Identificando los problemas principales, las claves para un plan integral del mercado cambiario

En Venezuela, por uno de esos tabús que hemos desarrollado los venezolanos tanto los de izquierda como los de derecha, no hemos tratado al mercado el mercado cambiario que funciona como un espacio de encuentro entre oferta y demanda, sino como un campo de tensiones, simulacros y parches. Durante años, se han ensayado mecanismos de control, liberalización parcial, intervención bancaria y fijación de tasas, sin que ninguna de estas medidas haya logrado estabilizar el sistema ni devolverle su función esencial: facilitar el intercambio justo entre monedas, bienes y servicios.

Uno de esos tabús es el concepto de Mercado tratado como si fuera una parte del cuerpo que no debemos nombrar. Pero así no se hace ciencia, hay que ver toda la realidad y el mercado era una realidad fundamental para Marx, quien lo consideraba un espacio de intercambio donde se realizaban relaciones de producción y consumo. En su análisis del capitalismo, Marx lo enfatizó como un lugar de explotación laboral ya que el capital es generado por la parte del trabajo humano que no es retribuida pero también que la dinámica del mercado era el motor de la acumulación de capital, y esto tiene que ver con los mercados de capital y el mercado de divisas, los cuales nos están exprimiendo. Por eso recuerdo a Marx, para integrarlo en los análisis de hoy.

También considero que los problemas en el mercado de divisas tienen dos razones también de fondo. La primera es las Directivas corruptas que hasta hace poco, tres meses, ocupaban la dirección del BCV. Ellas no estaban ni están en traer razones para solucionar los problemas monetarios y de divisas del país, antes por el contrario, su intención era y es agudizarlos y lo han logrado. La segunda razón de fondo es que no se ha formulado un plan integral que parta de los problemas estructurantes que determinan el comportamiento del mercado planteando una solución alcanzable. Este artículo propone identificar tres de esos problemas, que si no son los únicos, sí están en el centro de la distorsión, como base para cualquier propuesta de transformación.

El primero de los problemas es la escasez estructural de divisas. Y es que el mercado monetario global es manejado de manera que los países enfrenten regularmente esa escasez. Incluso países con grandes ingresos petroleros, como Arabia Saudita, enfrentan esta tensión. La realidad es que todos los Estados operan con dos monedas, la propia y el dólar. No es cierto que cada país tiene su propia moneda, todos tienen una moneda dual, excepto EEUU. De esa dualidad vienen los problemas cambiarios del mundo. Pero en Venezuela, esa dualidad y la escasez se han escapado de las manos y es incontrolable, más que en otros países por el ataque permanente al que estamos sometidos. Nuestra propuesta de la Venta Anticipada de divisas atiende esos aspectos.

La economía está dolarizada de facto, pero el acceso a dólares es limitado, informal y volátil. Esto genera una brecha persistente entre la tasa oficial y la paralela, distorsiona los precios y erosiona la confianza en el bolívar. La escasez no es solo un problema técnico: atraviesa toda la economía y afecta a toda la población. Debe manejarse como un mercado, sin que eso signifique dejar de ser socialista y revolucionario.

El segundo problema es la emisión inorgánica de dinero, que ha sido utilizada para cubrir déficits fiscales, financiar importaciones o sostener subsidios sin respaldo. Esta práctica debilita el valor del bolívar, alimenta la inflación y desincentiva el ahorro en moneda nacional dejando al final el manejo monetario en manos de la política. Mientras no se corrija esta dinámica, cualquier intento de estabilizar el mercado cambiario será efímero.

El tercer problema es la responsabilidad del Estado en el suministro de divisas para importar. Esta lógica convierte al Estado en proveedor único, genera discrecionalidad, agota sus propias divisas, fomenta la corrupción y perpetúa la vulnerabilidad económica. En lugar de estimular un mercado interno de divisas, se ha consolidado una relación al donde los actores económicos esperan que el Estado resuelva lo que debería ser parte de una dinámica normal de la economía. Y el estado queda sin aliento y contra la pared al momento de emprender acciones que requieran divisas, pues las propias, las que generaron básicamente sus empresas y sus actividades propias como estado, han sido dispendiosamente prodigadas a los importadores, por lo que tiene que endeudarse con la banca internacional o los organismos multilaterales.

Estos tres problemas están interconectados y se retroalimentan. No pueden seguir siendo silenciados, el gobierno recibiendo los trancazos porque no hay dólares y no se han definido los objetivos y planes específicos que los solucionará, pero tiene que ser con directivas honestas y comprometidas con el país. Si un plan no es específico no soluciona. La escasez de divisas obliga al Estado a intervenir; la intervención se financia con emisión inorgánica o deuda; la emisión debilita el bolívar y refuerza la brecha cambiaria. Es un círculo vicioso que solo puede romperse con una visión integral.

La propuesta de Venta Anticipada de Divisas, que hemos trabajado en artículos anteriores, apunta precisamente a eso: crear un mercado interno donde los importadores aporten sus propias divisas, el BCV actúe como custodio y estabilizador, y el Estado se libere de la obligación de subsidiar dólares. Pero para que esta propuesta tenga sentido, primero hay que ver los problemas con claridad, nombrarlos sin eufemismos y asumir que cualquier transformación real comienza por el diagnóstico.



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Oscar Rodríguez E


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