto el carácter ineludible de su
derrota en un futuro próximo. El encumbramiento de su burocracia
anuncia su crisis. Puede ser más rápido que su ascenso o su
declinación. El régimen del socialismo nacional y su héroe llegan bajo
los golpes, no solamente de las contradicciones internas, sino también
del movimiento revolucionario internacional. La crisis mundial va a
darle a este último una serie de nuevos impulsos. La vanguardia del
proletariado no podrá y no querrá ahogarse bajo las garras de una
dirección molotovista[3]. La responsabilidad personal de Stalin está
comprometida. Entran en el alma dudas y ansiedad, incluso de los que
están más templados. Y Stalin ya no puede dar más que lo que tiene.
Está amenazado por una caída que puede demostrarse más rápida en
proporción al carácter artificial de su ascenso. En todo caso, Stalin
es el personaje central en el actual periodo de inestabilidad. Las
características de Stalin tienen un gran interés político en relación
al curso del XVI Congreso[4]. El número actual del Biulletin
Oppositsii[5] está dedicado en gran medida a la caracterización del
jefe del aparato como político y como teórico. En las líneas que
siguen, hemos querido contribuir con algún material a la biografía
política de Stalin. Este material es muy incompleto. Hemos elegido lo
esencial de lo que tenemos en nuestros archivos. Pero temporalmente le
faltan a éstos, muchos materiales y documentos, quizás los más
importantes. De los archivos de la policía, que fueron interceptados y
copiados durante décadas, las cartas de los revolucionarios,
documentos, etcétera, Stalin, en el curso de los últimos años, reunió
meticulosamente materiales con los que pudo, por un lado, guardar un
botín sobre sus amigos poco confiables, arrojar sombras sobre los
oposicionistas, y ante todo, protegerse él y sus partidarios contra la
publicación de tal o cual episodio que ataquen al falso monolitismo
creado artificialmente por sus biografías. No tenemos esos documentos.
Hay que recordar la insuficiencia de nuestra información para apreciar
el material que sigue.
El 23 de diciembre de 1925, la siguiente
información policial fue publicada en el periódico del partido en
Tiflis, Zaria Vostoka, por amigos muy cercanos de Stalin.
“Según
la información recibida de la agencia, Djugachvili era conocido en la
organización por el sobrenombre de Sosso y Koba, trabajó a partir de
1902 en el partido socialdemócrata, primero como menchevique, luego
como bolchevique, como propagandista de los primeros distritos
(ferrocarriles)”.
En relación con esta información policial
publicada por sus partidarios, no se publicó ninguna refutación de la
que tengamos conocimiento. De esta información se desprende que Stalin
comenzó siendo menchevique.
En 1905, Stalin estaba entre los
bolcheviques y tomaba parte activa en la lucha. ¿Cuáles eran sus ideas
sobre el carácter y las perspectivas de la revolución? Por lo que
sabemos, no existe ningún documento conocido sobre ese tema. Ningún
artículo, discurso o resolución de Stalin fue reproducido. ¿Por qué?
Evidentemente, porque la publicación de los artículos de Stalin o de
las cartas de ese período no podían más que perjudicar su biografía
política. No hay otra explicación para el obstinado olvido del pasado
del “jefe”.
En 1907, Stalin participó en la expropiación del
banco de Tiflis. Los mencheviques, detrás de los filántropos burgueses,
expresaron su indignación contra los métodos “conspirativos” del
bolchevismo y su “anarco-blanquismo[6]”. Con respecto a esta
indignación, sólo puede haber una actitud, el desprecio. El hecho de
participar en tal empresa, el hecho de asestar un golpe parcial al
enemigo, sólo puede honrar la resolución revolucionaria de Stalin. Sin
embargo, es sorprendente que este hecho fuera retirado, cobardemente,
de todas las biografías oficiales de Stalin. ¿Esto es en nombre de la
respetabilidad burocrática? Después de todo, nosotros no lo pensamos.
