La revolución gana el debate

El propio antichavismo, a través de su intelectualidad, admite que los diputados de la MUD y sus nuevos aliados del PPT vienen perdiendo el juego en la Asamblea Nacional.

Diego Bautista Urbaneja, en entrevista con la colega periodista Elvia Gómez, les da una serie de consejos desde El Universal que no hacen sino confirmar la opinión que se respira en los círculos políticos: el Gobierno, la revolución, en fin, Chávez, ha salido fortalecido con el match de las interpelaciones a los ministros, incluida la maratónica alocución del Jefe del Estado con motivo de la presentación de su Memoria y Cuenta ante el Parlamento.

A los ojos de todos

Los tiempos en que bastaban tres diputados de la antigua Causa R para hacer temblar al Poder Legislativo del puntofijismo quedaron atrás. Eso fue a mediados de los noventa, cuando la IV República caía por un tobogán, sin que muchos se dieran cuenta. Ahora, cuando la Revolución Bolivariana entra en la pubertad, la oposición cuenta no con tres, sino con 67 representantes (65 de la MUD más dos de PPT), que se supone son lo más granado de la clase política decadente o emergente, según la óptica desde la cual se les mire.

La crema y nata política del país nice, pensante, preparado, meritocrático, estudioso, experimentado, preclaro y visionario que suele ser contrapuesto a este otro país disparatado, improvisado, marginal, maleducado y feo, como habitualmente es pintada la acera revolucionaria.

Qué vueltas da la vida: apenas van unos pocos rounds de este campeonato de cinco largos años que dura el período constitucional del Parlamento, y ya esos estereotipos acusan serias grietas a medida que el país mira y escucha a sus respectivos legisladores. El debate va mostrando que los bates (quebrados) como que estaban en sitios distintos a los imaginados.

Gracias a las cámaras de ANTV, que transmiten en vivo y directo las sesiones, el país entero, desde las dos orillas del río, puede observar sin intermediarios el performance de sus diputados y diputadas, sus argumentos y modos, así como las réplicas de sus contrarios, para hacerse una opinión más propia y menos sesgada acerca de ellos y ellas, así como de las ideas y métodos que unos y otros encarnan. El ciudadano, que no es tonto, los está evaluando en tiempo real, sin espacio para las ediciones ni los maquillajes.

En esas condiciones importa tanto tener los votos para aprobar o rechazar una iniciativa como manejar los mejores y más convincentes argumentos. Conviene, como nunca antes, tener la verdad de su lado.

Las transmisiones de los debates rompen los índices históricos de sintonía del canal de la asamblea, desplazando aquellos que se auto engañaron creyéndose monopolistas exclusivos de lo noticioso, y ahora chillan porque no pueden hacer las veces de alcabala.

La gente se agolpa frente a los televisores no sólo por los amagos de violencia con que algunos fanfarrones tratan de huir hacia adelante, de los cuales dejemos más bien que se ocupe El Especulador Precoz, el suplemento humorístico de Ciudad CCS, cada miércoles mejor. Más que puñetazos, arañazos y ojos morados el gentío quiere ver, sentir y vivir esa cosa que llaman “la política”.

Las lecciones de soto rojas

Mención aparte merece, sí, la actuación del nuevo presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas, cuyas formas llanas y reñidas con la acartonada liturgia legislativa le valieron, en las primeras de cambio, burlas y chistes desde la acera “pensante”.

Sin embargo, el hombre se ha ganado el respeto de propios y extraños gracias a su carácter curtido en las luchas duras de la calle, y que no ha dudado en utilizar para disciplinar tanto a sus adversarios, tipo Julio Borges, a quien nadie mandaba a sentarse desde la escuelita, como a sus propios compañeros, tal cual ocurrió con Xiomara Lucena y la mismísima Cilia Flores, su antecesora en la presidencia de la asamblea, a quienes el ex guerrillero cortó en sus discursos al agotar el tiempo reglamentario, advirtiéndoles que “la ley es para todos, camarada”.

Hace un par de años, en mayo de 2009, escribí un artículo titulado “Chávez gana cada vez que apuesta al debate”, a propósito del desafío que el mandatario lanzara a un grupo de intelectuales de derecha, encabezados por el peruano españolizado Mario Vargas Llosa, para debatir en Aló Presidente con intelectuales de la izquierda. Oportunidad, por cierto, desperdiciada por la derecha pensante y asustadiza. Hoy, como entonces, se cumple aquella sentencia. La revolución gana cuando opta por confrontar con las ideas, sin tabúes ni complejos, y pierde cuando se encierra en sí misma.


Ciudadccs@gamail.com


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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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