Maquiavelo, la realidad política y el poder, actualidad de su pensamiento (III)

V

Es viable explorar el origen de la reflexión realista del florentino en los relatos de Herodoto, Tucídides y Polibio, en fragmentos de la Política de Aristóteles y en los humanistas cercanos a él: Bartolomeo Platina o Giovanni Pontano. Para Maquiavelo la política debe ser "eficacia" o no lo es, unida a lo realizable de lo "efectivo". Se nota, aclara Sasso (en Studi su Machiavelli), tal inclinación a la eficiencia, al poder, a la fuerza y la novedad teorética de su percepción de lo "effettuale" con: "ir directamente a la verdad efectiva (veritá effettuale) del asunto, dejando a un lado su representación imaginaria". La cuestión (la cosa) de Maquiavelo corresponde a la actuación de los príncipes (los gobernantes), aunque se amplía a la articulación del poder político. Su obra describe la polaridad entre lo real objetivo y la apariencia mediante metáforas perceptivas de la realidad física que pocos aprecian ante lo aparente que todos entrevén y engaña a los sentidos. La fractura de ambos, de lo real objetivo y de la apariencia como realidad subjetiva, implanta el recelo que se prolonga hacia el análisis de los eventos transmitidos por la tradición; mediada ésta con la adulación y el miedo a los vencedores. Entonces se debilita la identificación que hay entre el poder y la legitimidad, entre la conducta política y la opinión pública.

 

La lectura de los manuscritos de Maquiavelo deja la vaga sensación de un contenido inaccesible, aún sin revelar pero manifiesto, sólo está ahí y pide explicaciones como si fuera de actualidad, y lo es, aunque desconcierta y cede el paso a la especulación. Eso lo torna en una obra excepcional, pese a que se ha escrito un sinnúmero de comentarios y estudios de su pensamiento. Sin embargo se muestra paradigmático e incluso natural, expectante y solitario, según lo intuye Althusser en La soledad de Maquiavelo. "Hoy, quien abre El Príncipe y los Discursos (…) se encuentra como atrapado por lo que Freud denominaba una extraña familiaridad, Unheimlichkeit. Sin que sepamos por qué, resulta que estos textos antiguos nos interpelan como si fueran de nuestro tiempo, y nos atrapan como si hubieran sido, en cierta forma, escritos para nosotros y para decirnos algo que nos toca directamente, sin que sepamos exactamente por qué. Esta impresión extraña la ha percibido sin dudas De Sanctis en el siglo XIX cuando ha dicho que Maquiavelo ‘nos golpea por sorpresa y nos deja pensativos’ ". Tal significación coincide con la prudencia de Strauss en su Meditación sobre Maquiavelo: "El lector que está adecuadamente preparado ha de tropezarse con sugerencias que se niegan a ser expresadas (…) llega así a comprender la verdad de que lo que no debe decirse, no puede decirse".

El grado de abstracción al que guía el respeto por el revelador razonamiento del pensador italiano se despliega a "otros espacios" y a épocas distintas a las de él y su pensar político, verbi gratia en la contemporaneidad la coyuntura de un conflicto real, no teórico, de acuerdo a Althusser (en Maquiavelo y nosotros), observado desde "una relación de práctica política". El problema requiere ejecutar la acción para cambiar la realidad a nuevas certezas. Significa la aptitud del florentino que piensa la política desde la política y comprende que se activa con el instinto; de existir dentro de la política a través de la vivencia, percances, avatares y de la real concreción de la "fortuna" (el azar) y la "virtú" –virtud— al compás de la veritá effettuale. Bajo tal posición Maquiavelo subraya la naturaleza violenta y poco pensativa de la virtud frente a la fortuna. La aptitud visible de la virtud no expresa que esta pretenda la victoria. La virtud se traduce en la facultad de realizar lo que la oportunidad y la fortuna permiten al sujeto. Para el florentino la virtud se articula con el momento, la circunstancia y la fortuna; al respecto añade Forte Monge: "Podría definirse como la potencialidad de hacer valer los fines mediante la prudencia y/o la determinación. No se concibe ya como una forma de autodominio, de buena voluntad o de integridad moral, y ello debido a que el problema se plantea desde una perspectiva política; en la que la virtud se desplaza hacia la mundanidad y una lógica consecuencialista. El sujeto de la virtud es el individuo, pero también pueblos o Estados. En el caso del hombre, aunque la virtud implique cierta prudencia, es importante la firme determinación e incluso la audacia".