Más probablemente sea por razones políticas. Porque, si bien la
participación en una expropiación en sí no puede comprometer a un
revolucionario ante los demás revolucionarios, la falsa apreciación
política de esta situación compromete a Stalin como político. Golpes
separados contra las instituciones del enemigo, incluida la
“tesorería”, sólo son compatibles con la ofensiva revolucionaria de las
masas, es decir, con el ascenso de la revolución. Cuando las masas
retroceden, las operaciones de los partisanos degeneran inevitablemente
en aventuras y conducen a la desmoralización del partido. Stalin, en
todo caso, demostró que, en este período, era incapaz de distinguir
entre marea alta y marea baja. Revelará más de una vez (Estonia,
Bulgaria, Cantón[7], “tercer período”[8]) su incapacidad para
orientarse políticamente en gran escala.
Stalin, desde la época
de la primera revolución, lleva una vida de revolucionario profesional.
Prisión, exilio, evasiones. Pero durante todo el período de la
reacción, de 1907 a 1911, no encontramos un solo documento, artículo,
carta o resolución en los que formule su propia apreciación de la
situación y sus perspectivas. Es imposible que estos documentos no
existan. Es imposible que no se hayan conservado, aunque sea en los
archivos de la policía. ¿Por qué no han sido publicados en la prensa?
Es evidente: no pueden confirmar la absurda caracterización de la
infalibilidad teórica y política del aparato que significa la del
propio Stalin creada por sí mismo.
Una sola carta de ese período
pasó involuntariamente a la prensa y confirma íntegramente nuestra
hipótesis. El 24 de enero de 1911, Stalin escribía a sus amigos en
exilio. Esta carta fue interceptada por la policía y reproducida el 23
de diciembre de 1925 por el mismo comité de redacción, más servil que
astuto de la Zaria Vostoka. Esto es lo que escribía Stalin:
“Seguramente hemos escuchado hablar de la ‘tormenta en un vaso de agua’
en el extranjero. El bloque Lenin-Plejanov[9], por un lado, y el bloque
Trotsky-Martov[10]-Bogdanov[11], por el otro. La actitud de los obreros
hacia el primer bloque es, hasta donde yo sé, favorable. Pero los
obreros empiezan a mirar a la emigración en general con desprecio. “Que
pidan la luna en tanto el corazón se lo diga: pero nosotros, a quienes
los intereses del movimiento nos son caros, trabajemos, y el resto se
arreglará”. Esto es, para mí, lo mejor para hacer”. No vamos a examinar
aquí si Stalin definía correctamente la composición de los bloques: la
cuestión no está allí. Lenin ha llevado adelante una severa lucha
contra los legalistas, los liquidadores y los oportunistas, a favor de
las perspectivas de la segunda revolución. Esta lucha es lo que ha
determinado fundamentalmente los agrupamientos en el extranjero. Pero,
¿cómo apreciaba el bolchevique Stalin estas batallas? Como un empirista
y un práctico sin principios, totalmente desesperanzado: “una tormenta
en un vaso de agua”, “que pidan la luna si su corazón se lo dice”,
“trabajemos y el resto se arreglará”, escribe, manifestando estos
sentimientos que eran característicos de este período de reacción y
decadencia.
Tenemos así en la persona de Stalin, la imagen no
solamente de un conciliador –porque el conciliacionismo es una
corriente ideológica que se ha dedicado a crear una plataforma-,
tenemos un empirismo ciego que desprecia totalmente los problemas de
principios de la revolución. No es fácil imaginar el castigo que la
redacción de Zaria Vostoka ha recibido por haber publicado esta carta y
las medidas que se tomaron a escala gubernamental para impedir en el
futuro la aparición de semejantes documentos.
En su informe al
VII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista en 1926,
Stalin caracterizaba el pasado del partido de la siguiente manera:
“La
historia de nuestro partido, si la tomamos desde el momento de su
nacimiento, bajo la forma de un grupo de bolcheviques en 1903, y vuelta
a trazar en sus diferentes etapas hasta nuestros días, puede ser
tomada, sin exageración, como una historia de lucha entre
contradicciones dentro del partido –no hay ni puede haber línea
intermedia en las cuestiones de principio”.
