La política por la ambición de un cargo

Claro que lo que pasa con las redes sociales en nuestro país es un tema que afecta a la educación en sus distintos niveles pero otras tareas mas concretas y mas inmediatas deben ocupar el tiempo y las energías del recién nombrado Ministro de Educación Héctor Rodríguez Castro, si realmente ocuparse del asunto educativo de fondo es lo que pretende el exgobernador Rodríguez Castro.

Sin ánimos de denostar de la exgobernadora que antecedió en Salas al recién nombrado Ministro la verdad es que a pesar de la capacidad y eficiencia que ha demostrado Héctor en distintas tareas y responsabilidades, no parece que la buena voluntad, el empeño y la disposición a ser útil y servir sean suficientes para lograr lo que se necesita hacer en educación.

Es cierto que la política educativa de un país no la determina un Ministro. A lo sumo este alto funcionario firmara Decretos, establecerá convenios, aceptara o rechazara propuestas y planteamientos y ejecutara acciones conducentes a que los planes y programas se ejecuten.

En tiempos de Chávez se puso en marcha la Educación Bolivariana que, con avances y retrocesos, significo un salto cualitativo a la educación pública en sus distintos niveles. Prueba de ellos son los índices que por varios años consecutivos colocaron a la educación pública venezolana en los altos estándares a nivel regional e internacional. No tiene sentido mencionar aquí los distintos programas y proyectos que con cuantiosas inversiones del Estado se tradujeron en avances significativos en materia de inclusión, prosecución, permanencia en los distintos niveles de la educación. Solo los mezquinos, que abundan, son capaces de negar la Revolución educativa que se vivió en el país entre 1999 y 2012.

Pero si ciertamente la Educación Bolivariana que se instauró con Chávez constituyó un referente crucial en el marco de grandes políticas y programas sociales, la realidad ha cambiado de esos tiempos al día de hoy.

Si bien hemos dicho antes que Héctor Rodríguez cuenta con cualidades suficientes para impulsar la revolución educativa que se requiere al día de hoy, no dependerá de un individuo, ni siquiera de un numeroso grupo de ellos esa revolución que demanda este importante motor de la sociedad venezolana.

A pocos días del reinicio de actividades escolares impera en el gremio profesional más numeroso del país, las maestras, el escepticismo y las dudas acerca de cuando finalmente comenzaran a mejorarse sus condiciones materiales de vida en lo referido a los ingresos derivados de las labores que desempeñan cotidianamente.



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Carlos Luna Arvelo


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