¿Cuál será el desenlace?

Ante el aciago momento que vive el país. Ante el desaliento nacional que se expresa en las calles, en las colas, en los lugares de encuentro cotidiano. Ante una crispación política inducida que exacerba la violencia, tanto el gobierno como la oposición han dejado a un lado las necesidades, aspiraciones y expectativas populares. Se imponen desgastadas estrategias que dejan a un lado al pueblo. El diálogo es secreto y las desavenencias son públicas. Se destruyen bienes públicos, mueren ciudadanos, se acelera la angustia colectiva y la mayoría se pregunta cuál será el desenlace.

La acelerada dinámica de los hechos que devienen de la realidad desbordó al gobierno y a la oposición. El forcejeo que sostienen por lograr imponer su fuerza está destruyendo las instituciones y menoscaba la institucionalidad. Están llevando el país a un despeñadero y dejan a un lado los grandes problemas nacionales. La situación del país reclama seriedad, responsabilidad y mucha serenidad para enfrentarla y construir un consenso social que le brinde estabilidad a las instituciones. Los grandes problemas del país no se pueden seguir postergando para atender la lucha política como prioridad. Es inaplazable convocar un gran dialogo nacional que supere el dialogo político entre factores antagónicos y abra cauce a la participación amplia, democrática y transparente. No hacerlo es jugar al caos y alimentar la conjura internacional contra la Patria.

La oposición está convencida de poder convertir la crispación nacional y una protesta desorganizada, irrespetuosa de los derechos ciudadanos, desarticulada, cargada de confusiones y sin orientación democrática en una verdadera insurrección popular para alcanzar el poder y conformar un gobierno apoyado por factores externos que solo tienen interés en nuestros recursos naturales. Su disminuida estrategia es capitalizar políticamente el descontento nacional sin ofrecer ninguna respuesta a los grandes problemas del país. Se olvidan que una insurrección popular para alcanzar el poder debe reconocer al pueblo como sujeto de poder y tener su respaldo de manera clara e inconfundible. No puede reducirse a simples y transitorias mayorías electorales; son cosas distintas. Esa crispación con su carga de violencia solo dejará destrucción y muertos como ocurrió con las guarimbas.

El gobierno nacional no puede seguir postergando respuestas a los grandes problemas del país. No debe seguir girando sobre un discurso agotado que no plantea respuestas novedosas. Dejar a un lado las excusas y tomar decisiones que el país espera. El Consejo Nacional Electoral debe presentar un cronograma de elecciones regionales y municipales con la solvencia institucional que le da su autonomía como poder independiente del Estado venezolano. El Tribunal Supremo de Justicia debería convocar una COSNTITUYENTE JUDICIAL para superar su devaluada actuación en los últimos tiempos y ante situaciones que exigen fortaleza institucional.

El país está sumergido en un desaliento colectivo porque unos y otros han sembrado decepción con su miserable actuación. Una oposición orgullosamente apátrida, ambiciosa, sin proyecto de país y sumergida en sus inmorales luchas internas. Un gobierno debilitado por la acción de una burocracia ineficiente y corrompida que despilfarró el legado del Comandante Chávez y no supo responder a la "guerra económica" impulsada por el capital transnacional ante el cual terminó capitulando. Un PSUV que exhibe una arrogancia que poco ayuda a buscar alternativas para superar tan aciago momento y un Gran Polo Patriótico convertido en adorno político que solo aparece en momentos electorales.

Ese cuadro político en el marco de la crisis económica y social que vive el país, exige la participación activa de todos los venezolanos. Exige la convocatoria urgente a un DIALOGO NACIONAL AMPLIO, DEMOCRÁTICO Y TRANSPARENTE sin tutores extranjeros, con participación de todos los factores políticos, organizaciones sociales, instituciones, personalidades reconocidas y comunidades organizadas que expresan la emergencia del poder popular…nos es tiempo de sospechosos diálogos secretos y/o privados…no es tiempo de confrontaciones intrascendentes…no es tiempo de aplazar verdades..



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Darío Morandy


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