Estas
impresionantes palabras están dirigidas contra el “conciliacionismo”
ideológico, en relación a aquellos contra los que Stalin llevaba
adelante la lucha. Pero estas fórmulas absolutas de irreconciabilidad
ideológica están en total contradicción con la fisonomía política y el
pasado político del propio Stalin. Ha sido, como empirista, un
conciliador orgánico, pero sobre todo, como empirista, no ha dado
expresión principista de su conciliacionismo.
En 1912, Stalin
colaboraba con el periódico legal de los bolcheviques, Zviezda. El
comité de Petersburgo, en lucha directa contra Lenin, publicó este
diario primero como un órgano conciliador. Esto es lo que Stalin
escribía en una editorial programática:
“Estaríamos
satisfechos si el diario, sin caer en las aberraciones políticas de las
diferentes fracciones, sostiene con éxito los tesoros espirituales de
la democracia, a la que hoy se aferran enemigos evidentes y falsos
amigos”. La frase sobre las exageraciones de las diferentes (¡)
fracciones está totalmente dirigida contra Lenin, sus “tormentas en un
vaso de agua”, su disposición a “pedir la luna” entre otras
“exageraciones políticas”. El artículo de Stalin, a su manera, coincide
enteramente con la tendencia vulgar conciliacionista de la carta de
1911 citada más arriba y contradice totalmente su afirmación ulterior
de la inadmisibilidad de una línea intermedia en las cuestiones de
principio.
Una de las biografías oficiales de Stalin proclama:
“En
1913, se exilió nuevamente en Turujansk” (Pravda, 21 de diciembre de
1929). Ni una palabra suplementaria. Eran los años de la Primera Guerra
Mundial, el hundimiento de la II Internacional[12], de Zimmerwald[13],
de Kienthal, de la más profunda lucha ideológica en la sociedad ¿En qué
participó Stalin? Cuatro años de exilio deben haber sido años de
intenso trabajo intelectual. Los exiliados en esas circunstancias
tenían periódicos, escribían volantes, elaboraban tesis, plataformas,
intercambiaban cartas polémicas, etc. Es imposible que Stalin, en
cuatro años de exilio no haya escrito nada sobre los problemas
fundamentales de la guerra, de la Internacional y de la revolución.
Pero sería fútil buscar un rastro del trabajo intelectual de Stalin
durante estos sorprendentes años ¿Cómo es posible? Está claro que si se
pudiera encontrar una sola línea, en donde Stalin formulara la idea de
derrotismo o anunciara la necesidad de una nueva internacional, esta
línea habría sido publicada desde entonces, fotocopiada y traducida a
todos los idiomas, enriquecida por comentarios eruditos de todas las
academias e instituciones. No hemos encontrado ni un solo renglón de
este tipo ¿Esto significa que Stalin no escribía nada? No, sería
increíble. Pero esto significa que, de todo el material escrito durante
estos cuatro años, no hay nada, absolutamente nada que pueda ser
utilizado hoy para fortalecer su reputación. De esta manera, los años
de guerra, en donde se forjaron las ideas y consignas de la revolución
rusa y de la III Internacional[14], se revelan como un espacio vacío en
la biografía ideológica de Stalin. Es probable que en esta época dijera
y escribiera: “Que pidan la luna y hagan tormentas de los vasos de
agua”.
[15]Stalin llega a Petersburgo con Kamenev[16] a mediados
de marzo de 1917. La Pravda, dirigida por Molotov y Chliapnikov[17],
tiene un carácter vago, primitivo, sin embargo de izquierda, dirigido
contra el Gobierno Provisional. Stalin y Kamenev apartaron al viejo
comité de redacción por ser demasiado de izquierda y adoptaron una
posición profundamente oportunista en el espíritu de los mencheviques
de izquierda: apoyo al Gobierno Provisional sobre la defensa militar de
la revolución (es decir, del gobierno burgués), una alianza con los
mencheviques de tipo Tseretelli.
