Desinstitucionalización de la ULA

Imperceptiblemente para algunos, nuestra Bicentenaria Universidad de Los Andes se ha venido descomponiendo, las relaciones fundamentales que la sostienen como institución han entrado en un proceso de implosión que avanza rápidamente a su transformación o a la creación de una nueva Institución.

La Ruptura del Diálogo Universitario

A partir de 1996, la Institución, los dirigentes de la ULA rompieron el diálogo con la comunidad, secuestraron sin remordimientos la forma esencial del diálogo que conocen los universitario de Latinoamérica, la democracia. Anularon, apabullaron e intentaron silenciar las voces disidentes al secuestrar definitivamente la Asamblea de departamento, escuela y Facultad como centro fundamental del diálogo y de la expresión de la utopía concreta que cada universitario lleva en su corazón.

Los decanos se transformaron, sin que existiera un Pinochet, en la Máxima Autoridad de la Facultad y detrás de ellos los jefes de departamentos y directores de escuelas. Eliminaron la Autoridad Máxima de la Facultad, rompieron el diálogo entre universitarios.

La negociación electoral, el clientelismo político, la formación de grupos hegemónicos sin principios, más que el del beneficio y protección mutua, sustituyó al debate fresco, el diálogo transparente del conjunto que piensa, reflexiona y recrea la comunicación sincera y la pertinencia social de la universidad.

La autonomía universitaria no es nada mientras desde el Consejo Universitario, Consejo de Facultad o Núcleo se impongan las políticas organizativas, académicas, investigación, extensión, ingreso, presupuestarias y otras a la comunidad académica y universitaria.

El uso del presupuesto para superficialidades, adquisición de vehículos lujosos, viajes internacionales y otras, mientras en las facultades y núcleos no existen suficientes salas de computación para el uso de los estudiantes y profesores para el acceso al internet, disminuido acceso a las bases de datos virtuales, solo a los últimos cinco años.

El Proceso de La Desinstitucionalización

La escasa o ausente racionalidad autocrítica, la indiferencia para responder a las demandas sociales, la incoherencia entre discurso y resultados concretos, la extendida política de cambiar la crítica por una beca, prima, viaje o cualquier otra prebenda y, la necesidad de los estudiantes, profesores o trabajadores de recurrir a la violencia, al paro, la huelga, la manifestación callejera para ser escuchado ante el más mínimo reclamo. Son expresiones del autoritarismo que ha invadido a las autoridades universitarias desde 1996 hasta nuestros días.

Simultáneamente, se ha generalizado el desarrollo de las parcelas personales y grupales, el individualismo, disminuido el sentido de pertenencia y solidaridad entre los miembros de la comunidad universitaria y justificado la persecución encubierta al disidente, lo cual, ha llevado a una creciente fragmentación de la institución universitaria.

Ante los cambios impulsados por el gobierno de la Quinta República y el Presidente Hugo Chávez, la ULA prefiere enfrentarlos y transforma su Consejo Universitario en un partido político de oposición, que declara y toma posiciones sin RESPETAR la pluralidad y sin atender a las necesidades de educación superior que reclama el pueblo venezolano.

Ante la realidad social y política de la Nación en movimiento, los grupos hegemónicos que la dirigen se petrifican, se encierran, aíslan, colocan sus intereses políticos y personales por encima de los de la sociedad y el pueblo y promueven el oposicionismo y la desestabilización social y política. Pierden la capacidad para ver esa realidad en movimiento y rechazan, no buscan la articulación con el Gobierno Nacional; lamentablemente olvidan que, como Institución pública de educación superior la ULA es parte del Estado, pero no, se colocan fuera de él y desconocen a la realidad en movimiento. La Desinstitucionalización es completa.

De esta manera, los grupos hegemónicos llegan al nadir de la ruptura total del diálogo entre universitarios y con el pueblo en el gobierno, e imponen internamente que: los que no estén de acuerdo y son minoría, no existen, y por lo tanto, no tienen opinión que respetar, ni reclamo que atender.

La Desinstitucionalización de la APULA

Esta conducta antidiálogo que falsea, usurpa y manipula la opinión de los universitarios de la ULA, es reproducida en la organización gremial del profesor, Asociación que incapacitada para hacer una reunión de consulta con el quórum mínimo legal, emite opiniones y toma posiciones en nombre de todos violando la moral y ética gremial básicas, esto es, NO Respetando a las minorías y olvidando que la Asociación Gremial no debe y no puede opinar, en cuestiones políticas, en nombre de todos. También, se ha desinstitucionalizado.

Esta conducta sectaria de la Directiva de APULA es callada por los que debieran no callar.

Por ello, se aferran a la moribunda Ley de Universidades, desde allí, se enfrentan a la democracia participativa en ciernes de llegar a la universidad venezolana. Se oponen a la Reforma, por que la Reforma al 109 creará una Nueva Institución Universitaria, mediante ese artículo, la universidad desinstitucionalizada debe desaparecer y el diálogo, la democracia y la autonomía secuestrada, se restituirá paritariamente.

La Utopía Concreta

La nueva universidad es el sueño de muchos y la pesadilla de algunos, ahora, “esa universidad debe ser útil, beneficiosa y con pertinencia social”; el 109 la define cuando dice” El Estado reconoce la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la Nación”.

Al señalar el “beneficio material”, vuelve a los orígenes de la institución universitaria y de los principios de la Reforma de 1918 de la “utilidad” que, ordena la pertinencia social sin abandonar los intereses espirituales y transcendentales de la humanidad. También, con ello de los “bienes materiales”, establece que la universidad venezolana es una institución comprometida con el presente, comprometida con la soberanía científica, tecnológica y cultural del pueblo y la nación bolivariana.

Evidentemente, el 109 supera ampliamente el Artículo 1 de la moribunda Ley de Universidades de 1970, por que, además, ordena que en las universidades debe reinar la democracia participativa.

La universidad que soñamos, la utopía concreta, es una universidad autónoma, democrática y participativa, útil, incluyente, que mediante la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, promueva el beneficio espiritual y material de la Nación y afiance los valores transcendentales de la humanidad.

Es la Universidad Autónoma del Socialismo del Siglo XXI, mirando al Sur..

La reforma al 109, acaba con la universidad templo que solo se dedica a “buscar la verdad y afianzar los valores transcendentales del hombre”, a rendirle culto al saber, encerrada en si misma y de espaldas al pueblo.

*ULA-Trujillo

lilidoramirez@cantv.net


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