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Me costó tormentos tremendos soportar el papel de profesor en universidades como la UCV, "Luis Caballero Mejías", UDO y ULA. Ambientes que me llegaron a parecer los de una cárcel o campo de concentración. O manicomio. Con seres desintegrados que deambulaban por aulas y pasillos como si unos con otros tuviesen algo en común, siendo tan idénticos. Kafka, allí, se hubiera quedado pendejo. El fin prioritario para todos ellos era atenerse a un sueldo y repetir ad nauseam uno o dos cursos cada año. Gente a la cual los asuntos de la VERDAD, de la realidad de las cosas, la justicia o la moral no les incumbía para nada. No creían estar en una universidad para plantearse cuestiones que tuvieran que ver con la vida del día a día.
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Para nada, digo, les importaba a estos señores universitarios, si convivían en una institución dirigida por delincuentes, mafiosos, negociantes de partido, harto manipuladores. Un cuerpo profesoral y de investigación que se adaptaba sin complicación alguna con una realidad tan chocante, moralmente repugnante, y ellos recibiendo premios académicos de manos tan burdas y peludas, y llamándose a sí mismos INVESTIGADORES, ACADÉMICOS o INTELECTUALES. De vez en cuando se embozaban aquellas túnicas negras, aquellas togas y birretes para compartir desde la mayestática Aula Magna los papelazos de representantes del Saber. Junto a grandes negociantes y manipuladores de estas instituciones, en la entrega de títulos, de reconocimientos a otros profesionales y colegas. No se puede creer ni aceptar que quien se inclinara ante tamaña barbarie pudiese ser creador alguno ni mucho menos hombre. Por ello aquellas llamadas UNIVERSIDADES AUTÓNOMAS, funcionaban de manera tan pervertida y degradante de la condición humana, porque ante nada, que lo que prevalecía por doquier era la MENTIRA, el disimulo, el negocio, la debilidad, la cobardía y la maldad. ¡Qué santuario del conocimiento, señores! No, se trataba de un garito plagado de complicidades, en los que se urdían los mayores robos y actos de injusticias.
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La VERDAD es el fundamento de la vida humana, el elemento en que se mueve cuando no se olvidan sus primordiales principios ciudadanos; por eso es el fundamento de la convivencia, lo que la hace posible y asegura su carácter humano, la capacidad para expresarla; si nos falta se produce su degeneración hacia una u otra de estas dos posibilidades: la cosa o el rebaño. Y por ello las llamadas UNIVERSIDADES AUTÓNOMAS terminaron convirtiéndose en un rebaño manipulado por seres inescrupulosos que ni estudiaban ni daban clases, era simples hordas de facinerosos encargados de hacerle fachada a la virginidad perpetua, sagrada y pura de la Virtud y del Saber. Cualquier persona dentro de aquellas UNIVERSIDADES AUTÓNOMAS una universidad venezolana que tuviese el menor atrevimiento de sostener una verdad distinta a la de los EQUIPOS RECTORALES, de inmediato era hostilizado, atacado, catalogado de loco, de resentido y desadaptado social. Esto impone el miedo y tras él la crueldad del silencio y del rechazo al que se oponga convivir en ese espeso pantano de negocios y manipulaciones impuesto por los mandamases de negras escafandras.
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No se perdonaba la crítica porque perturbaba el negocio de los grupos de poder que dominaban en estas instituciones. La mayoría se encogía de hombros ante los males y simplemente ante la evidencia decía: "No me consta", como tampoco hace el menor esfuerzo por enterarse. Entonces todo se tornaba irrespirable, un mundo de impotentes y resignados al mal, un ambiente de irrespirable de indiferencia hacia los males que brotaban por doquier, y yo iba viendo cómo los malvados se apoyaban unos a otros para esconder sus faltas o trácalas, haciéndose fuertes incluso para condenar y hundir al que se atreviese a denunciar sus bajezas y trapacerías.
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Producto de aquel tráfago de fechorías, la gente honrada o se iba de aquellas instituciones o se apartaba del todo. Los espacios todos, entonces, quedaba tomados por los descarados y facinerosos. Por eso, los facinerosos, los mediocres, prosperaban en estos medios e iban ascendiendo en privilegios y "méritos". Una historia terrible que apenas comenzamos a desentrañar…