La posición de la Pravda en
esos días es una página escandalosa en la historia del partido y de la
biografía política de Stalin. Sus artículos de marzo, que eran el
resultado revolucionario de sus meditaciones en el exilio, explican
perfectamente por qué no hay un solo renglón de trabajos de Stalin
sobre la época de la guerra.
Informamos aquí el episodio de
Chliapnikov (El año 1917, vol. 2, 1925) sobre los cambios introducidos
por Stalin y Kamenev, unidos en esa época con una idéntica posición:
“El día de la aparición de la “nueva” Pravda, el 15 de marzo, fue un
día de regocijo para los defensistas. Todo el palacio de Táurida, los
hombres de negocios en los comités de la Duma, a coro incluso con la
democracia revolucionaria, el comité ejecutivo estaban satisfechos con
las novedades: la victoria de los bolcheviques moderados de buen
sentido sobre los extremistas. En este mismo Comité Ejecutivo nos
acogieron con sonrisas venenosas. Esta fue la única vez en que la
Pravda tuvo la aprobación incluso de los firmes defensores del
liberalismo; cuando este número de la Pravda llegó a las fábricas,
causó una enorme perplejidad entre los miembros de nuestro partido y
nuestros simpatizantes y un placer maligno a nuestros adversarios. En
el comité de Petersburgo, en el buró del Comité Central y en el comité
de redacción de la Pravda llegaban preguntas ¿de qué se trataba? ¿Por
qué nuestro periódico renuncia a la línea de Lenin? ¿Por qué se une a
la línea de los defensistas? El comité de Petersburgo, como toda la
organización que es tomada de improviso, estaban profundamente
indignados y bramaban al buró del Comité Central. La indignación en las
secciones era colosal y cuando los proletarios descubrieron que la
Pravda estaba en manos de tres antiguos redactores llegados de Siberia,
pidieron su exclusión del partido” (el tercero era el antiguo diputado
Pluranov).
Hay que agregar lo que sigue:
el informe de
Chliapnikov fue retrabajado y muy atenuado por la presión de Stalin y
Kamenev (en ese momento, todavía dominaba la troika);
en la prensa
oficial, no apareció ningún desmentido de Chliapnikov. ¿Y cómo
desmentirlo? ¡Todavía existen esos números de la Pravda!
La
posición de Stalin sobre el problema del poder revolucionario está
expresada en un discurso a una conferencia del partido el 20 de marzo
de 1917:
“El Gobierno Provisional tomó de hecho el papel de
fortalecimiento de las conquistas de la revolución. El poder soviético
y la socialdemocracia movilizan las fuerzas, controlan, pero el
Gobierno Provisional, persistiendo en sus errores, juega un rol que
consiste en reforzar las conquistas del pueblo que ya han sido
realizadas. Tal situación tiene aspectos negativos, pero también
positivos: no es nuestro interés hoy forzar los acontecimientos,
acelerar el proceso de corte con las capas burguesas que, más tarde, se
alejarán inevitablemente de nosotros”.
Stalin tiene miedo de “rechazar a la burguesía”, el argumento fundamental de los mencheviques a partir de 1904:
“En
la medida en que el Gobierno Provisional apoye las iniciativas de la
revolución, habrá que apoyarlo; en la medida en que sea
contrarrevolucionario, el apoyo al Gobierno Provisional es
inaceptable”. Esto es lo que decía Dan. En otros términos, es posible
defender el gobierno burgués ante las masas revolucionarias. El informe
afirma luego:
“El camarada Stalin hace pública la resolución
sobre el Gobierno Provisional adoptada por el buró del Comité Central,
pero dice que no está totalmente de acuerdo con ella y aprueba más bien
la del soviet de Krasnoyarsk”.
