La revolución vaciada

No sería nada extraño que esté equivocado en mis apreciaciones políticas, me la paso dándome contra la pared. Pero ¡coño! hago esfuerzos para entender y, por lo tanto, separar lo esencial de lo secundario. ¡Nada que ver! Los hechos políticos parecen moverse por otra senda. No lo atribuyo a ser un exaltado marxista, cerrado a la flexibilidad que requieren las circunstancias cambiantes. En mis tiempos maoístas entendí perfectamente que hay que saber engañar al enemigo, mediante la creación de apariencias -decía Sun Tzu- o de ilusiones -decía Mao-. Pero, ¡óyeme! como dicen los cubanos ¿de qué hablan los que hablan de revolución?

Recientemente escuché a Miguel Pérez Abad, diputado del PSUV, de amplia trayectoria empresarial, hablar del "socialismo productivo", y afirmaba -me imagino que refiriéndose al gobierno- nosotros estamos mucho más claros y tenemos una visión mucho más pragmática del socialismo que la que teníamos hace 15 años... Si me pongo algo impertinente pareciera estar diciendo: más pragmática que la que tenía Chávez, que se empeñaba en repetir, con su vozarrón: mientras más nos ataquen más fuerza tendremos para el combate y la batalla...

Sin perder tiempo en escribir sobre qué significa eso de "socialismo productivo", diría que tal adjetivación parece insinuar que el de Chávez no lo era. Y no lo haré porque pienso que el asunto central que nos debería preocupar a los revolucionarios es la continuidad de la revolución y su contenido, no que el presidente Maduro haya logrado mantener la paz en el país haciendo política de altura...

En ese empeño de continuidad, algo desaforado, que se ha hecho visible, como si la revolución navegara viento en popa; escuchamos cosas tan inverosímiles del jefe del Partido, como esa de que, para designar a Maduro se realizó más de 317 mil asambleas de base con un total de 4.2 millones de militantes... Una forma de entender estas dos cifras es imaginar que, en más de 800 ciudades, grandotas o pequeñitas, se realizaron 13 asambleas diarias durante un mes. ¡Asombroso! Y, por cierto, asambleas casi familiares, con un poco más de una docena de personas. En este esfuerzo titánico de "continuismo productivo", no faltó, tampoco, el lagrimeo: una apasionada influencers nos recordó: Nicolás es el único candidato que nos llena de certezas de paz, dignidad, inclusión, amplitud, estabilidad, futuro… ¡Carajo, este partido estaba bien desprovisto!



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José Manuel Rodríguez


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