Juzgue usted mismo: Datos insólitos sobre el consumo de combustible en el Táchira

El fronterizo estado Táchira, con una población estimada, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en cerca de un millón trescientas mil personas, y con una extensión de 11.100 kilómetros cuadrados, presenta niveles de consumo que en nada deben de envidiarle a las grandes metrópolis consumistas y derrochadoras del planeta: desde inmensas cantidades de alimentos (8% del total nacional con una población que representa el 3%), hasta enormes envíos de todo tipo de medicinas, repuestos para vehículos, alimentos para animales, fertilizantes, materiales de construcción y combustibles, todo, absolutamente todo llegaba, e incluso aún llega, en exorbitantes proporciones; día a día, gandolas, camiones y cavas ingresaban, e ingresan, a territorio tachirense en cantidades solamente vista en ciudades como Caracas, Santiago, Bogotá o Lima, pero a diferencia de estas grandes urbes, en el estado Táchira no confluyen millones de habitantes y los productos se agotan con una velocidad que rompe todos los patrones y cálculos racionales de consumo.

Esta situación se fue poco a poco expandiendo desde los estados fronterizos, especialmente Táchira y Zulia, a los estados del interior de nuestro territorio, fenómenos como el denominado "bachaqueo" están presentes en la sociedad marabina desde hace más de cinco años; poco a poco las mafias y grupos que controlaban los mercados de San Antonio, Ureña y Maicao, se expandieron, no conformándose con llegar a San Cristóbal o Maracaibo, sino propagándose por Barinas, Mérida, Barquisimeto, Coro, Maracay, Caracas y el oriente del país, al punto que este fenómeno, por un lado, se internacionalizó, pues comenzó a surtir también los mercados de los países limítrofes con Venezuela, dígase Brasil, Guyana y las Islas del Caribe, y por el otro lado, se internalizó, pues así como iba creciendo su nivel de cobertura internacional, el delito del acaparamiento, especulación y reventa dentro del propio territorio se volvió parte del día a día, es así como en los estados Táchira, Zulia y Apure aún cerrada la frontera persiste la escasez de alimentos y productos.

En el tema especifico del combustible, el estado Táchira es un caso sumamente atípico, puesto que es el único lugar de Venezuela donde las colas por la gasolina, después de 12 años de culminado el paro petrolero continuaban. Extraña y curiosamente las colas por combustible nacen en el funesto sabotaje petrolero de 2002-2003 y a pesar de haberse derrotado el paro, las colas se mantuvieron, al punto que durar horas y horas para pretender llenar el tanque de gasolina se volvió, más allá de un verdadero calvario, una costumbre y parte de la cotidianidad del tachirense. Al igual que con los alimentos, los números nos dicen que el fenómeno del contrabando se presenta no sólo en el estado Táchira, o en los estados fronterizos, sino que también se expandió al centro del país, desde hace cerca de dos años era ya costumbre que las colas para llenar combustible en la ciudad de Mérida fueran muy semejantes a las del estado Táchira.

Recientemente fue anunciado por el propio Presidente de la República la detención del Capitán y la tripulación a cargo del Buque "Negra Hipólita", por estar inmerso en el contrabando de cerca de 50 mil barriles de diesel (el equivalente a unas 221 gandolas llenas), cifra que en el mercado internacional podría costar cerca de 6 millones de dólares americanos y que representa una pequeña muestra del desangre y saqueo que en pleno siglo XXI ejecutan las mafias de manera precisa y coordinada sobre las riquezas de nuestro país y que dan cuenta de la actitud reacia, de confrontación, antagónica e incluso obtusa del gobierno colombiano y muy especialmente de los medios de comunicación del vecino país cuando de hablar de Venezuela y del cierre de la frontera se trata. Resulta clara y evidente tal actitud cuando dicha decisión soberana afecta el bolsillo de las mafias paramilitares y oligárquicas que dominan buena parte del aparato económico y mediático colombiano.

El boom del contrabando de extracción, generado y promovido por la economía delictiva, hija del paramilitarismo colombiano, y aliada a la economía parasitaria, hija de la burguesía y de la IV República, hizo pasar a Venezuela, de ser un alto consumidor de gasolina en América Latina (por fenómenos como el Petroestado) , a ser uno de los mayores consumidores de combustibles en el mundo, claro está que este aumento en los ya elevados niveles de derroche de combustible se debe no a un aumento en la demanda nacional, sino al contrabando de extracción; es así como hasta antes del cierre fronterizo, Venezuela, con una población de 30 millones de habitantes y poco más de 4,5 millones de vehículos, consumía un total de 750.000 barriles diarios de combustible, cifra asombrosamente comparable con el consumo de combustible de un gigante como Brasil, que posee 193 millones de habitantes y 25 millones de vehículos (Imagen 1).


