La nueva Torre de Babel

La propiedad horizontal como infra-estructura ideológica y como ideología estructuradora de la dominación

LA  NUEVA  TORRE DE BABEL:

Esta confusión de lenguas del individualismo, nada tiene que ver con la legítima defensa de la pluralidad de lenguas, culturas y civilizaciones. Esta nueva babel de la propiedad horizontal es el pináculo de la incomunicación humana, a pesar del desarrollo de las comunicaciones y de la  Internet.

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*LA  PROPIEDAD HORIZONTAL COMO INFRA- ESTRUCTURA IDEOLÓGICA Y COMO IDEOLOGÍA ESTRUCTURADORA DE LA DOMINACIÓN O DESESTRUCTURADORA URBANA  DE LA MATRIZ                   COLECTIVA DE LA  COMUNIDAD.

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Comienzo por explicar las palabrotas:

-Infra-estructura: aquí  se trata de un armatoste de  cemento armado y cabilla, disparado hacia el cielo, como si fuera  un  cohete chucuto,  que no alzó el vuelo porque  quedó herido  en el despegue, con sus múltiples jaulas- colmenas, donde  vivimos un  purgatorio  injustificado, nosotros, los nuevos   pájaros sin alas. En apariencia, no pertenecemos  a la tierra, pero tampoco pertenecemos   al cielo, a pesar de  la  vida  entre las nubes    o  de su efecto invernadero. . Sin alma .y sin raíces. Pero, con su mundo virtual en la pantalla.

-Estructura ideológica: vale decir,   apariencia, aparato de seducción y  engaño. La propiedad horizontal se convierte en estafa vertical.  Expropiación capitalista de mi tierra de origen  y estafa espiritual por envilecimiento y degradación progresiva. Y por  el efecto de demostración de sus vidrieras que alientan  el consumo masivo.

-Desestructuradora urbana:  desestructurar es  demoler   la ciudad, su casco histórico, barrer su memoria y  sus canciones,  abortar la matriz colectiva de las comunidades hasta llevarnos  al precipicio y el vacío del  enloquecimiento individual y colectivo.. Es la negación de la comunidad. Frente a ella, la desintegradora “propiedad horizontal”, la comunidad ausente ,ante nuestro soberbio  individualismo de cuerpo presente.

Propiedad horizontal,  estafa vertical. Ya  lo había advertido en su tiempo Unamuno: los hombres de las grandes ciudades, parecen sombras sin interior.

La comunidad, sin cielo ni estrellas, por ahora. Pero hay que encontrar algún lucero:   tenemos que  reconstruirla, rehacerla, re- inventarla de nuevo, retomando nuestros orígenes colectivos ancestrales y recientes ..Armándonos con nuestras  espiritualidades. Con nuestra hambre de inmortalidad, nos  negamos a morir prisioneros. Como Canek, estamos presos de cuerpo, pero no en el alma de nuestra imaginación personal y colectiva.

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-Lo vienen advirtiendo desde hace milenios  las teorías asiáticas  del yin y del yang:   si vivo 20 metros  más arriba de la tierra que piso, estoy  propenso a la  vida de  sanpaku,  vale decir, sometido a grandes desequilibrios psíquicos y  orgánicos, perdiendo la armonía espiritual  conmigo mismo, con el prójimo y  con todo el  universo. Con los ojos pa´trás, revirados, volteados, como el  que está muriendo. El ojo de muerto, con tres lados blancos.  Pero también está, menos mal, el ojo de la madre que pare, alumbrando hacia abajo, hacia la fecundidad del otro vientre, del vientre de la Madre Tierra. Vale decir, anunciando la vida frente a la muerte. Trayéndonos la espiga del amaranto como el pan de la vida. 

-Dice un  shamán  indígena, que la  idea…   de vivir en una jaula de concreto armado, le parece algo  extraño  y  próximo a la locura.

