En respuesta a Osvaldo León Vargas - Derecho a réplica a artículo publicado por Aporrea

Una candidatura al servicio de las luchas obreras y contra la polarización burguesa

El portal www.aporrea.org ha publicado este domingo 22 de julio de 2012, un escrito del compañero Osvaldo León Vargas, titulado “Mis razones de por qué votaré por Chávez” precedido del antetítulo: Una respuesta a los compañeros que acompañan a Orlando Chirino y la derecha endógena. En uso del derecho a réplica que me asiste, solicito a los administradores de la página Aporrea que hagan pública mi respuesta.

Atentamente,

Orlando Chirino


En respuesta a Osvaldo León Vargas

 

Respetado compañero Osvaldo León:

Reciba usted mi saludo cordial y el agradecimiento por saber que dentro de las razones que le motivan apoyar la candidatura del Presidente Hugo Chávez, haga referencias a mi nombre, mi actuación política y mi programa de gobierno. Sin duda, ese el reconocimiento a la existencia de mi candidatura, que muchos medios de comunicación oficialistas y de la oposición, tratan de invisibilizar, en el perverso escenario de la polarización política electoral entre dos opciones burguesas. De igual modo, interpreto que su documento también trata de responder a la honesta y valiente “presión” de miles de trabajadoras y trabajadores que le plantean si en la contienda electoral del próximo 7-0 no es mucho más conveniente y correcto políticamente apoyar la tarjeta del Partido Socialismo y Libertad (PSL) y a Orlando Chirino para que ocupe la primera magistratura de la nación.

Y lo que más agradezco, es que me brinde la oportunidad no sólo de responder a sus razonamientos políticos, sino también la posibilidad de dialogar con cientos de miles de trabajadores que desde hace muchos años se esfuerzan, sacrifican y dan lo mejor de sí por alcanzar el anhelado sueño de construir una sociedad distinta, fundamentada en un modelo económico que elimine el rey capital y la explotación del hombre por el hombre, y la reemplace por la solidaridad humana, la igualdad económica y la fraternidad entre los seres humanos, que no es otra que la sociedad socialista bajo un régimen político de plena democracia obrera.

Sus razones son falsas o medias verdades

Esgrime usted tres razones por las cuales no respalda mi nombre para las elecciones presidenciales del 7 de octubre. La primera de ellas es que mi candidatura nace mas por las diferencias internas en la lucha que se dio en el seno de la Unión Nacional de los Trabajadores (UNT); la segunda que cuando rompí con el “proceso bolivariano” me uní o alié y llamé públicamente a unirse con sectores de la contrarrevolución de la derecha sindical; y en tercer lugar que mi programa de gobierno es “reformista”. Esas serían tres razones de mucho peso para que cualquier trabajador o luchador popular se incline a apoyar otra candidatura distinta a la mía. El único detalle es que ninguna de sus tres afirmaciones es cierta y en el mejor de los casos se trata de verdades a medias, que son las más grandes mentiras. Vamos punto por punto.

¿Solo diferencias burocráticas en la UNT?

Es cierto que la UNT siempre estuvo cruzada por profundas divergencias, pero usted comete un grave error de catalogarla como una simple batalla burocrática, porque desconoce que las diferencias existentes desde mucho antes de proclamar a la Unete, eran profundamente políticas. Al interior de la UNT se debatía entre quienes querían armar un parapeto de central sindical controlado por el gobierno y su partido político y quienes defendíamos a ultranza la independencia política de los trabajadores frente al gobierno y los patronos privados y teníamos como bandera de lucha, la defensa de la autonomía sindical. Espero que en su caso sea un desconocimiento de la realidad y no una forma calculada de tratar de esconder la esencia de las contradicciones de la naciente central en el 2003.

Tampoco puede usted desconocer, o tratar de ocultar, que cuando anunciamos el nacimiento de la UNT tuvimos la suficiente honestidad política de decirle a todos los participantes del acto que desarrollamos en el Teatro Nacional de Caracas, que la UNT nacía fruto de un acuerdo político por arriba, razón por la cual se establecía una dirección provisional que funcionaría en forma colegiada y horizontal, que tendría como tarea central la preparación, organización y realización de elecciones democráticas por la base para legitimar a sus genuinos dirigentes. Esa honestidad debe usted recordársela a sus lectores, para que sepan de qué material está hecha la corriente política y sindical que yo lidero y de que tamaño es nuestra lealtad con los trabajadores.

Por supuesto con lo anterior no quiero esconder la triste realidad de que al interior de la naciente UNT también existía la mezquina persecución de cargos, prebendas y dividendos políticos y económicos de muchos dirigentes sindicales “rojo-rojitos”. Pero en orden de prioridades ello era secundario frente a la colosal batalla política de fondo que desarrollaba nuestra corriente para impedir que la nueva central naciera atada de pies y manos, aplaudiendo todas las medidas económicas, políticas y sociales del gobierno.

