El Partido Unido: algunos rasgos por definir

En torno a la estructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) propuesto por el Presidente Hugo Chávez se han vertido algunas ideas interesantes, todas coincidentes sobre que sus rasgos característicos sean por completo diferentes a los de los partidos políticos tradicionales, incluyendo a aquellos denominados de izquierda. Algunas de tales ideas pretenden definir el perfil que debe caracterizar a los futuros militantes de esta novedosa organización, así como destacar la necesidad de que éstos adquieran suficientemente una formación realmente socialista. Asimismo, que los dirigentes sean electos por las bases, a fin de evitar se perpetúen cúpulas partidistas que, con el transcurrir del tiempo, terminen por distanciarse de éstas, adoptando conductas contrarrevolucionarias y antidemocráticas.

Por eso es bueno tener presente con el Che Guevara que “quien aspire a ser dirigente, tiene que enfrentarse o, mejor dicho, exponerse al veredicto de las masas y tener confianza de que ha sido elegido dirigente o se propone como dirigente porque es el mejor entre los buenos, por su trabajo, su espíritu de sacrificio, su constante actitud de vanguardia en todas las luchas que el proletariado debe realizar a diario para la construcción del socialismo”. Esto constituye uno de los nódulos centrales que debe prevalecer en el PSUV, puesto que ello garantiza el ejercicio pleno y creador de la democracia participativa y protagónica, además de permitir que nuevas cohortes generacionales revolucionarias asuman el papel de la vanguardia revolucionaria, una cuestión que es de vital importancia, si se quiere asegurar la continuidad y profundización del proceso revolucionario bolivariano, evitando su estancamiento o, sencillamente, su posible desviación reformista.

Siguiendo con el Che, todos los dirigentes y militantes del PSUV “deberán ser creadores, deberán manejar la teoría y crear la práctica de acuerdo con la teoría y con las condiciones propias de este país en que nos toca vivir y luchar”. Sin ello, se corre el riesgo nada imposible de que los remanentes del reformismo puntofijista afloren de nuevo, con tanto o más ímpetu como ocurriera en el seno de los distintos partidos políticos que apoyan a Chávez, no obstante proclamarse revolucionarios todos. Por ello, es significativo que haya cierta reserva, toda vez que se rememora lo hecho por las principales cúpulas partidistas del chavismo, sin respeto alguno a los liderazgos naturales existentes en las regiones y municipios, lo cual incidió en la proliferación de organizaciones políticas afectas a Chávez.

Ahora, cuando se acepta la conveniencia histórica de activar esta nueva fuerza política, es imprescindible que ella cumpla un rol fundamental en la conversión de la conciencia de quienes apoyan el liderazgo de Chávez, aún asentada en el egoísmo y la búsqueda de soluciones fáciles, por una conciencia social que sirva de sustentación, a su vez, de una conciencia definidamente socialista. Tal conversión repercutirá, sin duda, en la transformación radical del país, no sólo a nivel político, sino al nivel económico, social y cultural. De ahí que la formación ideológica represente un pilar insoslayable, acompañada de una serie de valores sociales y ciudadanos esenciales que deben rescatarse de manera simultánea a dicha formación.

El PSUV debe ser instrumento político al servicio del pueblo y promover incansablemente el cambio estructural y el bien colectivo. Para que lo sea, es requisito que el socialismo emerja entre sus filas, fomentando una definición más acabada de sí mismo a la luz del acontecer venezolano, enlazado con el sueño integracionista y la lucha antiimperialista de nuestros Libertadores; siendo -en esencia- anticapitalista, a pesar de lo que se afirme en contra. No puede ni debe subordinar todo instrumento de articulación, de expresión y de organización de las masas, creyéndose la vía más adecuada de hacer la revolución. Al contrario, el PSUV debe verse como uno más de los instrumentos que se requieren para afianzar el hecho revolucionario en Venezuela, de tal suerte que complemente los logros revolucionarios hasta ahora alcanzados de la mano del Presidente Chávez.-


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Homar Garcés


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