……………

-La idea de apartamento lo dice todo: llevar vida aparte,  apartada, sin tocar fondo, ni tierra ni cielo: vida desarraigada cultural y espiritualmente. Vida de Sanpaku. Sin pasado y sin futuro, pero con un presente aéreo. Con las raíces afuera. Con una historia truncada. Ahora sin pertenecer ni a la tierra de origen, ni al cielo de adopción por efectos de una pseudo- evangelización. Mi techo es el piso del otro. El techo del otro es mi piso en  un mundo oscuro, de museo viviente, donde mi vecino ha desaparecido, casi por completo.  A  veces no conozco -ni reconozco- ni siquiera al de al lado, ni  al  de arriba, ni  al de abajo. Pero allí mismo, en el conjunto residencial, el sistema me construyó todo un mundo supremo e ideal: el supermercado, la superfarmacia, el  bar, la panadería, las canchas deportivas .El televisor:  mi eterno visitante, el conversa conmigo, o solo, con él mismo, pero yo no puedo decirle nada. Entonces él habla y yo callo ,respiro,veo y oigo. El habla y yo me trago su monólogo. Lo refuto a cada instante pero no sé en qué momento me toma desprevenido y me trago el veneno como droga  invisible.

Los otros “sub-ciudadanos” o “sub-urbanos” están por allá al frente o detrás, en el  barrio. O me  quedan detrás o en el frente los señores de las quintas y entonces, paso yo, ante ellos, a ser el sub-urbano, el de la chusma de la propiedad o estafa horizontal. Entonces soy, para ellos, el marginal,  el indio o el negro de los bloques o de los superbloques, de ese 23 de enero expandido más  allá de sus propias fronteras del oeste de Caracas.

-La propiedad horizontal tiene sus méritos: haber convertido una  ideología de dominación  en infraestructura de cabilla y cemento armado, para bloquearnos mental y espiritualmente,  transformarla  en la nueva Torre de Babel, donde todos  están y no están, porque allí nadie se entiende: cada quien habla su lengua de individuo de número  en el idioma de su individualismo. No es el intercambio entre una diversidad de lenguas y culturas. Es el yo el que habla con yo, en una mansturbación mental..  Desde el “ojo de buey” de la puerta de mi   apartamento,     lo que se mira hacia fuera es un mundo extraño que no me pertenece y al cual yo no pertenezco. Y por eso, los problemas del otro, de la comunidad, me importan un bledo. Porque  ahora, no sólo mi cuerpo está enjaulado en el apartamento. También quedó enjaulada, sin darme cuenta, mi mente y mi espíritu. Al fin de cuentas me dejé ganar con las abejas, porque dentro de su colmena ellas practican la comunidad y la solidaridad que ha desaparecido en mi  edificio. Ahora soy  un “llanero solitario”, en compañía de Doña Tele, la mensajera del Tío Sam. . Y también, las dos cornetotas del toca disco a toda mecha con la que atormento y no dejo dormir a mis vecinos. Sin embargo después, con mi cara bien lavada,  reclamo una solidaridad que no comparto con nadie. 

-Y entonces ¿por qué reacciono tan mal cuando me van a cobrar el condominio, que significa  dominio común compartido? ¿Por qué me niego a compartir  para pagar los servicios comunes?  Caigo en la cuenta de que es mentira  de que vivo sólo. Tiene el edificio y el conjunto unos servicios comunes y unos gastos comunes que debemos compartir entre todos. Pero, más allá de esos gastos, la  comunidad está allí, pero intersectada, como tajadas de mandarina desgajada  Como mi edificio, mi mente  también  quedó rebanada en  departamentos, vale decir, en apartamentos  que no se comunican  entre sí. Sin olvidad que la universidad también me jodió, me volvió la  realidad un picadillo. Y  ahora no encuentro como armar el ajedrez de la vida. Perdí hasta la sensibilidad frente al mendigo y  ante el perro callejero y  el niño de la calle. 

-El  reto: cómo retomar la sensibilidad, cómo organizarnos como comunidad cuando la  propiedad horizontal es una estructura ideológica concebida para que no podamos  vernos, sentirnos, amarnos,  comunicarnos y organizarnos en pro de un destino común. Cómo encontrarnos como comunidad, retomar mis  orígenes sin vergüenza étnica, retomar mi dignidad de persona, retomar mi consanguinidad con el universo Mi conciencia de clase que me une a toda la humanidad pero que me separa de todas las injusticias. De  injusticias que tienen una dura y demoledora estructura, como la de la  propiedad horizontal.