Ante la imposibilidad de doblegarnos, al gobierno y sus aliados en el movimiento sindical no les quedó más remedio que dividir a la UNT en su II Congreso, donde la mayoría de los delegados reclamaban cumplimiento al mandato de realizar elecciones por la base. Si usted no estuvo en ese congreso yo quisiera recordarle que Marcela Máspero, Franklyn Rondón, Osvaldo Vera y otros dirigentes sindicales identificados con el gobierno sólo pudieron hablar porque nuestra corriente se los garantizó, toda vez que la amplia mayoría de los delgados no quería verlos y mucho menos escucharlos. En pocas líneas, esta es la verdadera historia de la UNT y las responsabilidades que le caben al gobierno y sus aliados en su destrucción.

Ha sido patética la forma en que el gobierno y el candidato que usted apoya, dio nacimiento al parapeto de la Central Bolivariana. Ese era el objetivo del gobierno en el 2002, en el 2003, en el 2006, en el 2010 y ahora en el 2012: tener una central sindical arrodillada que avale sus planes anti-obreros. Para esa perversa tarea, amigo Osvaldo León, no cuente conmigo ni con nuestra corriente sindical y mucho menos con el PSL. Por favor transmítales estas verdades a los trabajadores, y yo estoy seguro que muchos de ellos reafirmarán su decisión de apoyar mi candidatura a la Presidencia de la República.

¿Me alié y me uní a la derecha contrarrevolucionaria?

Mucha tinta han vertido los plumíferos del oficialismo para denunciarme como contrarrevolucionario, agente del imperialismo, hombre de la MUD y cualquier otra cantidad de epítetos. Es una desgracia que usted también se sume a la canalla, que ante la imposibilidad de derrotarnos política e ideológicamente recurre a la calumnia como arma política para desprestigiarnos.

Por si usted no conoce mi trayectoria, quiero comentarle brevemente que mi proyecto político desde hace más de 40 años es la revolución socialista internacional y la construcción del socialismo con democracia obrera. Pregúntele a la vieja guardia del Partido Comunista de Venezuela y ellos le verificarán que desde hace más de cuatro décadas, los denuncio porque defendían esa farsa del “socialismo real” de la URSS, de China, o de la Cuba que desde los años 90 abrió su economía a las empresas mixtas con transnacionales. Siempre combatimos a esos regímenes burocráticos y carceleros en que las dictaduras estalinistas convirtieron los colosales triunfos revolucionarios de la Rusia de 1917, de China en 1948 o de Cuba de 1959.

Desde esa perspectiva falsea usted la realidad al decir que yo rompí con el “proceso bolivariano” cuando mi proyecto político, no de ahora sino de hace décadas, es distinto y opuesto por el vértice a la caricatura del “Socialismo del Siglo XXI” que pregona su candidato. Quiero aclararle entonces que los sucesos fueron al revés. Mientras yo acompañaba a los trabajadores en su experiencia política con Hugo Chávez, su “proceso bolivariano” tuvo que execrarme porque no pudo doblegarme o extorsionarme con un empleo para que yo renunciara a la lucha en defensa de la autonomía sindical, a la batalla contra el regresivo y reaccionario proyecto de reforma constitucional y sobre todo a denunciar la trampa del partido único boliburgués, en el que lamentablemente terminó capitulando y adaptándose una buena parte de los luchadores obreros y populares del país.

Por otra parte quiero expresarle que no he tenido escrúpulos de trabajar en unidad de acción con un burócrata sindical de derecha o de izquierda, siempre y cuando ello favorezca la movilización y la lucha de los trabajadores en defensa de sus derechos. En la activación de la UNT participé al lado de Wills Rangel, secretario personal de Carlos Ortega; Marcela Máspero proveniente del partido Copei y firmante de la contra-reforma laboral de 1997; Franklyn Rondón dirigente sindical de los empelados públicos, quien en medio del golpe se colocó a plena disposición de la dictadura; y Francisco Torrealba, ex compañero de andanzas de Ledezma, o de tantos otros dirigentes sindicales provenientes de AD que hoy son prominentes figuras del Psuv e incondicionales funcionarios de su candidato presidencial.

Lo hice por que con todos ellos coincidía en el proyecto de construir una nueva central sindical, luego de que los trabajadores decidieron romper masivamente con la burocracia sindical de la CTV, y millones de ellos buscaban construir una central combativa, democrática, plural, autónoma y clasista. Indudablemente, el proyecto que perseguía nuestra corriente era muy distinto de las aspiraciones burocráticas de estos operadores sindicales del gobierno que hoy dicen representar a los trabajadores en el Psuv. Nosotros actuábamos con la plena confianza política en los trabajadores y estábamos eguros de que cuando se realizaran las elecciones sindicales ellos escogerían a los verdaderos luchadores y defensores de sus intereses. El gobierno sabía eso, la burocracia sindical roja-rojita sabía eso y por eso dividió el II Congreso de la UNT, por eso impidió las elecciones y por eso me botó de mi trabajo desde hace cinco años y a pesar de que tengo orden de renganche, no me reincorpora a mis labores.

