Manuel Cristopher Figuera sin Patria y sin honor

Es hasta repugnante leer de ese canalla, el comunicado, apestoso de injurias recrudescente de ignominias que le lanzó este infiltrado "militar" como exdirector del Sebin a los soldados y comandantes de las Fuerzas Armadas Nacionales que, como espeluznante, convertido en un traidor hereje, habla de "mi" patria. Se habrá visto mayor oprobio a la dignidad del ser humano que, no tiene consideración, ni perdón dentro del ejercicio de la responsabilidad que debe ejercer un "ciudadano" que pase por academia alguna, para formarse como militar en la orientación de ser un audaz soldado, defensor de la legitimidad de su nación y, como un desalmado clama por más traición y, tiene el odioso cinismo de amenazar a los que no piensan como él ni se prestan a tan bajo desafuero.

Ofender a Chávez es ofender a nuestro libertador como el esclarecido defensor y seguidor de su doctrina que, hizo todo lo posible por darle la moral y las luces a los soldados de la Patria grande, a la Patria de nuestros sueños, a la Patria que no se vende y, menos a un imperio corrompido que amilana al mundo con la compra de conciencia, tal cual, como hizo con esa cosa que, se nos presenta, hablando de corrupción como el corrupto que es que, no tuvo el más mínimo sentir de venderse por alguna miserable suma de dinero que lo entierra en vida entre otros, como el más vil personaje que le vendió su alma al diablo, tirando al vació a su familia, si es que piensa como padre, condecorado de traidor barato.

Cristopher Figuera, como un mismo miserable, entre tantos miserables que se puedan hallar en el renglón de traidores por salir a la luz pública dentro de los cuadros de la institución armada, en un complaciente momento de su vida, estos prefieren perder el honor de servirle a su Patria con esmero y valor y, por un puñado de monedas sin otro rescoldo que nos pueda convencer, se entregan al imperio con una facilidad que en particular éste, al plantarse frente a un espejo debe mirarse a los ojos, mirar su piel, mirar su rostro, y en un estirar de un pendenciero desparpajo, debe decirse, si es que tiene valor familiar, soy lo más despreciable como sujeto de una gran familia que resguarda a Venezuela que, como antítesis de ese pensamiento, que el comandante Chávez puso en práctica para que el mundo nos vea con respeto y admiración y, ahora después de venderme al enemigo, soy una basura que no cabe en el alma de un patriota que lucha por su país, cualquiera las circunstancias por muy adversas que ellas sean y, ahora tiene que verse como el lobo estepario que representa una causa injusta que, en alguna parte de su ser debe sentir el remordimiento y el odio que lo hace presa del destino de ser un vende patria, prestado a la oposición venezolana que en nada quiere a los militares que, no sea para valerse de ellos, para envilecerlos y sacarle el mayor provecho que les sirvan a sus interéses.

Y Cristopher Figuera: quedará como un mal ejemplo de recuerdo dentro de la historia que le dará la sutil vanagloria de haber deshonrado la originalidad de haber subido escalas de promoción, para llegar a ser, todo lo contrario de lo que le enseñaron en su formación, a quererse como soldado y ser el fiel representante de Simón Bolívar, lo máximo que ha parido la América, y quien luchó por libertar varias naciones y lo logró y con su muerte nos dejó el estandarte de la dignidad y del honor, lo que este mediocre, jamás como hombre de armas pudo captar y a su deshonor se entregó y se vendió y perdió lo más sagrado del ser humano: su dignidad de ser libre y, un venezolano respetado.

¿Para que sirve un traidor, quién los quiere, vale la pena ser traidor? Los grandes traidores de Venezuela, por allí están tirados en la historia, como lo que fueron trai-do-res.



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Esteban Rojas


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