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Continúo con la letanía de señalar que si no se estudia no hay manera de comprender la realidad y mucho menos transformarla como lo dijo ya hace casi dos siglos el inmortal judío alemán. Bajo la dirección de Hugo Chávez, el PSUV discutió a lo largo y ancho del país el documento: Líneas Estratégicas de Acción Política. Fue una discusión intensa con dificultades, con tropiezos, con errores pero definitivamente participativa. Ahora bien, lo que preocupa es que esa discusión no se ha seguido dando para enriquecerla. Hacer la revolución y gobernar no necesariamente son dos acciones que llevan el mismo ritmo, ir a destiempo puede en definitiva postergar o hacer fracasar este proyecto.

Ya estamos claros que del socialismo sabemos menos de lo que pensábamos. Lo que sí debiéramos saber es qué es el capitalismo. Da la impresión, por la conducta de algunos camaradas en cargos de dirección y que son militantes del PSUV, que están “más perdidos que el hijo de Limber”; esto puede ocurrir por varias razones: en primer lugar, por la ignorancia y deficiencia en su formación política; otra pudiera ser porque son unos infiltrados y una tercera por que definitivamente su pensamiento reformista está bien definido.


Un elemento clave de las Líneas Estratégicas de Acción Política es la orientación de aplicar las tres erres al cuadrado: la Revisión, Rectificación, Reimpulso, Reunificación, Repolitización y Repolarización. La primera erre supone poner en duda todo lo actuado y que no dio los resultados propuestos; la segunda apunta a que si los resultados no fueron los esperados se enderezara el rumbo; la tercera pretende que una vez orientado el rumbo habría de aplicarse el acelerador; la cuarta apuntaba a conciliar los factores internos del partido que por diversas razones se encontraban enfrentados; la quinta indicaba que una vez resuelto el problema de reconocer las divergencias se lograra la unidad dentro de la diversidad; por último la sexta erre implica el puerto sobre el cual se debía lanzar el barco para iniciar el nuevo rumbo orientado hacia el socialismo. Lamentablemente estas erres se vienen entendiendo de manera mecánica o en el peor de los casos no se entienden.

No necesariamente hay que esperar superar la primera erre para llegar a la sexta; tal vez avanzáramos más si partiendo de la sexta llegáramos a la primera. Construir el Gran Polo Patriótico es un hecho práctico que no se decreta sino que se construye en el día a día. Con todo el contexto internacional de fondo seríamos bien pendejos si creyéramos que sólo con el PSUV vamos a resistir. Urge incorporar no únicamente a los partidos aliados sino a las diversas clases y fracciones de éstas para en conjunto defender este esfuerzo por construir el socialismo en Venezuela. El sectarismo conspira contra esta propuesta. Hay sectores que dentro del PSUV ven con celo que otros actores puedan participar en la construcción del proyecto que hemos decidido defender. Dentro del PSUV está presente en no pocos “dirigentes” - mejor es decir caudillitos y caudillitas - una miopía política que impide la incorporación de otros sectores que ayudarían a oxigenar la revolución; tal como plantea el documento de las líneas estratégicas estos personajes creen que pertenecer al partido “equivale a 'invertir' en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa 'inversión' debe ser 'recompensada' o 'remunerada' con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido.”


Radicalizar la revolución significa en términos prácticos ser más eficientes, profundizar la lucha contra la corrupción en todos los niveles, crear los espacios para la crítica y la autocrítica, atacar al burocratismo de manera concreta, ser los primeros en el sacrificio y los últimos en los beneficios, cumplir las tareas asignadas, ser los primeros en llegar a nuestro trabajos y los últimos en irnos, salir de las oficinas y patear las calles, cumplir con la metas planteadas, decirle la verdad al pueblo, escuchar al pueblo directamente y responderle mirándoles la cara; en definitiva, consultarle al pueblo antes que estar “conciliando”, “concertando”, “coqueteando” con las élites que quieren tumbar a Maduro . Creo que no es pedir mucho. Si no hacemos esto las tres erres al cuadro terminarán como otro trabalenguas más: erre con erre cigarro, erre con erre barril… y el ferrocarril terminará perdiendo el rumbo… que no es otro que el socialismo.


isidrocamacho@hotmail.com



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Isidro Osvalinoc Camacho Manzano

Isidro Osvalinoc Camacho Manzano Docente Universitario, Profesor a dedicación exclusiva UNELLEZ-VPDS Barinas.

 osvalinoc@gmail.com

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