He querido retomar el título de artículos anteriores y ofrecer a mis lectores una tercera entrega de este tema tan importante en la construcción del proceso bolivariano. Decía en esos artículos que la Ética Socialista, es la que permitirá la formación del nuevo ciudadano y de la nueva ciudadana, en la conciencia y en el espíritu, con verdaderos valores de amor, honestidad, solidaridad y justicia; para acelerar la marcha en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
También decía
que la ética socialista busca afianzar los valores inalienables que
deben estar presentes en nuestra vida cotidiana. Como señalaba Ernesto
Ché Guevara ¨el revolucionario verdadero está
guiado por grandes sentimientos de amor”, porque lo que debe tener
sentido para los revolucionarios y las revolucionarias, es amar al prójimo;
la corresponsabilidad moral, sabiendo que todos somos ética y moralmente
responsables de lo que ocurre en la sociedad.
Basándonos
en ese concepto, es que debemos estar conscientes del papel protagónico
que estamos ejerciendo en esta sociedad que se encuentra en un proceso
de transición y transformación. Que debemos formarnos, día
a día, entre la teoría y la práctica, con bases ideológicas claras
para saber perfectamente quiénes somos, de dónde venimos, en qué
coyuntura histórica nos encontramos y hacia dónde vamos.
Las debilidades
ideológicas dentro del Proceso, del Partido, de la Revolución, conlleva
a veces, a no entender porqué debemos estar unidos, para qué se lucha,
cuál es el verdadero enemigo de la revolución. Por eso camaradas,
es sumamente importante tener claro el propósito del socialismo bolivariano,
que continúa siendo un término de fuerte impacto político pero
que definitivamente busca, entre otras cosas, la integración
armónica, equitativa e igualitaria de la sociedad. Precisamente,
uno de los elementos integradores fundamentales en este proceso de construcción,
con sus desafíos teórico-prácticos, es el pensamiento bolivariano
con toda su trascendencia y vigencia histórica. Son los conceptos,
las ideas, los planteamientos filosóficos, que prefiguran el proyecto
emancipador e integracionista para Nuestra América.
Nuestro Libertador,
en el discurso pronunciado en la Sociedad Patriótica de Caracas, el
4 de julio de 1811 dijo: “… Lo que queremos es que esa unión
sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad;
unirnos para reposar y para dormir en los brazos de la apatía, ayer
fue una mengua, hoy una traición…
¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! Trescientos
años de calma ¿no bastan?... Pongamos sin temor la piedra fundamental
de la libertad suramericana: vacilar es perdernos”. Y en la carta
de Jamaica, el 6 de Septiembre de 1815 cuestionó: “…¿No es
la unión todo lo que se necesita para ponerlos en estado de expulsar
a los españoles, sus tropas y los partidarios de la corrompida España,
para hacerlos capaces de establecer un Imperio poderoso, con un gobierno
libre y leyes benévolas?”. De la misma manera, en un discurso
pronunciado el 2 de Enero de 1814: “… permitiéndome el honor
a que únicamente aspiro, que es el de continuar combatiendo a vuestros
enemigos; pues no envainaré jamás la espada mientras la libertad de
mi patria no esté completamente asegurada”.
También resulta
interesante revisar las teorías revolucionarias del marxismo-leninismo
para enriquecer nuestra formación ideológica y continuar escudriñando
sobre los propósitos de nuestra lucha, de nuestra creencia por la justicia
social. Lenin consideraba que “constituye una condición importantísima
y necesaria de las transformaciones socialistas asegurar a cada miembro
de la sociedad las mismas posibilidades de utilizar todos los resultados
de la ciencia y de la cultura, asegurar el desarrollo libre e integral
de cada trabajador”. Formuló los principios de la revolución
cultural socialista, en el transcurso de la cual el saber se convierte
en patrimonio de las amplias masas trabajadoras.
De igual manera, como lo escribió Ted Grant en el prologo del libro de Lenin “El estado y la revolución,” en una reciente edición: “La destrucción del estado burgués, es la primera condición para la construcción de una sociedad realmente democrática y humana, que pondrá las bases para la transición hacia el socialismo: una sociedad sin clases, en que el estado, esa reliquia de la barbarie será relegado al museo de antigüedades, junto con el dinero, las cárceles, la familia burguesa; y todas las demás aberraciones que, por razones incomprensibles para cualquier hombre o mujer capaces de pensar, son consideradas como los componentes imprescindibles de una vida “civilizada”.
Para lograr este objetivo fundamental para la revolución bolivariana, es decir, la destrucción del estado burgués, es necesario y urgente profundizar en la formación ideológica de los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); y de todos los integrantes de nuestro pueblo que apuestan por la construcción de una patria nueva.
Así pues, recordemos que la revolución es un camino de difícil transitar; por lo tanto, camaradas, no debemos tomarla a la ligera. Primero tenemos que elevar nuestra conciencia, para poder actuar con pasos firmes en la practica revolucionaria. Vísperas de batalla se aproximan, una vez más nos toca demostrar que este proceso bolivariano se encuentra arraigado en los corazones de la mayoría de los venezolanos y venezolanas. Debemos estar conscientes, tal como lo dije anteriormente, del papel que estamos jugando todos y todas en función de garantizar la continuación de la revolución bolivariana.
Importante sería basar la campaña rumbo a la victoria del 26 de Septiembre, en la formación política e ideológica dirigida hacia los movimientos y organizaciones sociales, la juventud, las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela. Es justo y necesario continuar fortaleciendo nuestra conciencia del deber social, porque ese es el camino hacia la consolidación definitiva del socialismo bolivariano.
Patria Socialista o Muerte!!
Venceremos!!
sentirbolivarianobarinas@gmail.com