-Cómo dejar a un lado un poco ese triste papel de simple receptor de Doña Tele… y verla, de vez en cuando, en forma crítica. Y asumir en definitiva mi libertad de pensamiento para poder tener libertad de expresión, libertad de ver, oir  y sentir. Libertad de amar para  rescatar con los otros la alegría de vivir.

¿Nos pasará igual que el pájaro de la jaula de oro que estaba perdiendo el sentido de la libertad y aprovechó la oportunidad histórica, cuando el sirviente del rey dejó la puerta de la jaula entreabierta  y se escapó? .  Después, aquella    locura  del pájaro enjaulado se le trasmitió al rey. Pero esa diáspora de la  propiedad  horizontal, ya no será individual: será colectiva y personal al mismo tiempo. Tenemos que inventar, entre todos -y cada uno-  como  entreabrir  las  puertas de cada una de nuestras jaulas de ese cuadrado, al que llamamos  apartamento. Y  cuando  alcemos, todos nosotros y cada uno, el vuelo colectivo, nos encontraremos con la comunidad y con  otras  comunidades que luchan y cantan  en libertad para buscar la justicia. 

-La ideología hecha infraestructura de cemento armado y cabilla en la propiedad horizontal es una  buena síntesis del sistema dominante. Allí  coinciden y  se encuentran y engranan  la superestructura ideológica en la infraestructura de una  específica  arquitectura de dominación convirtiéndonos  en mercancías. 
 

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LA IDEOLOGÍA DEL GUETO: O  “LA  GENTE VIVE EN EL ESTE”.

ººººººººººººººººººººº                                Saúl  Rivas-Rivas   

      -Cuesta entender, como una oposición que habla a veces de paz y  de reencuentro, de tolerancia y diálogo, es alimento diario para la ideología del gueto .Y  su discurso está gobernado desde la pantalla   globovisionaria  de Doña Tele. Famosa residente de los Country Club itinerantes, dispuesta a la mudanza en cuanto llegue el perraje.  Aludimos la oligarquía financiera transnacional, que dicho sea de paso nada tiene de “clase media”, salvo su carácter de  sembradora de ideología perversa: el apartheid social y cultural.

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      Con este mismo título apareció  un  libro o una novela, creo que en la década del 70: “.La gente vive en el este”. No se si era del cura Pérez Esclarín, pero la crítica sugerida en el título nos viene al pelo.  Porque  a  partir del año 2000, en el este de Caracas, además de “la gente”,  reside “la sociedad civil”, los nuevos castillos medioevales, donde viven con sus ídolos de barro, los que asumiéndose como nuevos   descendientes de Cristóbal Colón, Losada, Vespucio  se sienten cobeneficiarios de todo ese culto a la conquista y al  colonialismo de ayer y de hoy  de derechos de conquista  adquiridos desde el siglo XVI.

Dicha “ nobleza” de media clase o cuarto de clase, autoproclamada en su blanquitud por autodefinición, procede más bien de prebendas burocráticas del puntofijismo en la mayoría de los casos o de dictaduras anteriores. El sistema les levantó un muro -¿protector?-  más grande que el muro de los castillos medioevales, que la Muralla China y que el Muro de Belín: el muro de la miseria crítica de las grandes mayorías.  Ese muro, que ya no era el de Berlín, fue el muro  social  contenedor de la guarimba.

       Esas mayorías no viven en el Este, pero el Este está    bordeado  por “la chusma” de los descendientes de Guaicaipuro, de Tiuna y de Tamanaco. Del negro Miguel y del  Negro Primero. Como  indios, negros, mestizos y blancos de orilla, expropiados de sus tierras,  socialmente y humanamente excluidos, encuentran hoy  su identidad desde Barrio Adentro en el  12 de octubre  asumido  en  una nueva lectura como Día de la Resistencia Indígena de todos los continentes.. 