Con ese mismo criterio de realizar unidad de acción con burócratas sindicales si ello sirve para impulsar la unidad y la movilización en el campo sindical de todos los trabajadores para defender sus derechos y lograr nuevas conquistas, es que hemos actuado en defensa de la libertad de Rubén González, a favor de la discusión de los contratos vencidos, por la ejecución de los más de 5 mil reenganches desacatados por los patronos, contra el sicariato, por un salario mínimo igual a la canasta básica, entre otras reivindicaciones que hemos defendido desde el Fadess. Los sindicatos no son partidos políticos, son organizaciones en las que caben todos los trabajadores dispuestos a defender sus derechos. Y serán los mismos trabajadores los que decidirán quiénes son sus genuinos dirigentes y castigarán a los burócratas y traidores. En el seno del Fadess, continuamos promoviendo la unidad de los trabajadores, la autonomía, la defensa de los sindicatos, los contratos colectivos, el salario, el derecho a la huelga y denunciamos la criminalización de la protesta. Actualmente eso no es posible hacerlo desde la UNT o desde la CBST, donde más bien se aplauden todos los atropellos del gobierno contra los trabajadores.

Respetado Osvaldo, si usted es de los que callan y no denuncian que los empleados públicos llevan ocho años sin oportunidad de negociar su contrato marco; si usted es de los que oculta que las empresas básicas de Gauayana están quebradas por la mala adminsitración y la corrupción y que además los contratos colectivos llevan vencidos más de tres años; si usted no es de los que se horroriza porque Rubén González es perseguido y está sometido a un juicio por defender los trabajadores y hacer uso del derecho a huelga; si usted no es de los que se indigna por el miserable aumento de 30 Bsf para los trabajadores petroleros; si usted no es de los que siente una honda pena porque asesinaron impunemente a los compañeros Richard Gallardo, Carlos Requena y Luis Hernández, y acribillaron miserablemente a los compañeros de Mitsubishi que tomaron la empresa en defensa de sus derechos, entonces no tenemos nada qué discutir.

Para resumir, en forma sencilla y humilde quiero decirle lo siguiente respetado compañero Osvaldo: por más que usted y mis enemigos traten de calumniarme diciendo que estoy con la contrarrevolución y el imperialismo, yo le digo simplemente que sigo aquí y aquí me quedo al lado de los trabajadores, combatiendo y afirmando que ni el gobierno ni la MUD son solución para los problemas de la clase trabajadora, enfrentándome junto a centenares de compañeros tanto a la élite puntofijista como a la nueva boliburguesía.

¿Programa reformista?

El último y más curioso de sus argumentos es que mi programa es reformista, acompañado de la acusación de que somos vanguardistas o foquistas porque decimos que vamos a gobernar a favor del pueblo. Definitivamente hay que tener muy poca imaginación y muy pocos recursos políticos para sostener ese falso argumento. Lo invito a que lea con detenimiento nuestro programa electoral y certifique que no hay una sola frase que abogue por un gobierno de los partidos de la burguesía, sean chavo-burgueses o pro-imperialistas. Explícitamente llamamos a la conformación de un gobierno de las organizaciones populares y obreras (Ver: http://laclase.info/teoria/por-un-gobierno-de-las-organizaciones-obreras-y-populares), nos pronunciamos en contra de las empresas mixtas que favorecen a las multinacionales y denunciamos la venta a futuro de los productos de las empresas básicas. Propugnamos que el petróleo sea 100% venezolano y que la renta sea utilizada para apalancar un plan nacional de obras públicas, infraestructura y recuperación de las empresas básicas, así como para desarrollar una real y profunda reforma agraria que nos libere de la dependencia alimentaria.

Planteamos iniciar de inmediato la negociación de contratos colectivos en todas las instancias de las empresas del estado y de la administración pública donde existen contratos vencidos y que se someterá a revisión el pérfido contrato petrolero que los rojo-rojitos a espaldas de los trabajadores acaban de firmarle al ministro Rafael Ramírez y su candidato presidencial. Del mismo modo que se revisará la recién impuesta Reforma a la Ley Orgánica del Trabajo que menoscaba los derechos colectivos de los trabajdores en materia de organización sindical, negociación de contratos colectivos, derecho a la huelga y que de paso criminaliza el derecho a la protesta.

