7T. Razón y abyección (II)

Cualquier planificador serio o que, al menos, haya leído los libros de Jorge Giordani, el planificador de Chávez, o los que editaba hace tiempo la Escuela de Planificación, sabe que es necesario hacer una evaluación clara y veraz de la situación que se quiere transformar, antes de diseñar un Plan. Si no, eso se nos convierte en solo una lista de buenas intenciones, en el mejor de los casos, y, en el peor, en un documento demagógico, lleno de ficciones y grandilocuencia, bueno únicamente para discursos pomposos ante una multitud de seguidores que aplauden cuando se lo indica el director del show.

Ya la introducción grandilocuente, hecha como un libreto de una película de guerra o una leyenda épica, de la Ley Orgánica del Plan de la Patria de las 7 Grandes Transformaciones (conocida como la Ley de las 7 T), que comentamos en la primera entrega de esta serie de análisis (https://www.aporrea.org/actualidad/a342028.html), nos advierte que tal evaluación no existe, entre otras cosas, porque ello exigiría el manejo de datos, cuyo registro y publicación han sido sistemáticamente censurados por el régimen, por lo menos, desde el 2015. Así que no hay datos ciertos y recientes sobre salud (informes de epidemiología, por ejemplo) educación, infraestructura, producción y distribución de electricidad, etc., salvo algunas cobas recurrentes, en la misma onda de los anuncios anuales que Maduro hace, desde 2013, acerca del gran arranque de una economía productiva y la conversión de Venezuela en una "Gran Potencia".

Así mismo, hay una censura, sujeta a desaparición forzada, de datos económicos confiables. No hay datos de inflación, devaluación de la moneda, etc. Esa negación de información ha llegado hasta hacer detenciones y desapariciones forzadas de economistas, cuyo único delito ha sido ejercer su profesión y hacer análisis de datos y estimaciones. Claro, siempre está el recurso de la acusación de colusión con María Corina Machado, el chivo expiatorio funcional, o de que se trata de un "crimen de odio".

Entonces, con una fábula épica ritual, que sustituye a una evaluación científica de la situación, arranca esta ley, cuyo propósito es supuestamente establecer un marco de desarrollo económico y social para Venezuela. Antes de analizar sus líneas principales, me llama la atención que se anotan las misiones sociales como lo característico de la revolución chavista, en su pago de la deuda social, desde 2000 hasta ahora. Las misiones, digámoslo de una vez, fueron no más que unas políticas sociales, como pudieron haber sido, por ejemplo, el PROAL (Programa de Alimentos Estratégicos) que garantizaba alimentos básicos a bajo costo para poblaciones de bajos ingresos o el P.A.E. (Programa Alimentario Escolar) que proveía alimentación a estudiantes en escuelas públicas o el PAMI (Programa Alimentario Materno Infantil) que atendía la nutrición de madres embarazadas y niños pequeños, durante el gobierno de Rafael Caldera. Las misiones "Barrio Adentro", "Robinson", "Sucre", "José Félix Rivas", "Mercal", etc., iniciadas en 2003, tampoco se evalúan, como máximas expresiones de la "Revolución"; así como tampoco se evalúan los planes nacionales anteriores, sino que se presentan como otras tantas grandiosas batallas de superhéroes, narraciones épicas, tipo Marvel o Supermán. No hay datos actualizados sobre la situación social ni económica, ni educativa, ni cultural, etc. Toda constatación concreta, empírica, precisa, desaparece ante la verborrea ritual de la neolengua oficial.

Se presentan las 7T como "una evolución de los planes nacionales anteriores, consolidando una visión estratégica hacia el año 2030, que (…) recoge los aprendizajes de los ciclos anteriores (como el Plan de la Patria 2013–2019 y 2019–2025)". Se mantiene entonces la oferta básica de los cinco objetivos históricos del Plan de la Patria, pero se amplía con siete transformaciones estratégicas (económica, social, política, territorial, ecológica, cultural y geopolítica) que buscan responder a los desafíos actuales del país.

Por cierto, como no hay balance ni data, no se sabe qué pasó con el plan de la Patria, la cual fue también una ley, con lo cual no se garantizó nada, sea dicho de paso. En todo caso, hice hace tiempo un aporte de evaluación, en mi artículo ¿Y qué le pasó al Plan de la Patria? - Por: Jesús Puerta. Digamos que, más que un Plan técnicamente hablando, el "Plan de la Patria" fue un documento propagandístico como este de las 7T, de hecho nació siendo una síntesis de lo que Chávez ofreció en la campaña presidencial de 2012. Hoy sus objetivos siguen siendo deseos y aspiraciones, más que realizaciones.

Los cinco objetivos históricos tienen de todo: patriotismo nacionalista, centrado en el culto de nuestros próceres, el objetivo de una sociedad más justa, solidaria y, sobre todo igualitaria, denominada "socialismo" con todo y la fórmula que Bolívar tomó de los utilitaristas de su época: "la mayor suma de felicidad posible" y que muchas veces se confunde con un keynesianismo normal, un populismo genérico y hasta con un sentido de la caridad de la doctrina social de la Iglesia; todo eso mezclado con algunos ecos de Marx y el Che. También está en el Plan la perspectiva de una profundización de la democracia, asumida por toda la izquierda gracias al MAS y al MIR de los setenta. Igual, se encuentra usted con la perspectiva de la integración latinoamericana con citas de Bolívar y, en el quinto objetivo histórico, un atisbo de ecología que, después del ecocidio monstruoso y continuado del Arco del Orinoco, quedó como un tenebroso chiste: "salvar el Planeta".

