Dentro de esa
planificación estratégica, por supuesto, está contemplada la táctica
electoral; pero también, y como parte de la formación ideológica,
debe estar claramente establecido que no es esta la única vía y que
por tanto, no debemos obviar otras posibilidades de lucha, según las
circunstancias que vayan marcando nuestro rumbo histórico. Bien lo
planteó el CHE Guevara, cuando resaltó en un escrito de 1961, que
la verdadera capacidad de un revolucionario, de una revolucionaria,
es saber encontrar las tácticas revolucionarias adecuadas, de acuerdo
a cada cambio de situación, tener siempre presente todas las posibilidades
y explotarlas al máximo.
Nuestro proceso
bolivariano se inició, en esta etapa bicentenaria, por la vía electoral;
y queremos seguir por allí, por una vía pacifica que permita efectivamente
construir socialismo bolivariano. Pero, conscientes de los peligros
que nos acechan, seguros que el enemigo no descansa, no podemos olvidar,
como auténticos revolucionarios, otros métodos de lucha. Lo dijo el
CHE, en el mismo escrito mencionado antes: “… sería imperdonable
limitarse tan solo a lo electoral y no ver los otros métodos de lucha,
incuso la lucha armada, para obtener el poder, que es el instrumento
indispensable para aplicar y desarrollar el programa revolucionario;
pues si no se alcanza el poder (o se mantiene y consolida, diríamos
nosotros ahora), todas las demás conquistas son inestables,
por insuficientes, incapaces de dar las soluciones que se necesitan,
por mas avanzadas que puedan parecer”.
En definitiva,
nuestra organización debe, asumiendo la lógica del partido-movimiento
(como se plantea en la línea estratégica mencionada al comienzo),
posicionarse realmente en el seno de las masas populares, a través
de una amplia política de alianzas con las diferentes formas de organización
popular. Para ello, resulta sumamente importante, terminar de derrotar
el sectarismo en nuestras filas; logrando que nuestra militancia, deslastrada
de dogmatismo, se involucre auténticamente en las luchas por las demandas
y aspiraciones del pueblo; logre sumar sectores indiferentes de la
población a la causa revolucionaria; propicie la participación
y el protagonismo de las masas populares; coadyuve, definitivamente
a la consolidación del poder popular.
Fundamental
para lograr todo lo anteriormente planteado, lograr que el PSUV se transforme
verdaderamente en una estructura estable en lo político-territorial,
“… que comprenda los estados, los municipios, las parroquias,
las comunidades y sus sectores específicos”. O sea, el Partido
fortaleciendo la organización en lo local, en cada comunidad especifica,
sea urbana o rural, para seguir derrotando allí, en su terreno, a los
representantes de la vieja “cultura capitalista” de hacer política;
rescatando los auténticos valores humanistas para acelerar la construcción
de la nueva sociedad protagónica y participativa; la nueva sociedad
socialista. Es parte de lo que vamos logrando, avanzando con buen pie
en el ámbito organizativo: ya tenemos a nivel nacional, instalados
y funcionando según lo mandan nuestros estatutos, los equipos parroquiales,
municipales y estadales del partido; debemos continuar, como sabemos,
hacia los sectores específicos de cada comunidad.
Ahora bien,
debemos seguir insistiendo en la necesaria formación integral del hombre
nuevo (y la mujer nueva) que mencionaba el CHE Guevara; imprescindibles
para lograr esa nueva sociedad, ya que, no se puede construir el socialismo
con “las armas melladas del capitalismo”. Y esa formación,
también sabemos, debe consolidar la relación indisoluble entre la
teoría y la práctica revolucionarias. Teóricamente debe tenerse claro,
que mantener en el proceso de construcción socialista elementos como:
la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés
individual por encima del colectivo, entre otros; tendría efectos
nocivos, ya que no permitirían el desarrollo de la conciencia revolucionaria,
la construcción de la nueva sociedad...
Y esta teoría,
podemos decir, nutre la practica revolucionaria que debemos desarrollar,
ya que, como dijo Marx, es lo que muestra: “la coincidencia del
cambio de las circunstancias y la transformación de la actividad humana
o auto transformación”. Nos recuerda el filósofo marxista de
origen canadiense, Michael Lebowitz, que el mensaje de Marx a los trabajadores
en un determinado momento fue que deberían pasar años de lucha “no
solo para lograr un cambio en la sociedad, sino también para su auto
transformación”. Más de veinte años después, escribió nuevamente
que los trabajadores sabían que deberían pasar por largas luchas y
una serie de procesos históricos, transformando las circunstancias
y los hombres. En resumen, la formación es teórico-práctica; y los
métodos que de allí surjan para lograr la nueva sociedad son, como
lo dijimos antes, inseparables.
Resalta el
mismo Lebowitz, que el socialismo no se puede construir desde arriba,
que es un proceso de desarrollo humano, que debe ser el fruto del trabajo
consciente de la clase trabajadora. Nos dice el autor mencionado:
“… una vez que entendemos que las personas se realizan a través
de sus propias actividades, comprendemos que sólo donde el Estado se
transforma de un Estado mediador para los trabajadores y por encima
de ellos, en el auto gobierno de los productores podrá darse un proceso
continuo por lo cual los trabajadores pueden cambiar tanto las circunstancias
como a ellos mismos. A través de una revolución
democrática, la práctica revolucionaria puede promover el auto-desarrollo
del pueblo en todas las esferas de la
vida y asegurar las condiciones para el crecimiento de sus capacidades…”.
Por lo tanto,
compatriotas, camaradas, nuestro partido, asumiendo plenamente la segunda
línea estratégica de acción política, “…debe
asumir el compromiso de luchar contra la injusticia y la exclusión.
Impulsar nuevas formas de organización y
políticas sociales que mejoren el nivel de vida y garanticen la mayor
suma de felicidad posible. Promover el sentido de pertenencia, respeto,
igualdad y dignidad, la critica y autocrítica, para combatir todas
las amenazas que confronta la revolución como la guerra de cuarta
generación (desarrollada por los medios de comunicación del capitalismo),
teniendo presente el carácter socialista revolucionario y
antiimperialista del proceso, evitando la
transculturización, todo ello aunado el ejercicio de la contraloría
social sobre los gobernantes y funcionarios
públicos, especialmente sobre lo que militen en el partido”.
Vamos pues,
a mantenernos en Movimiento Permanente, en Batalla Permanente, como
ya lo hemos declarado, conscientes y alertas para seguir caminando firmes
hacia el difícil, pero hermoso camino, de la consolidación del Socialismo
Bolivariano. Con mucha conciencia revolucionaria, consolidando la organización
del partido y su relación con las masas populares; y con la histórica
y bolivariana Pasión Patria!!
Patria Socialista o Muerte
Venceremos!!!
Barinas, 27 de Junio de 2011