Y para que a usted no le quepa la menor duda, no nos consideramos foquistas, no somos mesiánicos y mucho menos nos proponemos remplazar a los trabajadores y al pueblo en su misión histórica de dirigir los destinos de nuestro país y de la humanidad. Nuestro slogan de campaña es nítido y lo suficientemente claro: “Los Trabajadores deben gobernar”

Una recomendación

En los argumentos que esgrimes para apoyar al candidato-Presidente, intentas aterrorizar a los trabajadores y al pueblo, afirmando que un triunfo de Capriles significaría la reprivatización de las empresas y que se revertirían todas las conquistas alcanzadas por nuestro pueblo. Con esa afirmación, ratificas tu visión mesiánica de los procesos revolucionarios y tu desconfianza absoluta en la capacidad que tiene el pueblo y los trabajadores para defender sus derechos. Según tú, palabras más o palabras menos, el pueblo estará jodido si pierde Chávez.

Lo primero que habría que decir es que si Chávez pierde será su absoluta responsabilidad porque él con su política pro-burguesa y anti-obrera dilapidó el apoyo popular. Y en segundo lugar, la clase trabajadora y el pueblo tienen suficiente capacidad para defender lo que considera son sus conquistas. En un primer momento podrá sentir temor de perder el empleo, como lo siente hoy cuando lo olbigan a asistir a marchas o a donar un día de salario al Psuv, pero más temprano que tarde terminará reaccionando y reclamará lo suyo. Así fue en el pasado y así seguirá siendo siempre, no sólo en Venezuela sino en todo el mundo. Los revolucionarios apostamos no a los falsos dioses, apostamos a los hombres y mujeres que toman la decisión de forjar su propio destino y dicho destino siempre será superior a la miseria que nos ofrece la actual chavo-burguesía o la burguesía pro-imperialista. Recordemos que fueron los trabajadores y el pueblo los que derrotaron las dictaduras del pasado, los pactos políticos burgueses y también el golpe del 2002 cuando Chávez y su gobierno se borraron de la escena política. No hay razón alguna para dudar que ese mismo pueblo trabajador será capaz de defender sus derechos.

Tenemos enormes coincidencias

No quiero terminar este escrito sin expresarle que nuestra organización y yo en particular, valoramos mucho las 7 tareas que usted plantea tenemos los revolucionarios. En términos generales las suscribo y me encolumno junto a todos aquellos que coinciden con ellas. Son un buen punto de partida para hacer una discusión abierta y franca, y desde este mismo instante quiero expresarle que me pongo a plena disposición para abordar esta seria discusión estratégica. Coincido con su preocupación de que el gran esfuerzo que hemos hecho los revolucionaros desde hace muchas décadas no puede someterse a riesgos ni mucho menos dejarse perder esta excelente oportunidad histórica que la lucha de clases y el fervor de los trabajadores y el pueblo nos han deparado. Tenemos la enorme responsabilidad histórica de darle continuidad y profundizarlo en la dirección acertada.

Dicho lo anterior, sólo me permitiría presentarle las siguientes reflexiones:

¿Será posible encaminarnos en las siete tareas por usted planteadas llamando a apoyar un candidato que persigue a los trabajadores, que desconoce sus derechos, que entregó el 40% de la faja petrolífera del Orinoco a las multinacionales, que quebró las empresas básicas y que regala sus productos a precios de gallina flaca? ¿Podremos reagruparnos como revolucionarios apoyando a un candidato que defiende los intereses de una clase social opuesta a los trabajadores y que para colmo de males quiere congraciarse con el conjunto de la burguesía haciendo llamados a acuerdos políticos y económicos para desarrollar el país? ¿Será posible luchar por la revolución continental y mundial, apoyando a un candidato que entrega insurgentes colombianos a los gobiernos genocidas de Colombia, y que sin ninguna vergüenza respalda a las odiosas dictaduras del norte de África y el mundo árabe, en particular la siniestra dictadura Siria?

¿Hay que luchar contra una corriente de derecha endógena o contra el Gobierno y el Psuv, que es el partido de la nueva boliburguesía y de la burocracia de Estado, que disciplinó y arrodilló a los cuadros revolucionarios y de izquierda? ¿Será posible luchar por la autonomía y la democracia sindical adaptándose a los nuevos aparatos burocráticos creados por el gobierno o dando una batalla frontal denunciando al Presidente-candidato y su gobierno por ser sus gestores? ¿Será posible desarrollar esta política revolucionaria y de izquierda manteniendo la hipoteca política de los trabajadores y el pueblo con un Presidente-candidato y un gobierno burgués nacionalista o respaldando una candidatura independiente, democrática, clasista, autónoma, revolucionaria e internacionalista como la que postulamos a través del Partido Socialismo y Libertad?

Quedo a la espera de su respuesta.

 

Orlando Chirino

partidosocialismoylibertadpsl@gmail.com



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Orlando Chirino


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