Rogaría que asumiéramos que no somos muchachitos de 10 o 12 años, que se aprenden al caletre y recitan unas frases patrióticas, de acto cultural de escuela, y contestemos la siguiente pregunta: ¿Es hoy Venezuela más independiente? ¿Controlamos realmente todo nuestro territorio, especialmente las fronteras, donde hay restos de guerrilla y grupos armados del narcotráfico? ¿Hemos dilucidado aceptablemente los diferendos fronterizos con nuestros vecinos? ¿Acaso tenemos una economía que depende menos de la tecnología, las inversiones y los insumos del mercado internacional, más específicamente, de las empresas transnacionales que son la esencia del imperialismo? ¿Producimos los alimentos que comemos? ¿Dependemos o no, y cada vez más o menos, para sobrevivir de las importaciones? ¿Cuántas decisiones de política económica no dependen de la pesadísima deuda externa que, de acuerdo a ciertos cálculos como los de Oly Millán, hoy equivalen a más del 100% de nuestro PIB?

En cuanto al logro de la "mayor suma de felicidad posible", me ayudará el amable lector con las preguntas pertinentes: ¿cómo sigue la inflación y la escasez de medicinas? ¿Han disminuido o aumentado los riesgos de enfermedades contagiosas? ¿De verdad el CLAP fue una solución al problema de la escasez (y hasta de la producción) y no un mecanismo parcial de racionamiento y control político? ¿Cómo está la nutrición del venezolano hoy en día? ¿Cuál es la situación de los hospitales y de la profesión médica en general? ¿Cómo están los servicios públicos? ¿Siguen los apagones, las suspensiones del agua? ¿Cómo es la calidad del agua que consumimos los venezolanos? En cuanto a la geopolítica, ¿marchamos a un mundo pluripolar o a una nueva Guerra Fría? ¿Por qué seguimos jugando a la geopolítica blufeando acerca del apoyo a Irán y nuestra capacidad de producir drones? Luego de reflexionar sobre estos interrogantes, hay que decir que, después de todos estos años, el "Plan de la Patria" luce tan golpeado como uno.

Llegados a este punto, vale preguntarse: por fin ¿cuáles son las 7 T, por fin? Es difícil ubicarlas, por lo enrevesado de la presentación. Parece que tiene que ver con las dimensiones ético/cultural, política, social y espacial. En cada una de esas dimensiones se mezclan y se repiten frases e ideas sueltas, palabrería de la neolengua oficial: "nueva" cultura del trabajo, honestidad, feminismo, afrodescendencia, democracia participativa, nuevas bases materiales, nuevas lógicas espaciales, economía política y descolonización. Después se habla de las "Líneas principales de la Ley de las 7 T": Plan de Desarrollo Nacional, Rol de las comunidades y las ya mencionadas Dimensiones de transformación.

Una de las transformaciones, es la "construcción de una ciudad humana para el Buen Vivir", y cuando uno jurunga el documento para ver con qué se come eso, se dice que es una exigencia a los burócratas para hacer "más territorio y menos escritorio". Supongo que alude a la rifa de los contratos entre los boliburgueses. Pero sigamos. Otra transformación se refiere a la Seguridad Ciudadana. Por cierto, ¿hay cifras actualizadas sobre el número de homicidios anuales en Venezuela? Porque los organismos internacionales hablan de que nuestro país ostenta el dudoso trofeo de ser el país más inseguro de América Latina después de Haití. Luego, otra transformación (¿la cuarta? ¿qué importa?) es lograr una sociedad justa y equitativa, donde, entre otras cosas, se ofrece formar sanitaristas desde la salud colectiva y decolonial. Eso ¿qué significa después de la serie de ministros de Salud que han desfilado por sucesivos gabinetes, robando, y la falta de informes epidemiológicos desde 2015. La llamada "quinta transformación" también es una vieja y fallida consigna, "consolidar el Poder Popular", acompañada de otra amenazante: "frenar el avance del fascismo". Después del fraude electoral del 28 de julio del año pasado, las pésimas condiciones de las elecciones siguientes, la asignación arbitraria de curules, la dedocracia en la selección de candidatos en el PSUV, partido único después de sucesivas olas represivas, sabemos a qué se refiere con esta "transformación". Nos enteramos que ya el Ministerio de la Comuna terminó de hacer el trabajo de convertir las organizaciones populares, como los consejos comunales y las mismas Comunas, tan traídas y llevadas, en simples cambures de funcionarios del Estado/Partido.

Es evidente que la Ley de las 7 T reduce la autonomía regional al centralizar decisiones en el gobierno nacional, modificar el sistema de planificación y reforzar el control estatal sobre sectores estratégicos para ofrecerlos al capital transnacional, afectando derechos económicos y sociales. El cacareado Sistema de Gobierno Comunal, reduce la autonomía regional y municipal al centralizar decisiones en Caracas. Además, este Plan 7T sigue hablando de ingreso mínimo y no de sueldos y salarios, o sea, se niegan artículos específicos de la Constitución y la legislación laboral. En fin, al lado de la demagogia, la neolengua, la paja propagandística, se asoma el rostro de la bestia, las patas del caballo del autoritarismo.



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Jesús Puerta


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