Citamos los puntos más importantes de la resolución de Krasnoyarsk:
“Manifiesta
claramente que la única fuente de poder y de autoridad del Gobierno
Provisional es la voluntad del pueblo que ha hecho la revolución y al
que el Gobierno Provisional está obligado a obedecer totalmente (…)
Apoyo al Gobierno Provisional en su actividad, en la medida en que
marche en el camino de la satisfacción de la clase obrera y del
campesinado revolucionario en la revolución en desarrollo”.
Tal es la posición de Stalin sobre la cuestión del poder.
La
fecha, 29 de marzo, debe ser destacada particularmente. Así, más de un
mes después del inicio de la revolución, Stalin habla todavía de
Miliukov como un aliado: el Soviet gana y el Gobierno Provisional se
fortalece. Es difícil creer que estas palabras puedan ser pronunciadas
por un informante en la conferencia bolchevique de marzo de 1917.
Incluso Martov no habría planteado así la cuestión. Es la teoría de Dan
en toda su acepción más vulgar: la revolución democrática como una
abstracción en donde participarían las fuerzas más “moderadas” como las
más “determinadas” que se reparten el trabajo: una gana y la otra
fortalece. Sin embargo, el discurso de Stalin no es casual. Tenemos
allí el esquema de toda la política stalinista en China en los años
1924-1928[18].
¡Con qué apasionada indignación, a pesar de toda
su reserva, Lenin, que logró llegar a la última sesión de esta misma
conferencia, condenó la posición de Stalin!: “Incluso nuestros
bolcheviques manifiestan confianza en el gobierno. Esto sólo puede
explicarse por la excitación de la revolución. Esto quiere decir el
naufragio del socialismo. Vuestros camaradas confían en el gobierno. Si
esto es así, nuestros caminos se separan. Yo quedaré en minoría. Un
solo Liebknecht[19] me es más caro que ciento diez defensistas del tipo
de Steklov-Cheidze. Si ustedes simpatizan con Liebknecht y tienden una
mano a los defensistas, esta es una traición al socialismo
internacional”. (Conferencia del 4 de abril, “Informe del camarada
Lenin”, p. 44). No hay que olvidar que el discurso de Lenin y los
informes enteros hasta ahora han sido ocultados al partido.
¿Cómo
plantea Stalin la cuestión de la guerra? Exactamente como Kamenev. Es
necesario despertar a los obreros europeos y durante ese tiempo cumplir
sus obligaciones con respecto a la “revolución” ¿Pero cómo despertar a
los obreros? Stalin responde en su artículo del 17 de marzo:
“(…)
Ya hemos mostrado uno de los métodos más serios para hacerlo. Consiste
en obligar a nuestro gobierno a pronunciarse no solamente en contra de
todo plan de ofensiva, sino en formular abiertamente la voluntad del
pueblo ruso de iniciar enseguida las negociaciones por una paz general,
renunciando ambas partes a las anexiones y con el derecho de los
pueblos a disponer de sí mismos”.
De esta manera, el pacifismo de
Miliukov-Gutchov debía servir como medio para despertar al proletariado
europeo. El 4 de abril, al día siguiente de su llegada, Lenin declaraba
con indignación a una conferencia del partido:
“La Pravda exige
al gobierno que renuncie a las anexiones. Pedirle a los gobiernos
capitalistas que renuncien a las anexiones, es un sinsentido, una burla
escandalosa” (ibídem).
Estas palabras estaban dirigidas contra Stalin.
El
14 de marzo, el soviet menchevique-SR publicó un manifiesto sobre la
guerra a los oprimidos del mundo entero. Este manifiesto era un
hipócrita documento pseudo pacifista con el estado de ánimo político de
los mencheviques y de los SR, que intentaban persuadir a los obreros de
otros países de levantarse en contra de su propia burguesía, estando
ellos mismos en las mismas guarniciones que los imperialistas de Rusia
y de la Entente ¿Cómo apreciaba Stalin este manifiesto?:
“En
primer lugar, la única consigna “Abajo la guerra” es impracticable como
vía concreta. No se puede no saludar el llamado de ayer del soviet de
diputados obreros y campesinos a las naciones del mundo entero, para
que ellos obliguen a sus propios gobiernos a poner fin a la masacre.