Maquiavelo no sólo se sitúa en la discreción reflexiva o en el arte de gobernar el Estado, el suyo equivale al conocimiento de la sensatez frente a los acontecimientos políticos de transcendencia histórica. Puesto que parte de deducciones de la realidad sobre el carácter beligerante del contacto social y el temperamento impulsivo del hombre, sustentado en lo eventual de la coyuntura política. Esta justificación metódica y realista se inscribe en la sistematización de la filosofía política y de la historia de la política. Su fluido pensamiento crítico surge definido en la disertación de la obra. Resalta las vicisitudes como verdad antagónica que caracteriza la veritá effettuale en progresión dialéctica. Del mismo modo advierte la irreverente inclemencia y perfidia del político de doble rasero, además de hipócrita, cínico, mitómano, megalómano y ególatra, con delirios de grandeza y culto a la personalidad; un objeto de estudio de la psicología social y de la psiquiatría en casos perniciosos. Asimismo señala que al fingir transgrede la ética en la cambiante realidad histórica y política. La comparación de tal conducta corresponde a la de un delincuente mirado desde la criminalística. En conformidad lo explica Berlin en The Originality of Machiavelli: "la ‘originalidad de Maquiavelo’ consiste en habernos abierto a la dolorosa verdad de lo real no moral (…) pero no formulada explícitamente (‘not by formulating it explicitly’), pero, expuesta de forma ‘más eficaz’ (‘more effectively’) porque relega la moral tradicional no-crítica al reino de la utopía (‘by relegating much uncriticised traditional morality to the realm of Utopia’)".

VI

En la dedicatoria de El Príncipe –"Nicolaus Maclavellus ad Magnificum Lavrentium Medicem"— ofrece la clave de su soporte en la realidad ["conocimiento de las acciones" —"cognizione delle azioni"— (…) "experiencia de los hechos" –"esperienza delle cose"—] y no oculta el presumible interés de conseguir la protección de Lorenzo de Médicis el Magnífico (un arquetipo de Príncipe). "Y deseando también yo ofrecerme a Vuestra Magnificencia con algún testimonio de mi obligación hacia ella, no he hallado entre mis enseres nada que me sea más querido o aprecie tanto como el conocimiento de las acciones de los grandes hombres, aprendido mediante una larga experiencia de los hechos modernos y una continua lectura acerca de los antiguos; que, tras haberlos examinado y meditado considerada y largamente, y resumidos ahora en un breve volumen, ofrezco a Vuestra Magnificencia" - .

 

A la vez se comprende que el plan confidencial de Maquiavelo, guardando las apariencias, era dar a conocer al pueblo –con quien se identifica no sólo por su sensibilidad social sino a la cercanía de clase social, ello lo convierte en filósofo del pueblo— la disimulada intención del siniestro proceder político del poderoso y sus efectivas maniobras. La gente al comprender el retorcido y desleal comportamiento del político puede diseñar estrategias para neutralizar la acción contraproducente de aquél líder negativo. También insinúa que el pueblo posee la capacidad de reconocer al auténtico estadista y que éste entre la casta política constituye una excepción. Maquiavelo escribió con franqueza y honestidad su observación de la praxis política para intervenir en lo real con sabiduría y esteticidad. ¿Cómo gobernar en una situación histórica precisa? Ello impone la necesidad de conocer la teoría política, la historia y otros saberes concernientes a lo gubernativo. ¿En cierta forma propone la posibilidad de un político pensador y científico en el arte de dirigir el Estado a la manera de Platón en Leyes con el filósofo rey? En consecuencia formuló respuestas precisas con el objeto de someter cualquier indicio de suposición y alcanzar lo impersonal por medio de la visión objetiva en contextos de incertidumbre y de percance, de desconfianza ante la ley y la supuesta igualdad.

En aquel tiempo Maquiavelo percató lo natural del invariable avance dialéctico del cuerpo social. Por lo demás exige al Estado que sea versátil y eficiente. En concordancia a dichas afirmaciones subrayó Burckhardt relativo al filósofo italiano en La cultura del Renacimiento en Italia: "Capta siempre las fuerzas en juego como algo vivo, como algo activo, plantea las alternativas acertadamente y con grandeza, y procura no engañarse a sí mismo ni engañar a los demás (…) su objetividad política es ciertamente terrible en su sinceridad, pero no debe olvidarse que escribe en una época de angustia y peligro extremos, en la cual no podía esperarse de los hombres que creyeran en la justicia ni dieran por supuesta la equidad (…) Maquiavelo fue capaz de olvidar su propia persona para juzgar con plena objetividad (…) Reconoce, por ejemplo, la ley de una evolución progresiva, que se manifiesta en sacudidas periódicas, y pide que el organismo estatal sea algo dinámico y susceptible de cambio".