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Claro está, y como ya se dijo, que buena parte de esos 750 mil barriles de combustible no se deben realmente al consumo nacional, sino al inmenso mercado del contrabando de extracción; con la cantidad de vehículos que posee Venezuela, cerca de 4,5 millones de automóviles, el consumo diario no debería, bajo ningún patrón racional, superar la barrera de los 250 mil barriles, situación que nos ofrece una lamentable conclusión de que cerca de 500.000 barriles de crudo (BDC) son sustraídos ilegalmente de nuestro país (Imagen 2).


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Cerca del 30% de esos 500 mil barriles de combustible tenían como destino principal a la hermana República de Colombia, por ello la decisión soberana tomada por el Presidente Nicolás Maduro Moros de cerrar la frontera para tratar de impedir el desangre que orquestadamente se efectúa sobre la economía venezolana.

De esta cantidad, cerca de 20 mil barriles de combustible salen exclusivamente del estado Táchira, lo cual representa un completo saqueo de las mafias hacia los recursos de todos los venezolanos y muy especialmente tachirenses. Aunque parezca increíble, con los 20 mil barriles de combustible extraídos de manera ilegal del estado Táchira, se podrían surtir diariamente a 362.000 vehículos, cubriendo así a más del 5% del parque automotor de todo el territorio colombiano, y generando ganancias diarias a las grandes mafias del paramilitarismo y contrabando de más de 1,8 millones de dólares diarios, lo que se traduce en 655 millones de dólares anualmente, que son reinvertidos en contrabando de alimentos, compra de armas, compra de propiedades en territorio venezolano, soborno a funcionarios e inundación de bolívares a la economía fronteriza. Nuevamente tenemos un mejor y más claro entendimiento sobre la actitud hostil del gobierno colombiano, de las cámaras de comercio (estrechamente vinculadas a la economía delictiva) y de los medios de comunicación, junto a la actitud antipatriota, clientelar y rastrera de factores políticos y económicos a este lado de la frontera (Imagen 3).


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Reiteradamente se hace necesario efectuar una comparación entre el consumo del estado Táchira y el vecino país, para comprender, entender y más allá de diatribas políticas, estar consientes del grado de saqueo al que las mafias enquistadas en la zona fronteriza, entre Venezuela y Colombia, colocaron a nuestro territorio: el consumo de combustible en el Táchira era tal que con una población, como ya se dijo, de cerca de 1,3 millones de habitantes, con un territorio de 11.000 kilómetros cuadrados y con un parque automotor cercano a los 160 mil vehículos, empleaba la misma cantidad de combustible que 15 departamentos juntos de Colombia, que en total suman una población de casi 10 millones de habitantes y 612.000 kilómetros cuadrados (Imagen 4).


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A nivel per cápita, la relación es mucho más asombrosa, pues el estado Táchira, antes del cierre de la frontera, presentaba uno de los promedios de consumo por persona más altos del mundo, su promedio de 3,21 litros al día, superaba a los más voraces consumidores de combustible por residente, todos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP: Kuwait y Arabia Saudita (2,5 litros per cápita), Catar y Libia (2,4 litros per cápita), Venezuela (1,59 litros per cápita), Ecuador (0,48 litros per cápita), Angola (0,18 litros per cápita) y Nigeria (0,17 litros per cápita), siendo tan sólo superado por los Emiratos Árabes Unidos, derrochador a ultranza de combustible, actual asiento del capitalismo mas depredador, con el Emirato de Dubái como bandera de despilfarro, lujos excéntricos y codicia, quien posee un record de 3,33 litros por persona al día (Imagen 5).


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Si lo llevamos a nivel de consumo comparado con los países latinoamericanos, insólitamente podríamos decir que el estado Táchira despunta también en esta comparación: consume 70% del total de combustible de Uruguay, 90% del consumo de Paraguay, 95% del combustible que consume Panamá y Costa Rica, 1,5 veces más que Nicaragua, y 100% del consumo de Bolivia (Imagen 6).


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Estos datos nos dan una lectura del inmenso capital que está en juego en la frontera entre el estado Táchira y Colombia, y que, sumado a los enormes dividendos que se mueven en los demás estados colindantes con el vecino país, y en los estados costeros cercanos a las islas del Caribe, nos dice de la planificación, orquestación y sincronía que desde hace años vienen ejecutando las bandas delictivas tanto interna como externamente y que llevó al gobierno nacional a decretar el cierre de frontera y el posterior estado de excepción.

Economista social e investigador.

Twitter: @oscar_forero83

Sugerencias y comentarios a: Oscarjforero83@hotmail.com



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Oscar Javier Forero


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