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¡Traidores siempre, leales nunca! ¿El valor de la lealtad?

La lealtad es algo muy caro que no se puede esperar de gente barata. Anónimo.

Muchas personas hoy en Venezuela se preguntaran qué valor preferiríamos que los actuales gobernantes tuvieran hacia nosotros cuando vivimos esta tragedia de hambre, se trabaja únicamente para sobrevivir en esta agonía diaria ante el mal vivir, que si viviéramos bien optaríamos por el de la lealtad al gobierno de Maduro. Sí, ese valor o virtud que hace que tu entorno familiar, sea fiel y respetuoso, que no te fallen cuando saben que el pueblo está ido a tierra, que esté contigo en las buenas, y en las malas. Aunque estar a las buenas y tener calidad de vida es muy sencillo, pero el gobierno de Nicolás Maduro no honra ese deber de fidelidad o lealtad cuando el mayoritario pueblo venezolano empobrecido que siempre ha tenido cerca no están todo lo bien que sería deseable, y precisan del giro definitivo en el gobierno para ponerle final a esta tragedia, que al fin y al cabo, es lo que deben hacer. Un gobierno humanista casi nunca te falla, pero a causa del ciego poder o en las relaciones sociales en muchas ocasiones no lo es tanto, y se deja llevar muchas veces por intereses ideológicos fracasados, más que velar por ese deber de no fallarle a su pueblo de vivir bien y feliz.

Sobre esta quimera de "leales siempre, traidores nunca" la lealtad es una obligación natural que existe entre las personas en las relaciones electorales a la hora de votar sin ser chantajeados. Pero la deslealtad o la traición de un gobierno hacia un pueblo pasando las de Caín como contrapunto a esa ilusa lealtad que exige el gobierno, y como fracaso de esta. Sale este slogan anti hambre, traidores si, leales nunca.

Se ha sostenido que la lealtad es un valor que básicamente consiste en no dar la espalda a un pueblo al que estás unido por lazos de fe y esperanza, y no por falsas promesas sociales, es decir, el incumplimiento del honor y la gratitud. Y, por ello, la lealtad hoy está más apegada a la relación con la calidad de vida de la población venezolana. Pero no se puede ser leal a Chávez, y desleal a Maduro, porque cuando confías en alguien nadie espera que esa relación quede alterada por la traición que se da cuando a la hora de decidir entre los intereses socioeconómicos de los venezolanos al que se debe ser leal, privan intereses ideológicos totalitarios externos frente a los del sufrido pueblo venezolano.

Pero el daño real que se ha causado al recurso humano de la patria, y a la generación de relevo, provocado por la deslealtad del gobierno, y si cabe, es más grande que el que causara un ataque directo de fuerzas armadas extranjeras que no estén alineadas en el círculo del entorno militarista del gobierno, porque, aunque lo normal es que las personas no tuvieran una actitud de ataque hacia el gobierno producto del hambre que se padece, y no se espera el respeto de quien no te reconoce tu sufrimiento, y esta reacción hace menos daño del que te causa, de quien solo esperas ayuda, y que erradiquen esta desgracia para siempre. Porque la deslealtad del gobierno que es el problema por sus erráticas políticas, es el ataque de lo "inesperado", y bajo este prisma supone abrir una herida cruel por la desprotección del pueblo abandonado, hacia quien solo espera su ayuda, y no su traición frente al hambre. De lo que no conoces puedes, quizás, esperártelo todo, porque el mundo impersonal en el que vivimos hace que quede dudes, el hambre la vemos a diario, ya no por sorpresa cuando de estómagos vacios se trata.

Pero de un gobierno hacia el pueblo no se espera nunca ataques, sino ayuda. Por eso es más dañino, y es más sencillo darle sufrimientos a quien debe ser leal por lo inesperado de esta conducta gubernamental reaccionaria.

Sobre la virtud de la lealtad se ha escrito mucho. Y de traiciones estamos hartos los venezolanos todos los días por causas políticas, sociales y económicas mal implementadas.

Existe un estudio de La filosofía de la lealtad, escrito por Josiah Royce donde sostiene que la lealtad es una virtud, una virtud primaria, y es el centro de todas las virtudes, el deber central entre todos los deberes. Donde presenta la lealtad, a la cual define con grandes detalles, como el principio moral básico del cual se derivan todos los demás principios. El escritor tiene toda la razón en su obra, cuando sostiene que la lealtad es la devoción consciente práctica, y amplia de un gobierno a una causa o hacia la población. Pero si se traiciona la causa el daño es colectivo, caso venezolano que está causando esta tragedia económica cuando la lealtad se debe a un pueblo, y no un objetivo social o político como lo es hacia el gobierno de la Habana.

Pero cuando la traición es colectiva es un ataque directo a la población con la que tienes un vínculo directo, y, por ello, el daño es más profundo, porque el ataque al pueblo hambriento se dispersa en el daño colectivo, pero el ataque a ese pueblo que te eligió por quien se debe tener un deber de fidelidad supone la violación de un compromiso expreso o tácito, y que por causas ideológicas fútiles e innobles es inesperado demoledor y despiadado. Desgraciadamente por ello la lealtad es una virtud que escasea en nuestros tiempos y mas hoy en esta mal llamada revolución vemos traiciones hacia quienes tendrían que dar fidelidad y respeto, pero se han invertido los valores de la evolución de la sociedad hacia lo peor y contrario de los valores éticos y morales en lugar de hacerlo hacia la búsqueda del bienestar y progreso económico , y no esta hiperinflación que ha desencadenado esta crisis social, política y económica, donde los enfrentamientos por retener el poder mal administrado, o triunfos pírricos en lo político, o deseos perversos personales por encima de un pueblo a quien se le debe respeto.

En esta situación si queremos mejorar las condiciones de vida de la sociedad venezolana, todo parte por abrir el debate por la recuperación de los principios y valores hacia los demás, más que por muchos objetivos ideológicos como este etéreo de "Leales siempre, traidores nunca" que no tiene significado alguno si los valores no se respetan. Por eso el pueblo que sabe mas que coro coro frito, y sabe que el hambre no es leal con ningún estomago, les ha volteado el slogan: Frente al hambre: "Traidores siempre, leales nunca".



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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