La imparcialidad del florentino, simultáneo al tratamiento de la realidad y su vislumbre en la veritá effettuale, alude su aproximación al estudio de la verdad en Tucídides –historiador y estratega estimado como el progenitor del realismo político y de la historia, debido a su actitud por la investigación científica de encarar lo real—, su "programa" y la noción de la Istoría (Ιστορία) como investigación y dar testimonio de los hechos; así lo confirma en su Historia de la guerra del Peloponeso. Tucídides juzgó las relaciones internacionales en función del poder de cada país y no en razón de la justicia. A propósito y en correlato con la concepción de "La trampa de Tucídides" –es decir, la guerra entre Estados Unidos y China arrastrando a sus aliados— su obra constituye un manual de estudio de militares, diplomáticos, políticos profesionales, de altos funcionarios del gobierno y de la seguridad nacional de los países poderosos, debido a la veracidad estratégica y táctica con que trata la guerra junto a otros temas afines como el miedo en cuanto plan sicológico. En su técnica de investigación tiene prioridad la verdad objetiva, el estudio de los acontecimientos reales. En ese orden suscribe Navia Antezana –en Tucídides, Maquiavelo y Nietzsche— que no se trata del relato de "un método histórico científico positivo", puesto que el talante real de la istoríe de Tucídides lo notaron Maquiavelo y Nietzsche. Por otra parte se advierte que Tucídides tuvo influjos del sofista Protágoras (quien declaró que "el hombre es la medida de las cosas", ¿o de la realidad?), partidario de Heráclito y admirado por Platón. Al mismo tiempo y en correspondencia completa Navia: "el vínculo de Tucídides y Maquiavelo como los realistas frente a la metafísica de Platón y el platonismo, es decir, de la voluntad de la istoríe de ‘no dejarse engañar con nada y de ver la razón en la realidad’ ha dicho Nietzsche [en Crepúsculo de los ídolos]".

Por otra parte, para entender la concepción de la veritá effettuale, según el punto de vista de Gramsci en Cuadernos de la cárcel, se hace indispensable distinguir al diplomático del político y al científico del político de acción. El diplomático actúa en la "realidad efectiva" y busca el equilibrio político en el marco de la legalidad. También el científico por su condición profesional requiere de lo real. Pese a ello, Maquiavelo "no es un científico puro" ya que es "hombre de partido" con recia pasión. "Político de acción" que desea crear nuevas asociaciones de poder y por eso se vincula al "deber ser", aunque no con significación moral puesto que crea desde la "realidad efectiva". Administra la voluntad y organiza nuevos contrapesos de fuerzas victoriosas en el ámbito de la "realidad efectiva", en la cual interviene y se le impone. En seguida agrega Gramsci que "El ‘deber ser’ es por consiguiente lo concreto o mejor, es la única interpretación realista e historicista de la realidad".

El "deber ser" de Maquiavelo es realista, sin embargo, no concluye en una realidad inminente, no supone que el hombre transforme lo real –como lo sugiere Marx— sino que lo traduzca y determine una "línea de acción". Ser filósofo y escritor era el límite para Maquiavelo, no el de ser jefe de Estado o de un ejército, complementa Gramsci: "Jamás afirmó que fueran sus ideas o sus propósitos los de cambiar él mismo la realidad, sino única y concretamente los de mostrar cómo deberían haber actuado las fuerzas históricas para ser eficientes". Si la finalidad radica en acentuar el valor de la realidad efectiva y provocar "intuiciones políticas rigurosas", entonces es preciso analizar las circunstancias con el propósito de establecer "las relaciones de fuerza" y en seguida concebir un proyecto estratégico y táctico mediante una línea de acción. Gramsci en su afán sistemático de esclarecer el pensamiento de Maquiavelo, en articulación con la realidad histórica y política, intenta demostrar que el Príncipe tiene semejanza con el partido político moderno. Siendo éste como un "gran intelectual orgánico" que detenta el poder a manera de agente moderador de los intereses políticos en pugna con el contexto de la veritá effettuale o de la "verdad efectiva". De forma comparativa la hipótesis de Gramsci sugiere interrogar: ¿en la contemporaneidad qué organización personifica la idea del príncipe? De inmediato se piensa en el imperialismo corporativo como forma de la encarnación del príncipe actual, en alusión al desmesurado poder político y económico que conquista, mientras con impunidad transgrede los convenios internacionales, supera a los Estados por medio del control biopolítico del cuerpo, la mente y la espiritualidad de los individuos [en esta situación se sugiere investigar la cuestión del "biopoder y la bioguerra"], junto a la hegemonía cultural y mediática, tecnológica y guerrerista que posee el Príncipe contemporáneo.

