Estoy convencido ¡Yo sí iré a votar!

¡Estoy convencido! Yo sí iré a votar, consciente que si son unas elecciones para un parlamento es para crear, redactar y respetar leyes, y que ese respeto comienza por las propias autoridades para dar ejemplo a los ciudadanos, y no irónicamente pedir el voto para ser un(a) "diputado(a)" usando todo tipo de recursos públicos y dinero sin mostrar las fuentes de financiamiento - como lo dice la ley- para promover candidaturas de quienes llamándose revolucionarios(as) u opositores(as) solo demuestran que si antes de ser "representantes" del pueblo, ya violaron descaradamente lo que dicen van a "respetar", pues es la analogía del ladrón que dice que roba por hambre.

Yo sí iré a votar y lo haré convencido que es la mejor manera de resolver los problemas de un pais, y lo haré estando claro que el voto no es una herramienta en donde quien ejerce el poder la emplea como el martillo que obliga a los suyos a arrodillarse ante sus designios, o destruye al adversario con esas mismas "leyes" con persecución, cárcel y exilio, porque esa sería la comparación del hombre que viola a su esposa o pareja si ésta se niega a tener relaciones sexuales en la forma y condiciones que él diga.

Yo sí iré a votar dejando claro que unas elecciones no pueden darse en el marco de que se haya destruido la uninominalidad de ese voto por decrépitas listas en donde se impone el poder de una cúpulas sobre las necesidades ciudadanas, o sea, la imposición de "candidatos(as)" que solo son afectos a quienes controlan el poder, aunque estos tengan el rechazo de los electores. Esa es la fotografía más palpable del esclavismo, en donde el dueño de tales esclavos imponía a estos lo que le daba la gana.

Yo sí iré a votar teniendo como precepto fundamental que unas elecciones deben ser equilibradas y jurídicamente controladas por un árbitro electoral que sea de la confianza de los participantes. Y cómo hablar de equilibrio cuando de manera ignominiosa ese organismo es presidido por quien siendo "administradora de justicia" suspendió de sus curules a los anteriores diputados electos de un determinado estado, y jamás pidió en esa "sentencia" repetición de elecciones para tales funciones. En otras palabras, y en lenguaje criollo: "Ellos mismos pagan y se dan el vuelto".

Yo sí iré a votar teniendo como norma fundamental que si soy empleado público, pensionado o "beneficiario" de algún programa de Estado en materia de vivienda, esporádica alimentación, o deficitarios ingresos por "bonos", nadie puede obligarme a ejercer ese derecho so pena de quitarme tal "beneficio", porque el voto es precisamente la libertad de elegir y no de imponer elegidos. Esa es la máxima del psicópata y criminal que impone a sus víctimas - ante la negación de lo que desea - escoger entre ser asesinado o ingerir veneno para suicidarse.

Yo sí iré a votar teniendo la virtud de que el voto es un principio universal de unir pueblos a partir de la verdad, y no de mediatizar una "campaña electoral" con una retórica de mentiras diciendo que con "leyes" el país volverá a la bonanza económica y se recuperarán los salarios perdidos, y se acabará el hambre, máxime cuando quienes lo dicen son aquellos que colocaron por todo el periodo del anterior "parlamento" a tal institución en "desacato", es decir, sin funciones, mientras ellos representaban una "omnipotente, todopoderosa y plenipotenciaria" asamblea paralela. Y nos preguntamos ¿Si los mismos que nos prometen con leyes nuevas salir de la crisis, qué hicieron durante todos estos años con las leyes existentes y la propia Constitución para llevar al país a este nivel de quiebra política, económica, social y moral? ¿Por qué antes no se pudo, y ahora sí se podrá? Esa es la historia del alcohólico cuyo "especialista" recomienda que vaya a hacer su terapia de regeneración trabajando en un bar.

Yo sí iré a votar teniendo la posibilidad de que el hambre, el empleo, la vivienda, o cualquier factor que me haya aportado el Estado para mi praxis de vida no será utilizada como chantaje político en el ejercicio del voto, y menos que un árbitro de elecciones manipule desde horarios de "votación" hasta traslado de votantes, y distribución de centros electorales a conveniencia del que ejerce el poder político, así como la negación en tiempo real de los resultados electorales, y más aún de "inhabilitar" tarjetas y candidatos de oposición sin más razón que la de tener el "arbitraje electoral". Verbigracia, eso sería lanzarme desde el avión sin paracaídas.

¡Estoy convencido! Yo sí iré a votar. Iré a votar cuando en plena libertad de pensamiento esté seguro que mi voto y el de la mayoría de los electores será respetado en la esencia de quienes deseen elegir. Es decir, que efectivamente se cumpla y se respete la voluntad de un pueblo. Lo demás es utopía.

 



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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