El bioetanol es uno de los principales productos elaborados a partir de la fermentación de la glucosa, que a la vez es obtenido del procesamiento industrial de vegetales ricos en azúcares, almidones o celulosa. Hay cuatro formas diferentes para su producción:
1. Cultivar rubros agrícolas especializados para obtener carbono orgánico (biomasa) mediante la fijación fotosintética del dióxido de carbono del aire.
2. Obtener de esta biomasa la materia prima principal, bien sea simple como los azúcares glucosa o sacarosa, o complejos como los almidones, celulosa y hemicelulosa. Para ello se hace uso de diferentes cultivos con elevada productividad en el trópico: la caña que contiene sacarosa; los cereales y las raíces que poseen almidones, y en general cualquier cultivo que tenga un alto contenido en celulosa.
3. Aplicar un proceso biotecnológico que pueda transformar la materia prima en etanol, para lo cual se emplean biocatalizadores o microorganismos como levaduras, bacterias y mohos. Una de estas tecnologías es la clásica fermentación alcohólica que se basa en la transformación de la glucosa en etanol y gas carbónico, y es conocida por el hombre desde su aparición en la tierra.
4. Recuperar el etanol grado combustible y aprovechar los subproductos del proceso para la elaboración de alimentos, calor, electricidad o simplemente materiales de construcción.
El almidón de los cereales o la sacarosa de la caña, son fracciones menores de la biomasa, usada en la producción de etanol, mientras que el resto de la biomasa (follaje o residuo agrícola), que posee un elevado contenido de celulosa y hemicelulosa se desperdicia en el campo. El aprovechamiento de la biomasa celulósica para elaborar etanol, requiere de tecnologías más complejas, y algunas de estas técnicas se encuentran a nivel experimental por parte de distintos laboratorios y empresas del mundo. Por sorpresa para algunos, Venezuela hace muy poca investigación tecnológica en esta área.
Brasil y Estados Unidos (EUA) lideran la producción de etanol carburante en el ámbito mundial. Estos países se han convertido en los principales productores del mundo mediante el uso de la caña y el maíz. La producción de etanol de caña de brasil se destina a la exportación y al consumo nacional, mientras que la de los EUA va al consumo interno exclusivamente, ya que la demanda en gasolina sobrepasa los 530 billones de litros por año (350 millones de barriles/año). Venezuela también iniciará antes del 2010 una producción anual de etanol estimada en 1,16 mil millones de litros a partir de caña y yuca amarga, la cual se destinará a la sustitución del MTBE, un aditivo químico utilizado en las gasolinas como oxigenante.
La esperanza de los EUA en sustituir la gasolina por bioetanol luce inalcanzable, ya que habría una estruendosa afectación de las reservas de cereales y grandes impactos ambientales a sus ecosistemas, habida cuenta de que se requerirán elevadas extensiones de tierras que tendrían que destinarse al cultivo de maíz en desmedro de otros rubros como la soya, algodón y otros cereales. Actualmente la producción total en maíz es de 256 millones de toneladas, de las cuales se destinan alrededor de 75 millones de toneladas para exportación y reserva alimentaria.
EUA actualmente sustituye gasolina por etanol en apenas el 2,85% para lo cual se consumen 36 millones de toneladas de maíz y se producen 15 mil millones de etanol al año. Por ejemplo, un aumento de esta cifra al 20%, representa producir 106 mil millones de litros/año, para los cuales se requerirían 250 millones de toneladas de maíz, reducirían totalmente las reservas de este cereal para los fines industriales y de exportación.
Es por eso, que la presidencia de los EUA ha emprendido una campaña en el ámbito latinoamericano con el propósito de endulzar a algunos países centro y suramericanos para que desvíen sus producciones de cereales y azúcar hacia la producción de etanol. La sed energética que ahora sufre este país como consecuencia de su hiperconsumo en combustibles y su decadencia en reservas petrolíferas que se agotarán en los próximos años, podrían generar no sólo mayores conflictos bélicos con países productores de petróleo y gas de este hemisferio; sino también, escasez de alimentos básicos en nuestros países, habida cuenta de que el único afán de las oligarquías empresariales locales es buscar divisas estadounidenses, dejando a un lado la producción agroalimentaria tradicional.
Como reacción de esta nueva política energética estadounidense, varios grupos sociales de Brasil, Guatemala, México, Cuba y Venezuela han alzado su voz para frenar las intenciones del Imperio en querer desviar las fuentes agroalimentarias locales hacia la producción de biocombustibles, sin que haya ninguna política capaz de frenar su consumo.
El desafío que tendrá Venezuela en los próximos años para sustentar la producción de bioetanol, es conformar una plataforma agrícola e industrial que sea sustentable social y económicamente, para lo cual, es indispensable aprovechar las tierras ociosas existentes; continuar incrementando la frontera agrícola para superar la producción de alimentos, especialmente azúcares, aceites comestibles y proteínas de origen vegetal y animal; emplear los cultivos agroenergéticos mediante nuevas prácticas agrícolas para alcanzar altos rendimientos por hectárea; utilizar tecnologías que logren un máximo aprovechamiento de los residuos agrícolas e industriales; y respaldar toda esta actividad mediante una acelerada investigación agrícola e industrial con el apoyo del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología y de los centros de investigaciones y universidades del país.
Víctor E. Carrizales, PhD.
Profesor Jubilado de la Universidad de Oriente
vecarriza@cantv.net