Este llamado, si llega a las amplias masas, llevará sin dudas a
centenas y miles de obreros a la consigna olvidada “¡Proletarios del
mundo, únanse!”.
¿Cómo apreciaba Lenin el llamado de los defensistas? En el discurso ya citado, del 4, decía:
“El
llamado del soviet de diputados obreros. Ni una palabra que lleve la
marca de la conciencia de clase. Nada más que frases vacías” (ibídem,
p. 43).
Estas palabras de Lenin apuntan a Stalin. Por eso, los informes de la conferencia de marzo fueron ocultados al partido.
Llevando
adelante en esa época, con respecto al Gobierno Provisional y a la
guerra, la política de los mencheviques de izquierda, Stalin no tenía
ninguna razón para rechazar la unidad con los mencheviques. Así se
expresaba sobre esta cuestión en esa misma conferencia de marzo de
1917. Citamos el informe textualmente.
“El orden del día:
propuesta de Tseretelli por la unidad. Stalin: hay que ir hacia allí.
Es absolutamente necesario definir nuestra proposición sobre la línea
de la unidad. La unidad es posible en la línea de Zimmerwald y
Kienthal”.
Incluso Molotov, es verdad, expresa dudas, no de manera muy clara, por cierto. Stalin replica:
“Correr
por delante de los desacuerdos, no es necesario. Sin desacuerdos, no
hay vida del partido. Dentro del partido, uno se desembaraza de los
acuerdos sin significación” (ibídem, p. 32).
Estas palabras dicen
más que volúmenes enteros. Muestran que estas ideas con las que Stalin
ha vivido durante los años de guerra y testimonian con total precisión
que el zimmerwaldismo de Stalin era de la misma marca que el de
Tseretelli. Aquí todavía, ni una sospecha del carácter irreductible de
las ideas, que Stalin iba a ostentar algunos días más tarde, en interés
de la lucha del aparato. Al contrario, menchevismo y bolchevismo se
presentan para Stalin, a fines de marzo de 1917, como matices de
pensamiento que pueden vivir en armonía en el mismo partido. Los
desacuerdos con Tseretelli, Stalin los designa como “sin
significación”, de los que uno puede desembarazarse dentro de un solo y
mismo partido. Se ve aquí como Stalin ha sido llevado a denunciar las
relaciones conciliacionistas de Trotsky con los mencheviques de
izquierda… ¡en 1913!
En tal situación, Stalin naturalmente no
puede oponer nada seriamente a los SR y a los mencheviques en el
Ejecutivo, cuando entró como representante del partido luego de su
llegada. No se encontrará en los informes o en la prensa ni una sola
propuesta, una sola declaración, una sola protesta en la que Stalin
oponga en cierta medida claramente el punto de vista bolchevique al
servilismo de los “demócratas revolucionarios” ante la burguesía. Uno
de los cronistas de los acontecimientos de esa época, Sujanov[20],
autor del manifiesto ya mencionado a los trabajadores del mundo entero
escrito en Notas de la revolución:
“En cuanto a los
bolcheviques, en ese tiempo, además de Kamenev, apareció Stalin en el
comité ejecutivo, durante su breve actividad, produjo la impresión de
una mancha gris que a veces desaparecía sin dejar rastros. No hay nada
más que decir sobre él. (Notas de la revolución, p. 265-266).
Finalmente,
regresando a la fuerza desde el extranjero, Lenin truena y fulmina
contra la Pravda kautskista[21] (la expresión es de Lenin), y Stalin se
oculta. Kamenev se defiende, pero Stalin guarda silencio. Poco a poco
se une a la línea oficial trazada por Lenin. Pero no se puede encontrar
ni un solo pensamiento independiente, una sola generalización en la que
valga la pena detenerse. Cuando las circunstancias lo permiten, Stalin
está entre Lenin y Kamenev. Así, cuatro días después de la insurrección
de Octubre, cuando Lenin exige la exclusión de Zinoviev[22] y Kamenev,
Stalin declara a la Pravda que él no veía divergencias de principios
(Ver en el mismo número el artículo: “Un contraste en el informe”).
