Sentido de las ciencias económicas y sociales. Un nuevo aniversario de nuestra Facultad de la Universidad Central

El dictador había muerto meses atrás y un nuevo amanecer se vislumbraba en el horizonte de nuestra historia. Su Ministro de Guerra y Marina lo sucedió. Y contrariamente a lo que muchos pensaron no fue un continuador del antiguo régimen. Tampoco la masa estaba para bollos, como bien expresa nuestro dicho popular. Aquel 14 de febrero de 1936 no fue ni romántico ni amistoso. La sociedad caraqueña no guardaba disposición alguna a que las cosas continuaran igual y aquella manifestación popular se vistió de sangre. ¡Calma y cordura! dijo el sucesor y se dispuso con su equipo de gobierno a elaborar un plan para torcer el destino de la nación a otros puertos. Comenzó una transición histórica. No hay que ir a España o a Sudáfrica para conseguir transiciones ejemplares. Aquí las tenemos, y más de una. Pero la mentalidad colonial siempre busca afuera. En todo caso, durante el gobierno de López Contreras se inició la construcción de instituciones modernizadoras: políticas económicas que condujeron a la creación del Banco Central y una mayor racionalización de la hacienda nacional; políticas sanitarias que incrementaron rápidamente el promedio de vida de los venezolanos; políticas laborales que condujeron a la primera Ley del Trabajo y después a la promulgación de la Ley que daría nacimiento al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales; políticas culturales y educativas que crearon gran parte de nuestros museos actuales, el Instituto Pedagógico de Caracas, la construcción de escuelas y expansión del sistema escolar, la eliminación progresiva del analfabetismo, el impulso a la actualización de nuestra universidad. Años fervorosos de cambios que exigía la sociedad, que los gobernantes atinaron a captar y que la oposición, sin tenerlo para nada fácil, con un proyecto más radical de modernización política, apoyó en lo que apuntaba a la democratización institucional del país mientras con paciencia construyó su organización en cada rincón del país.

En este marco, en noviembre de 1938 un grupo de venezolanos encabezados por Arturo Uslar Pietri y José Joaquín Gorrondona emprendieron la tarea de fundar nuestra actual Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FaCES), primero como Escuela y después propiamente como Facultad en 1940. Un discurso de Uslar sobre la importancia de estas ciencias para una sociedad que se quiere moderna fue la campanada de partida para una brillante historia que se apresta a cumplir en poco tiempo su primer centenario. Poco a poco brotaron los distintos campos del saber de estas ciencias: a la economía le siguieron los estudios internacionales, la administración y contaduría, las ciencias estadísticas y actuariales, la sociología y la antropología, el trabajo social, los estudios de cuarto y quinto nivel en estos campos. Durante décadas ha formado a decenas de miles de profesionales que han contribuido como pocos a la formación institucional de la Venezuela moderna. No obstante, la tarea no ha sido sólo docente. Pronto, en la propia década de los cuarenta, se impulsó la investigación social a lo ancho y largo, a lo extenso e intenso de nuestra Venezuela. De su Instituto de Investigaciones Rodolfo Quintero, como de otras instancias de la Facultad, han salido miles de publicaciones y de proyectos que han contribuido a nuestra autocomprensión y con ella a la mejora de nuestra condición humana. Hoy habría que replicar, actualizándolo, el Estudio de Caracas, volverlo el Estudio de toda Venezuela. Replicar y actualizar "Los hombres de Venezuela, sus necesidades y aspiraciones" de Jeannette Abouhamad. Empero, no quiero seguir nombrando pues será inevitable cometer la injusticia de dejar por fuera una inmensidad de trabajos de inconmensurable valor, como incuantificable ha sido el aporte de sus mujeres y hombres en las labores de extensión de sus saberes a las distintas comunidades del país, desde las urbanas hasta las rurales, desde las indígenas hasta las que hoy están en la llamada diáspora. Como pionera, la FaCES de la Universidad Central ha sido modelo para la creación de sus Facultades hermanas en las otras universidades del país, ha colaborado con las mismas y juntas han construido sinergias del mayor impacto para nuestro pensarnos y actuar.

Las adversidades y los cuantiosos obstáculos no han faltado en los últimos tiempos. La crisis histórica y sistémica que atraviesa nuestra nación se ha padecido en todas partes y en la FaCES también. El rigor de la escasez, la miseria presupuestaria y salarial de sus docentes, empleados y obreros, la partida de nuestra juventud buscando otros destinos para su vida y una pandemia en el camino redujo su productividad pero no su potencial. Fulgurante potencial que hoy, y a pesar de todo, clama por actualizarse en interminables trayectos rizomáticos. Con renovados bríos busca vencer a las rudas contrafuerzas que se oponen a su labor ilustradora. Sus nuevas autoridades, sus nuevos cursantes de pregrado y postgrado, sus docentes, investigadores, empleados y obreros aprovechan cualquier rendija para que su impulso vital se incremente en el alba de cada día.

Un país que quiere transformar su sino histórico en destino propio no resulta posible prescindiendo de las ciencias humanas y sociales. Y es que los saberes que se reúnen en esta Facultad constituyen nuestra autoconciencia colectiva, nuestro autorreconocimiento como comunidad humana con determinadas necesidades y anhelos, con determinados valores y actitudes. Max Weber decía que estos saberes cumplen la misión de esclarecernos y asesorarnos en la toma inteligente de decisiones. Niklas Luhmann señala que estas ciencias forman un sistema social de autoobservación. Peter Berger afirma que pueden resultar peligrosas puestas en manos del poder inescrupuloso pero emancipadoras puestas en manos de una sociedad que se quiera democrática. Son saberes imprescindibles en un tiempo en que los prejuicios más excluyentes, como los patriarcales o los racistas, amenazan con volver a imponerse en nuestro mundo. Imprescindibles para un tiempo en que los negacionismos, la posverdad y las teorías de la conspiración marcan con cínico desparpajo las prácticas de la dominante amalgama del poder económico-mediático-político. Sólo estas ciencias en estrecho vínculo inter y transdisciplinario con las naturales pueden dar luz efectiva al gran tema de nuestro tiempo, el tema de la vida misma: la cuestión ecológica y el urgente cambio civilizatorio. En este nuevo aniversario damos gracias a todos aquellos venezolanos que vislumbraron en medio de la niebla estos potenciales de las ciencias humanas y sociales, a todos aquellos que contribuyeron a la fundación y desarrollo hasta el presente de sus estudios universitarios. Gracias a todos aquellos que siendo portadores de estos saberes los han aplicado a lo largo de casi un siglo en un mejor quehacer de nuestro ser colectivo. ¡Feliz cumpleaños FaCES!



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Javier B. Seoane C.

Doctor en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela, 2009). Magister en Filosofía (Universidad Simón Bolívar, 1998. Graduado con Honores). Sociólogo (Universidad Central de Venezuela, 1992). Profesor e Investigador Titular de la Escuela de Sociología y del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela.

 99teoria@gmail.com

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