La gran batalla

Los ciudadanos (as) debemos dar la gran batalla contra la cultura de la alienación, ignorancia, individualismo, corrupción, exclusión, violencia, es decir, la cultura del mercado, de la dominación y generar la cultura del humanismo, creatividad, solidaridad, honestidad, inclusión, de la paz, es decir la cultura de la liberación y el arma fundamental para el triunfo es la Educación Integral.

¿Donde debemos dar esta gran batalla?

En la familia, en la escuela, liceos, universidades, fábrica, campos y en cualquier espacio que nos permita reflexionar, discutir, aprender-enseñar-aprender; para así ir en pos de un ser humano multidimensional, pues solo cambiando al hombre y la mujer podemos transformar la sociedad y crear la nueva república que soñó Simón Bolívar y Simón Rodríguez (simbiosis del pensamiento y acción para la liberación).

¿Quiénes entre otros pueden impulsar el triunfo de esta gran batalla?

En primer término nuestros educadores, pero para lograrlo debemos reeducarnos para así manejar la nueva visión y misión de la educación, pasando de una educación memorística, repetitiva, abstracta, y donde ahora se incluye un nuevo elemento, la informática, pero que tampoco se sabe utilizar para guiar y orientar; por una educación reflexiva, crítica, para la investigación, contextualizada con la realidad, y donde esa nueva herramienta tecnológica que a través de la edumática, nos permita crear, construir, para lograr nuestra soberanía como sociedad y como Estado.

¿Pero somos culpable los educadores?

La respuesta es no; lo que ocurre es que el modelo del sistema educativo se agotó, pues éste debe estar en transformación permanente; de nada nos sirve, crear nuevas leyes, reglamentos, nombres, subsistemas para la educación, si no existe una verdadera transformación curricular y pedagógica de fondo y no de forma.

De lo anterior se desprende, que también la educación en la universidad debe transformarse porque es allí donde se forman nuestros profesionales y educadores, con la vieja cultura de la dominación y la misma visión de la educación.

Y en segundo término tenemos los medios de comunicación, que al igual que los primeros deben reeducarse y manejar una nueva visión y misión de su participación activa en la sociedad, pues solo transmiten programas que generan la cultura de la violencia, mediocridad, lo banal, lo que le interesa al mercado, y en muchos casos, la distorsión de la realidad, sobre todo los medios televisivos que tienen gran influencia en el ser humano. Deben cambiar en cuanto a no estar al servicio de los intereses del capital, de la acumulación de riquezas, sino estar al servicio del bienestar de la sociedad del bien común, de generar la cultura de la paz, de la formación de ese ser integral tan necesario para nuestro país, esto en lo referente a los medios privados y en cuanto a los nuestros, debemos mejorar aun más las programaciones para hacerlas atractivas y que el entretenimiento se torne en diversión ,aprendizaje y reflexión.

Educar-reeducar-educar, para lograr el nuevo ser social, el ser multidimensional que requiere la patria para sustituir la cultura de la violencia, por la cultural de la paz a través de la educación integral, es tarea de todos (as).


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Nelson Sánchez Harold


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