Stalin
no tuvo posición independiente durante el período de las negociaciones
de Brest[23]. Vacilaba, esperaba, se callaba. A último momento, votó
las propuestas de Lenin. La posición confusa y sin esperanzas de Stalin
en ese período está clara y suficientemente caracterizada incluso por
el informe oficial del Comité Central.
En el período de la
guerra civil, Stalin se opuso a los principios planteados como base
para la creación del Ejército Rojo y en los pasillos inspiraba la
llamada “oposición militar” contra Lenin y Trotsky. Trotsky ha aportado
hechos en su autobiografía (Ver incluso el artículo de Markin[24]).
En
1922, durante la enfermedad de Lenin y la licencia de Trotsky, Stalin,
bajo la influencia de Sokolnikov[25], hizo adoptar una resolución que
socavaba el monopolio del comercio exterior. Esta proposición debió ser
anulada gracias a las enérgicas protestas de Lenin y Trotsky (“Carta a
Istpart”).
En el mismo período, sobre la cuestión nacional, Stalin
ocupa una posición que Lenin califica de tendencia burocrática y
chauvinista. Stalin, por su parte, acusa a Lenin de tener tendencias
liberales nacionales (“Carta a Istpart”) ¿Cuál es la posición de Stalin
sobre la cuestión de la revolución alemana de 1923? Aquí también, como
en marzo de 1917, debía orientarse de manera independiente en gran
escala: Lenin estaba enfermo y se había desatado una lucha contra
Trotsky. Esto escribía en agosto de 1923 a Bujarin[26] y Zinoviev sobre
la situación en Alemania:
“Nosotros, comunistas, ¿debemos
buscar, en la fase actual, apoderarnos del poder sin los
socialdemócratas?, ¿estamos maduros para eso? Según mi opinión, todo se
resume en eso. Cuando tomamos el poder en Rusia, teníamos reservas como
a) el pan, b) la tierra a los campesinos, c) el apoyo de la inmensa
mayoría de la clase obrera, d) la simpatía de los campesinos. Los
comunistas alemanes no tienen nada semejante en este momento. Es
cierto, tienen a la nación soviética como vecina, que nosotros no
teníamos, pero ¿actualmente, qué podemos ofrecerle? Si hoy se derrocara
el poder en Alemania y si los comunistas se lo apoderaran, fracasarían.
Esto en el ‘mejor’ de los casos. En el peor, se harían cortar en
pedazos y expulsar. El punto no es que Brandler[27] quiera ‘educar a
las masas’, lo esencial es que la burguesía, además de los
socialdemócratas de derecha, seguramente transformarían el curso de la
manifestación en batalla general –en ese momento la suerte está de su
lado- y los aplastarían. Es cierto, los fascistas no duermen, pero a
nosotros nos interesa que ellos ataquen primero: esto agruparía a toda
la clase obrera alrededor de los comunistas. Por otra parte, de acuerdo
a lo que se me ha informado, los fascistas son débiles en Alemania.
Creo que hay que detener a los alemanes y no estimularlos”.
Así,
en agosto de 1923, cuando la revolución alemana golpeaba todas las
puertas, Stalin decía que Brandler debía ser detenido y no estimulado.
Por dejar escapar la situación revolucionaria en Alemania, Stalin tomó
la parte más pesada de responsabilidad. Apoyó a los contemporizadores,
a los escépticos, a los diletantes. En esta cuestión de una importancia
histórica mundial, no es casualidad que haya tomado una posición
oportunista: en realidad, no hacía otra cosa que continuar con la
política que había llevado adelante en Rusia en marzo de 1917.
23.
