La entrada de un nuevo actor popular cambiaría la correlación de fuerzas

Mientras en Venezuela el pueblo trabajador, ese sector mayoritario de la población que sobrevive a expensa de su trabajo, no consiga construir su propia organización política, entonces seguirá sometido a las políticas de desigualdad y empobrecimiento que se llevan a cabo desde los partidos que tienen el poder. Por tal razón, los procesos electorales no serán más que un show entre las clases burguesas. Pero, en el momento que el pueblo trabajador consiga conquistar su independencia política y organice sus fuerzas, sus deseos y esperanzas en un partido propio dirigido por él mismo, con mucho más democracia protagónica, entonces ese día comenzará la verdadera lucha de clases en Venezuela, es decir, entre los empobrecidos del chavismo y los empobrecidos de la oposición reunificados en una sola clase social popular contra los capitalistas explotadores organizados en el madurismo- la oposición progringa y fedecámaras todos aliados al imperialismo norteamericano.

Sosteniendo esta línea de pensamiento creemos es que debe analizarse, las elecciones “primarias” convocadas por la oposición progringa  el  reciente pasado domingo 22 de octubre, en la que salió ganadora la sionista maricori, candidata del viejo y fracasado mundo capitalista sostenido en América Latina por el complejo militar-industrial norteamericano, imperio que muestra signos de decadencia, sirvieron para con-firmar  y dejar al desnudo dos cosas a la vez; que tanto el madurismo como la oposición misma son dos minorías que nada, pero en absoluto  nada,  son reconocidas por el pueblo. O dicho de otra manera; son dos oligarquías des-preciadas en conjunto por más del 80% de la nueva mayoría emergente conformada por el chavismo empobrecido y por la oposición empobrecida huérfanas de una organización que resuma sus deseos e intereses y los reunifique en una clase para sí. Situación esta que nos permite a decirlo también de esta otra forma; lo que le hace falta a esa nueva mayoría para transformarse en una fuerza política, es estar organizada en un GRAN FRENTE UNITARIO DEL PUEBLO con una dirección colectiva y cohesionada. 

La sociedad venezolana alberga en su seno el desarrollo de la contradicción fundamental entre dos proyectos de sociedad; el viejo proyecto fracasado del capitalismo encarnado en  los partidos de la oposición progringa que se niegan a morir, y la nueva sociedad socialista que la fracción más exitosa del la contrarrevolución, el madurismo, ha impedido que nazca. 

Por eso, en este artículo, consideramos que es importante poner las íes en dos aspectos, uno de impostergable cristalización, el otro, en la necesidad de modificar cierta apreciación de la coyuntura. Sobre el primero, mantenemos la convicción que es en ese 80% in crescente, cada vez mayor, donde radica  la clave para modificar la correlación de fuerzas con la creación de un Gran frente por la Unidad del Pueblo, como la única herramienta para desplazar del poder a las dos oligarquías arriba mencionadas. Por consiguiente, no puede haber nada que supere a la tarea de todo patriota revolucionario socialista de abocarse a trenzar  todas sus energías con otros sectores y organizaciones del movimiento popular que manifiesten sin rodeos querer contribuir a materializar el deseo colectivo de construir una República donde se garantice constitucionalmente el derecho a la libertad de oportunidades. Es decir, el dedicarse a llevar acabo cualquier otra acción que obstruya y divida los esfuerzos en la construcción de la unidad popular nacional revolucionaria, es colocarse claramente en el campo de los enemigos del pueblo venezolano. 

Por otro lado, sostenemos que debe abandonarse el punto de vista de que existe una entrega controlada del poder por parte del madurismo, ya que tal apreciación nos conduciría a errores tácticos, debido a, que el madurismo desde sus orígenes ha tenido como razón principal la destrucción de los sueños y esperanzas que el pueblo venezolano creyó haberse dado con la revolución bolivariana, cuando voto mayoritariamente por Chávez, por el Proyecto Nacional Simón Bolívar,  y por todo lo que significaba  de utopía, de la V república, es decir, el madurismo es por si solo la entrega controlada, lo que equivale a decir, que es parte de los enemigos del pueblo.

Para el movimiento popular revolucionario es necesario retomar la iniciativa sobre las siguientes líneas de trabajo: a) persuadir a los intelectuales venezolanos de alta solvencia moral, decencia y proyección pública de la necesidad que hay de convocar al pueblo venezolano a unirse en un solo frente político para salvar la Constitución y la República,  b) impulsar el debate en el seno de la sociedad sobre el país que necesitamos y queremos, disponiendo como documento base el Proyecto Nacional Simón Bolívar , y  c) comunicarle al mundo que el equilibrio político y la paz con justicia social en Venezuela solamente lo garantiza este Gran Frente de Unidad del Pueblo



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Arnaldo Aguilar Dorta


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