Señor Diosdado Cabello, ¿Se siente usted de derechas o de izquierdas? (I)

"Ser de izquierda hoy significa en primerísimo lugar contar con una especial sensibilidad (ética, estética, afectiva) para dialogar con un tránsito epocal que ha colapsado las viejas «cajas de herramientas», las ópticas disciplinarias, los entusiasmos por el «progreso», la confianza en las «leyes de la Historia», las nociones rudimentarias de «libertad, igualdad y fraternidad», los mitos de un «Sujeto» ungido de trascendencia, la ingenuidad de una «ciencia universal» y la «neutralidad» de la técnica, la tiranía de «La Razón» y el terrorismo de «lo bello», »lo bueno», «lo verdadero»."

Rigoberto Lanz

"Vivimos un tiempo de mentiras permanentes, que enmascaran la verdad. Algunas personas están tan acostumbradas a la falsedad, que ya no son conscientes cuando son sinceras o hipócritas. Ya no es válido aducir ignorancia en descargo de nuestra irresponsabilidad, puesto que se trataría de una ignorancia dolosa y culpable."

LAAB

Preguntas orientadoras(¿?)

  • ¿Es de izquierda un gobierno que confunde los subsidios con la justicia social?

  • ¿Es de izquierda un gobierno que contradice el Discurso de Angostura al producir la mayor RESTA de felicidad posible?

  • ¿Es de izquierda un gobierno poseído/dominado por Mamona?

  • ¿Es de izquierda un gobierno que confunde bienestarismo con neoliberalismo?

  • ¿Es de izquierda un gobierno que NO ha sacado a los pobres de la pobreza?

I. Introducción

.Escribir algo a estas alturas sobre la izquierda es un intento a la vez arriesgado y atrayente. Arriesgado porque se trata de un tema complejo y difícil, lleno de modulaciones y de cuestiones derivadas, de diagnóstico nada sencillo y cuyas propuestas están amenazadas de vaguedad. Atrayente por su actualidad e interés para un amplio sector de personas preocupadas por la crisis de la "izquierda venezolana", inmersa en la perplejidad, desencantadas y esperanzadas entre las que me cuento. Por izquierda entendemos todos aquellos "movimientos que han luchado y siguen luchando contra la barbarie de la explotación y la dominación que impiden la fraternidad, la igualdad y la libertad". Es decir, a lo largo de la historia podemos encontrar personas, movimientos y políticas que han simbolizado esta izquierda en la medida "en que han buscado la erradicación del sufrimiento humano causado por mecanismos de explotación y dominación, y han apelado a la sublevación moral y al compromiso de todas aquellas personas que querían acabar con actuaciones de inhumanidad y desigualdad en torno a un programa de acción".

Dicho de otra manera: la identidad de la izquierda hay que buscarla en los fines morales y sociales que se propone. El resto (políticas, ideologías, programas, medios, estrategias) serán de izquierda en la medida en que persigan y alcancen esos fines. Hay, pues, un ámbito que especifica la moral de la izquierda, y es el de los fines y valores solidarios. Puede decirse que la izquierda nació de uno de los encuentros de la voluntad y la razón. Su impulso inicial parte de la certeza de que la acción puede transformar la historia si hace alianza con la razón.

II. ¿Qué entendemos por izquierda?

Para contestar la pregunta ¿Qué entendemos por "izquierda"? habremos de despejar un equívoco: la izquierda no se refiere a un sistema ideológico, no designa una ideología. En el lenguaje ordinario, "derecha" o "izquierda" significa mucho más que un estilo de creencias, se refieren a una actitud vital ante la sociedad, supuesta en un comportamiento.

La izquierda política no consiste en la adhesión a un sistema doctrinario. Las ideologías revolucionarias o reformistas se suceden, cambian y se enfrentan. Su vigencia depende del contexto histórico, su traza varía con los intereses de los grupos que las sustentan. Pero debajo de todas ellas subsiste una corriente vital permanente. Es una actitud común de disrupción ante la realidad social existente, que da lugar a una práctica transformadora; es, a la vez, negación de un orden dado y proyección de otro que se supone más racional y humano. Son esa actitud y esa práctica las que definen a la izquierda. Lo que dio sentido a la entrega de tantos hombres y mujeres e hizo que, en muchos casos, algunos sacrificaran sus vidas por un objeto social, no fue la creencia en una doctrina científica o filosófica. Fue una pasión y una esperanza: la indignación por la estupidez y la injusticia humanas, la urgencia por construir una sociedad fraterna. Según las épocas y las circunstancias sociales, esa actitud disruptiva revistió varias formas, ensayó distintas vías de acción y adujo distintas teorías para justificarlas pero en todas se mantuvo constante. Porque no era prisionera de ninguna formulación ideológica, subsistía, subsiste en todas ellas. La izquierda en política no es una doctrina, es una elección de vida. En cada contexto utiliza armas intelectuales distintas.