[28]Después que la situación revolucionaria fue saboteada por la
indecisión y la pasividad, Stalin defendió por mucho tiempo al Comité
Central brandleriano contra Trotsky, defendiéndose de esa forma a sí
mismo. Por eso escribía en diciembre de 1923 –un año después del
naufragio alemán:
“Esta originalidad, no hay que olvidarla ni un
solo instante. Sobre todo conviene acordarse cuando se analizan los
acontecimientos del otoño de 1923 en Alemania. Y primeramente es
Trotsky quien debe acordarse, él, que establece una analogía en bloque
(¡) entre la revolución de Octubre y la revolución alemana y hostiga
sin descanso al partido comunista alemán”.
Así, Trotsky era
culpable en esa época de hostigar al brandlerismo y no de protegerlo.
Aparece claramente hasta qué punto Stalin y su Molotov son aptos para
la lucha contra el derechismo en Alemania.
24. El año 1924, año
de gran giro. En la primavera, Stalin repite todavía las viejas
fórmulas sobre la imposibilidad de construir el socialismo en un solo
país[29] y además, atrasado. En el otoño del mismo año, rompe con Marx
y Lenin en la cuestión fundamental de la revolución proletaria y
construye su teoría del socialismo en un solo país. Hablando
correctamente, nunca fue desarrollada en ningún lado ni expuesta por
Stalin de manera positiva. Se basa en dos citas falsificadas de Lenin.
Stalin no respondió a ninguna refutación. La teoría del socialismo en
un solo país tiene una base administrativa, no teórica.
25. El
mismo año, Stalin crea la teoría de la doble composición, es decir, de
partidos biclasistas de obreros y de campesinos[30] para el Oriente.
Esta es una ruptura con el marxismo y toda la historia del bolchevismo
sobre la cuestión fundamental del carácter de clase del partido.
Incluso la Internacional Comunista en 1928 fue obligada a retroceder y
a abandonar una teoría que durante mucho tiempo ha sido la ruina de los
partidos comunistas de Oriente. Pero el gran descubrimiento sigue
figurando hoy en Las cuestiones del leninismo de Stalin.
26. El
mismo año, Stalin decide subordinar a los comunistas chinos al partido
burgués, el Kuomintang[31], calificándolo de partido obrero y campesino
según el modelo inventado por él. Los obreros y campesinos chinos son
reducidos políticamente a la esclavitud bajo la burguesía por la
autoridad de la Internacional Comunista. Stalin organizó en China la
división del trabajo que Lenin le había impedido organizar en Rusia
después de 1917, los obreros y campesinos chinos prevalecen y es Chiang
Kai Shek[32] quien se fortalece. La política de Stalin es la causa
directa e inmediata del naufragio de la revolución china.
27. La
posición de Stalin –sus zigzags- sobre la cuestión de la economía
soviética están demasiado frescos en la memoria de nuestros lectores y
no perderemos tiempo en comentarla aquí.
28. En conclusión,
recordemos el Testamento[33] de Lenin. No se trata de un artículo o de
un discurso polémico, en el que siempre se puede imaginar que hubo
inevitables exageraciones, derivadas del ardor del combate. No, en el
Testamento, Lenin, pesando con calma cada palabra, da su último aviso
al partido en lo que concierne a sus camaradas sobre la base de toda la
experiencia de su trabajo en común con ellos ¿Qué dice de Stalin?
a. brutal
b. desleal
c. inclinado al abuso de poder
Conclusión: “eliminarlo del puesto de secretario general”.
Algunas
semanas más tarde, Lenin dictó una nota dirigida a Stalin en la que le
indicaba “romper toda relación personal y de camarada” con él. Esta fue
una de las últimas expresiones de la voluntad de Lenin. Todos estos
hechos están establecidos en el informe del pleno del Comité Central de
1927.
Tales son las grandes etapas de la biografía política de
Stalin. Dan una imagen bastante completa, en la que su energía, su
voluntad, su determinación, se combinan con su empirismo, su miopía, su
tendencia orgánica a decisiones oportunistas en las grandes cuestiones,
su brutalidad personal, su deslealtad y su tendencia al abuso de poder.