¿Fin de la MUD y del PSUV?

Todo apunta que las elecciones del 8D pudiesen cerrar el periodo que caracterizó la política en Venezuela estos últimos 15 años. Los bloques en pugna Chavismo-PSUV y Oposición, luego de la partida física de Hugo Chávez no logran macerar un criterio lo suficientemente sólido como para mantenerse cohesionados.

La MUD, es el producto del liderazgo de Hugo Chávez, vale decir, su unificación es a causa de que ningún partido opositor, por sí solo, fue capaz de disputarse los niveles de popularidad del mandatario.

Su unión, es consecuencia de las circunstancias políticas en la que se vieron inmersos los partidos (y sus derivados), que gobernaron a Venezuela durante la IV República. Por lo tanto, la unión de la MUD está pegada “con saliva de loro”, y el arroz con mango que existe al interior de la misma, ya no tiene razón de ser.

La discusión en el interior de cada uno de los partidos de la oposición, torna en desarrollar estrategias que contribuyan a fortalecer un liderazgo propio, que puedan disputarse las elecciones presidenciales de 2019. Cada uno de ellos, visualiza la posibilidad de conquistar el poder Estatal más allá de MUD.

Ellos tienen constantes desencuentros, los cuales no les permiten cohabitar armoniosamente en una política orgánica de cara al país, además de las sustanciales discrepancias ideológicas. Es muy probable que en un futuro no muy lejano, observemos dos bloques políticos irreconciliables salidos del seno de la MUD, uno encabezado por AD, UNT y COPEI, y por el otro, PJ y VP.

Por su parte en el Chavismo, la principal fortaleza es el apego al legado de su máximo líder, así como también, que acogen el socialismo bolivariano como corriente de pensamiento. Sin embargo, el “alto mando político” hace malas interpretaciones de las directrices emanadas de Hugo Chávez, al suponer que la dirección colectiva se circunscribe solo a ellos. Obvian que el PSUV, es un cuerpo deliberante, irreverente, y de gran iniciativa, por tanto, se incomoda cuando es “bypaseado”. Esta situación podría provocar una minimización considerablemente en la militancia del PSUV, ya que las estructuras de dirección en sus diversos niveles observa con inquietud la inercia del debate en el seno del partido.

La convocatoria del Congreso a partir del 4 de febrero, pudiera ser un buen escenario para el encuentro. De lo contrario, estamos en presencia de una nueva etapa política en el país, caracterizada por la despolarización ideológica de la política y del retoñamiento del “pluralismo partidista”.


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Huérfano, Jiuvant G.


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