-En la época colonial, gente, vecino, después ciudadano, eran los que tenían propiedades, los que sabían leer y escribir, los que podían hacer contratos y trampas, los descendientes de los conquistadores, o que  seguían comportándose como conquistadores.  Hoy “la gente” sigue viviendo en el Este. Con  Elías Pino Iturrieta y otros sabios de la historia, interpretaron a la  medida de sus intereses actuales,  en  La Carta de Jamaica,   el mensaje de Bolívar a los ingleses y al mundo (aquel no era un mensaje interno sino hacia afuera) para enfrentar en  ese  momento de 1815 los peligros de la  Santa Alianza.  Entonces, ellos, los supuestos descendientes de conquistadores, por la vía  de sus propios prejuicios heredados,  expresaron sus deseos de  proseguir la conquista  sobre  indios,  negros, pardos y  blancos de orilla. Usando hasta al propio Bolívar como “chivo expiatorio”. Al fin y al  cabo, fue una falsa independencia de blancos, que dejó intacto el régimen colonial, dicen ellos. Pero en el fondo, lo que subyace, no  es una crítica, a una independencia chucuta, sino una exaltación al régimen colonial y una negación de todo el proceso de independencia para convertirnos -como Puerto Rico- en “Estado Libre Asociado”. De  allí su idolatría mayamera. Y su desprecio por aquel  libertador mantuano, que se fundió con los sin camisa en la guerra de independencia y terminó su vida cerrando sus ojos en Santa Marta  con una camisa prestada. 

  ¿Cuándo se le   caerán  esos  grillos de la cabeza, que son peores que los grillos del gomecismo  amarrados a los pies de los presos políticos de entonces  bajo el sol implacable del trabajo rudo en las carreteras? ¿Cuándo vendrá la desalienación y  el encuentro  con  nosotros mismos? Estar  alienado es  estar fuera de sí, enajenado: fuera de sus cabales, dice el pueblo..

¿Cuándo vendrá  la  emancipación?   Cuando  se termine de entender que para  mantener una visión  global, de la historia y de las sociedades,  no  es  a través de la cartilla de  Globovisión sino de la vida concreta de carne y hueso, el libro abierto  de la  tierra ,de   los  paisajes y  la  cultura propia, plasmada en la pantalla de nuestros propios ojos. Cuando se salga de ese mundo virtual- de pajaritos preñaos-  en que viven  los medios, al  margen del país real y verdadero. Cuando cese en su mente-y en su espíritu-  la guarimba mediática y cuando sus propios intereses entren en sintonía con las mayorías del país, en la tarea común de construir una patria libre y  soberana. De derecho y de justicia.

La  Venezuela  pluricultural, multiétnica,  busca su destino común  en una  revolución  pacífica, a pesar de los antagonismos sociales. Pacífica, pero no desarmada. Con la alianza  pueblo-fuerzas armadas.

-Para tener libertad de pensamiento y disfrutar de la libertad de expresión,  hay que  romper los muros de la nueva  jaula de oro del Rey Midas  para  reconocernos todos como  hijos  de  Guaicaipuro y de Apacuama,  del Negro Miguel y de Guiomar , de  Simón Bolívar y de Manuela Sanz, de Antonio José de  Sucre,  de Luisa Cáceres de Arismendi, de Francisco de  Miranda  y Manuel Carlos Piar..

- Definitivamente, no somos los  hijos  de Colón, de Losada, de Vespucio o de Rockefeller, de Bush o de Cisneros, como nos hizo creer -más de una vez-   la iglesia, la escuela, la universidad, la academia  y por último  los medios,  en una cadena televisada al rojo vivo de cinco siglos de   dominación colonial. Por herencia cultural hispánica somos más bien  herederos culturales y de lucha por la justicia,  de Bartolomé de Las Casas, del Fraile Montesinos,  del Quijote, de Unamuno, de García Lorca,  de Teresa de Jesús y de La Pasionaria. Pero no de Cortés o  de Pizarro.

guaicaipurosrr07@hotmail.com


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Saúl Rivas-Rivas


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