Tiene sin duda que elaborar y aceptar teorías para justificar racionalmente sus decisiones y prácticas, pero la aceptación o rechazo de una teoría está motivada por una actitud que implica una proyección de valores objetivos que satisfacen intereses vitales. El criterio para juzgar si un movimiento es de izquierda no es que cumpla o no con una posición teórica. Al revés, el criterio para juzgar el carácter de izquierda de una teoría es si es capaz de justificar racionalmente o no un comportamiento emancipador.

Una misma doctrina política puede tener una función disruptiva en un contexto y reiterativa de una situación de dominación en otro. Ejemplos son todas las revoluciones. El liberalismo fue disruptivo cuando logró la abolición de absolutismo de la monarquía, conservador al servir al desarrollo del capitalismo. El marxismo-leninismo fue la más poderosa arma ideológica contra la explotación capitalista, para convertirse después en un instrumento de una clase burocrática opresiva. Los socialismos reformistas lograron transformar el capitalismo salvaje en un Estado de bienestar más justo, pero actualmente se convierten a menudo en cómplices de un sistema de dominio basado en la desigualdad.

A la inversa, doctrinas que han servido a la dominación pueden vivirse de tal modo que contribuyan a la liberación. Las religiones, al transformar su visión de lo sagrado en una ideología, han solido servir, en manos de las iglesias, a mantener sistemas de poder. Sin embargo, en la acción de un Gandhi, de un Martin Luther King, de los cristianos de la opción por los pobres, la religión, al volver a sus orígenes, se coloca al lado de la emancipación humana. Es entonces plenamente de izquierda.

La confusión de la izquierda con una doctrina ideológica determinada, ha sido una de las causas de su perversión. Para ser de izquierda había que abrazar un credo. Quien difería a la doctrina oficial era tránsfuga o reaccionario. De allí, el sectarismo y la intolerancia. Además, si la izquierda se confunde con una doctrina, sólo quienes la interpretan correctamente pueden dirigirla. Hay un único grupo capacitado para señalar el rumbo político: el que detecta la teoría verdadera. La actitud transformadora de la realidad social se reduce a la adhesión a quienes detentan la doctrina y saben interpretarla.

El gran equívoco de la izquierda es identificarla con un sistema de creencia; con una ideología. En cambio si la izquierda no se identifica con un sistema doctrinal, permanecería sin mella ante cualquier crisis ideológica. Porque no es una explicación del mundo, en la cual pudiéramos creer o no, sino una decisión frente al mundo que tenemos que asumir, no es una teoría que desemboque en una acción, sino una postura moral, que acude para justificarse a una reflexión teórica.

En suma, la "izquierda" podría definirse por la actitud y la práctica sociales orientadas por la proyección de una sociedad otra. Por eso una postura de izquierda es necesariamente crítica en la reflexión, disruptiva en la acción.

Frente al poder impositivo dominante, la izquierda tiene que oponer un contrapoder. Pero el contrapoder de la izquierda está imbuido de una paradoja: pretende ejercerse para contribuir a la desaparición del poder impositivo. Por eso el terreno privilegiado de la izquierda es la oposición a un sistema de denominación constituido. Cuando deja de ser oposición y llega a una posición política en que puede imponer su poder, su gobierno sólo tiene sentido si se ejerce para contribuir a hacer desaparecer las condiciones y estructuras de dominación. Si acaba ejerciendo, a su vez, otro poder impositivo, si olvida su vocación disidente y establece un nuevo sistema de dominio, se traiciona a sí misma y deja de ser izquierda.

III.PARA SABER MÁS

  • Héctor Aguilar Camín, Pensando en la izquierda,FCE, México, 2008.

  • Norberto Bobbio, Derecha e izquierda, Razones y significados de una distinción política Editorial Taurus 1995

  • Gustavo Bueno, "La Ética desde la izquierda", El Basilisco, nº 17, 1994..

  • Gustavo Bueno, "En torno al concepto de 'izquierda política", El Basilisco, 29

  • Rigoberto Lanz,"Debate sobre los socialismos". Relea, nº 22,2005,

  • José Manuel Rodríguez Pardo, "El mito de la izquierda indefinida y el mito de las derechas", El Catoblepas * número 21 * noviembre 2003 * página 24

  • http://panamarevista.com/izquierda-que-izquierda/

  • https://systemicalternatives.org/2017/01/19/que-significa-ser-de-izquierda-hoy1/



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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