VII

El realismo político de Maquiavelo se ajusta a su método de la veritá effettuale, desempeña el papel de leit motiv a manera de sugerente y reiterado fondo narrativo en su obra, por lo demás se contrapone a cualquier intento metafísico y de distracción política. De allí que Forte Monge reseña cuatro cualidades de la "realidad efectiva" del italiano: 1ª) "el relativo pesimismo antropológico" y las pasiones demoledoras junto a las actitudes contraproducentes del actor político: codicia, intriga, egoísmo, avidez, envidia, violencia, crueldad, soberbia, arrogancia, negligencia; 2ª) el Estado y la sociedad se unen y articulan frente al peligro externo –a través de la comunicación y la guerra defensiva— y asimismo en el conflicto interno derivado de la hostilidad por el poder, la lucha de clases y la controversia de los intereses políticos y sociales; 3ª) la jerarquía asimétrica, intolerante y arbitraria, en las relaciones de poder, como ejemplo, el gobierno del Estado o de la República por un reducido número de sujetos que quizá no llegue a treinta; sumado a este proceder, a manera actualizada, el monopolio del conocimiento político y del poder, vinculado con: la clase socioeconómica opulenta por manejos ilícitos y estafas, el engranaje de lo generacional, lo etario y la identidad de género, el nepotismo (la alianza de familiares y amigos que sin ningún mérito ni ser electos usurpan cargos), el tráfico de influencias y otras formas de corrupción que obstaculizan la democratización del poder y el equilibrio de las condiciones políticas; y, 4ª) lo difícil de encontrar y tomar decisiones impecables y equitativas que se ajusten al beneficio común de la sociedad y por otra parte la aprobación del "mal menor" como una práctica política habitual.

De ello resulta el desconcierto político, inestable y beligerante, donde la fuerza y la violencia –y, en última instancia, el poderío militar— consiste en el factor imprescindible y determinante. Con todo, Maquiavelo propone "la economía de la fuerza o el engaño" y de esa manera impedir el atropello o la aplicación exagerada de la violencia que los gobernantes justifican con inmoral razonamiento. ¿La política reside en el artificio de la malicia, la mentira y la apariencia? Entretanto se asume aquélla prudencia, insinuada por el florentino, si fuera eficaz como una táctica convincente de la acción política; o dicho con distintas palabras: como realidad efectiva. Desde la perspectiva de la veritá effettuale la actualidad de Maquiavelo es indiscutible, ya que su maestría implica la exaltación del realismo político: un sistema elaborado con principios típicos de pensadores como él, Tucídides y Carl Schmitt. De igual forma, al extremo de lo manejable en el terreno de la acción, Maquiavelo ejecuta la flexible unión pero al límite entre lo probable y lo ideal. Al mismo tiempo que implanta la política en la esfera de lo humano –mientras el sujeto aparenta desconocer su impotencia frente al mal y se agota en la desesperanza—, se aparta del espacio del imaginario y de la metafísica, de la religión, la creencia y la superstición, como de la ética y la tradición. De tal forma se concentra en la dura realidad del poder, lo cual se evidencia en la intimidación, la actitud antipatria y la práctica turbia, en el conflicto social, la lucha de clases, el golpe de Estado, la revolución, el genocidio y la guerra.

Su doctrina rehúye la teoría política clásica e introduce la facticidad (de factum, hecho), que se explica a modo de historicidad, contingencia y temporalidad, en los sistemas de la fenomenología y del existencialismo. Para Sartre en El ser y la nada el hombre debe construir su motivo desde la propia facticidad de su existir contingente. Parecido piensa Heidegger, en Ser y tiempo, relativo a la facticidad de la existencia humana como el acto de "estar ahí" en el tiempo mientras el hombre intenta comprender su significado. En ellos la facticidad alude lo absurdo de la existencia. De esta suerte Maquiavelo procuró investigar lo real percibido, o en otras palabras, examinar la tramoya "efectiva" que rige los eventos políticos, pero no sobre mecanismos ideales ni utópicos sino los pertinentes a la acción política. De esa forma converge en coyunturas de particularidad inhumana, cruel, impulsiva, brutal, irracional e instintiva, de naturaleza animal, incluso paradójicas por ser implacables.

Al punto que la violencia también es sicológica –como en el terrorismo, el fascismo, el neonazismo, el etnocidio, los discursos y crímenes de odio— ya que afecta la existencia y la espiritualidad del individuo. Entre numerosos ejemplos se cita el del "gobernante maquiavélico" cuando utiliza el poder de forma negativa, ofrece "el paraíso en la tierra" y no cumple con su promesa política, mientras con sigilo favorece a un privilegiado sector socioeconómico en detrimento de la mayoría. Debido a su actitud premeditada incurre en un infame acto demagógico de imponderable costo social, entre la injusticia y la contradicción, porque condena a la pobreza, la miseria y la muerte a multitud de personas y de generaciones. Por cierto que Maquiavelo no indaga en el móvil incierto y ambiguo de la maniobra política, pues sin titubear irrumpe directo sobre la realidad y profundiza en el suceso o en la veritá effettuale. Con lo cual resalta la pregunta de la filosofía del poder como característica primordial de su discurso. Y sin duda por ello lo juzgan como el primer filósofo de Occidente que eligió el poder como argumento principal.

 

arjevach@gmail.com



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