La tendencia práctica de un solo gobierno

El mismo andar

"Yo quiero ser una idea realizable por la gente, una cosecha de hermanos, una palabra con manos una voz que tenga pasos que camine frente en alto, una historia con futuro, un pasado que es presente porque aún se está luchando…"

Frente de Creadores Militantes, La Alegría de estar juntos. 2018.

Manejar el mismo discurso, ha sido siempre la utopía en los escenarios de planificación de diferentes sectores de la vida diaria, muchos persiguen sin éxito que los dirigidos por ellos, caminen al mismo paso que avanzan los procesos que dependen de la mano humana para su ejecución y es que ponernos de acuerdo, ha sido siempre el objetivo a vencer en los trabajos colectivos, lo cual ocupa y preocupa a los líderes, olvidando en algunos casos, el verdadero sentido del trabajo colectivo, o dicho en criollo, lo que debemos hacer todos y todas.

El caminar juntos, no responde solo a la retórica, no basta el discurso, la palabra debe ser una representación lingüística de lo que se piensa y más allá, una materialización de lo que se siente, es una trilogía entre SENTIR-PENSAR-DECIR que debe servir de abrigo en fríos o cálidos vientos que generan las transformaciones a nuestro alrededor. Decía Alí en sus letras que aquellos que tienen espíritu prestado por duro que fuera su tuero con la llovizna se afloja, a lo que en los tiempos modernos y guardando la distancia filosófica, pudiéramos inferir en el axioma, "El que no sea congruente entre su SENTIR-PENSAR-DECIR, simplemente, es un velero que el viento llevará a pique".

Cuando se ha identificado, la esencia de nuestro pensamiento, ése concepto filosófico que nos mueve, así como, el "Chávez vive" en voces revolucionarias o el "siempre listo" de la filosofía Boy Scouts comienza entonces a gestarse desde la práctica, una fuente inspiradora del pensamiento, comenzamos a caminar con unos principios claros y definidos, que nos agrupa ante la adversidad y nos llena de regocijo ante los triunfos, el problema ha sido siempre, que repetimos modelos porque así lo han enseñado, sin ser críticos de nuestra propia práctica, quizás de esta manera, nos hubiésemos ahorrado tantos dolores de cabeza con las nuevas generaciones, si nuestro accionar hubiera sido desde un principio inculcar la importancia de una bendición, en lugar de repetir costumbres heredadas.

Si nuestros principios están definidos y por voluntad política, alineados, es la ontogénesis del proceso de planificación, de esta manera, es la forma viable de entender porque caminamos en el mismo andar sin que la discordia e inconformidad hagan espacio en nuestro quehacer, muchos compañeros de brega, al no estar claros en esta definición, cuestionan la tarea por no entender su razón filosófica, error imputable a los líderes quienes se conforman con conocer ellos la razón de las cosas, sin masificarla como estrategia de convencer en lugar de vencer. Para sumar, hace falta integrar con la acción, no con la palabra.

Si planificamos objetivos y definiciones en conjunto, entonces hay que entender que es un sueño compartido, una esperanza sembrada y multiplicada en muchos corazones, que no suceda de esta forma, es una manera sencilla de concluir que la aspiración es solo personal, nunca colectiva y lo personal termina por ascender a un individuo a expensas de otros, quienes lo llevan al lugar que él desea y los otros, dejan de ser para pasar a convertirse en vehículos de aquel que si sabe cuál es el destino al que conduce el camino transitado.

Toda esperanza debe ser democratizada, si es un bien colectivo, todos tenemos que conocerlo, ya que el que defiende una cosa, debe ante todo saber lo que defiende, celebres palabras de Joaquín Trincado cuando llevó su obra a la práctica, solo así, se hace fe, razón que fundamenta la existencia de la Comuna Jaime. Seamos entonces, democratizadores, seamos como el padre que educa a su hijo a que el dulce no es una costumbre para que el niño se aquiete, es la glucosa que necesita el cerebro para funcionar y comprender su entorno, en lugar de ser, aquel ataque despiadado a un páncreas indefenso que aparece en escena.

Caminar el mismo andar, significa hacer camino como misión del caminante, quizás esa haya sido la esencia de las palabras de Robinson o de Simón, o de cualquiera como el mismo lo dijera, inventamos o erramos, nótese que las frases están en plural, el camino es una construcción plural, no singular, no hace falta caer en el juego de la lengua, hace falta unir esfuerzos para alcanzar los objetivos que nos son comunes a todos, si son comunes a todos, entenderemos que dejan de ser objetivos para pasar a ser, necesidades.

Caminamos como un bloque, no como sectores o subgrupos, la naturaleza se ha encargado de demostrar que el que se queda de último, es presa fácil de los depredadores y hasta la raza más pequeña del ecosistema, nos enseña, que nadie queda atrás, pero que la actitud de cooperación no se decreta, se inculca con aquella vieja enseñanza libre de la discriminación, ya que Watusi y Rubén se encargado con sus letras de armonizar una gran verdad humana, si la muerte no discrimina y nos permite ver unas calaveras en el mismo cementerio, por qué la vida si ha de hacerlo y nosotros ser vehículos de esa aberración contra nuestra propia naturaleza.

Nos toca revisar la marcha compañero, algo quedó botado en el andar, revisa, la orden es aligerar la carga y nunca, pero nunca debe concebirse a alguien como una carga.

 



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Edwars Morillo

Profesor universitario

 edwarsmorillo@gmail.com      @edwars_morillo

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