¿Y así se ganarán las elecciones parlamentarias?

En nuestro país habrá unas nuevas elecciones para finales de este mismo año.

Así lo anunció el 1 de julio la directiva del nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), designada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ,) el viernes 12 de junio una vez que se declaró la "omisión legislativa" por falta de acuerdo en el Parlamento.

La convocatoria es para elegir el próximo 06/12/2020 una nueva Asamblea Nacional para el período 2021 al 2026.

Mientras ya eso es un hecho, así se oponga la actual administración de Estados Unidos y sus aliados incondicionales, internacionales y nacionales, para el gobierno bolivariano es de suma importancia obtener unos resultados favorables en esas elecciones.

Sin embargo, en el escenario venezolano, encontramos algunos discursos que llaman poderosamente la atención por su profundo contenido ignaro de la política.

En ese sentido, haremos referencias a tres de esos discursos, sobre todo por las consecuencias negativas que pueden generar en los resultados electorales para los candidatos del gobierno bolivariano.

1. Los estudiantes de las residencias estudiantiles Livia Gouverneur

"Aunque la ventana es la misma, no todos los que se asoman ven las mismas cosas. La vista depende de la mirada" (Anónimo).

En momentos cuando el epicentro del Covid19 en Venezuela es el Distrito Capital, parece acertado buscar espacio-lugares donde alojar a quienes potencialmente pueda ser infectado por este "enemigo invisible".

Un gobierno, cuya filosofía de mandato sea garantizar la atención de estos pacientes de forma gratuita, está obligado además a hacerlo.

Por eso trasladar a estudiantes que habitaban las residencias Livia Gouverneur, que no estaban en clases por la misma pandemia, para otros lugares, en particular para sus viviendas permanentes, y preparar las condiciones para albergar enfermos del Covid19, era un decisión necesaria y urgente.

Eso nadie debe y puede negarlo y menos criticarlo. El enemigo con el que se enfrente el mundo es muy peligroso y Venezuela no es la excepción. Los casos infectados vienen aumentando de forma significativa. Por tanto, no hay excusa posible: instalaciones públicas y privadas deben usarse para la emergencia.

Ahora bien, más allá de esta decisión, se informó por las redes sociales, hoy por hoy el principal medio o instrumento de comunicación, que ante esta acción del gobierno hubo algunos estudiantes que se mal encararon y opusieron resistencia, cuestión por demás previsible en jóvenes que llevan en su ser la rebeldía. En este sentido, se habló de un grupo minoritario de 5 personas que intentaron lanzar un colchón en llamas para agredir al equipo médico que allí se encontraba para hacer las pruebas del Covid19 y se dijo incluso que esos no eran estudiantes

Pero también se difundió por esas mismas redes sociales, que la acción de desalojo llevada a cabo por los encargados de hacerla, se convirtió en un atropello inadmisible contra los "estudiantes rebeldes".

Sobre ese discurso unos comentarios

Hannah Arendt en La verdad y la política decía:

"Nadie ha dudado jamás que la verdad y la política nunca se llevaron demasiado bien, y nadie, por lo que yo sé, puso nunca la veracidad entre las virtudes políticas. Siempre se vio a la mentira como una herramienta necesaria y justificable no sólo para la actividad de los políticos y los demagogos sino también para la del hombre de Estado".

Mientras que Antonio Gramsci, en La conferencia y la verdad, por el contrario, dice:

"La verdad debe ser respetada siempre, con independencia de las consecuencias que puedan seguirse de ella; y las convicciones propias, si son fe viva, deben encontrar en sí mismas, en la propia lógica, la justificación de los actos que se considera necesario llevar a cabo. Sobre la mentira, sobre la falsificación facilona sólo se construyen castillos de viento que otras mentiras y otras falsificaciones pueden hacer desvanecerse".

Como la verdad siempre es revolucionaria, llama la atención que lo quedó en el "imaginario colectivo" fue que hubo unos estudiantes agredidos, sacados a la fuerza, algunos estuvieron presos y se habló de divisiones y enfrentamientos dentro del mismo chavismo.

En otras palabras, esa acción no fue bien manejada y mediáticamente el gobierno quedó como represor de estudiantes, más allá de si estos eran pocos, y ello no es un buen mensaje en un ambiente preelectoral.

Los aumentos salariales.

"Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden" (Mateo 13:13)

Se ha desatado una polémica en nuestro país por el tema de los salarios de las trabajadoras y los trabajadores, sobre todo de quienes laboran en la administración pública.

Vayamos con la verdad por delante.

Nadie puede negar que Venezuela está sometido a un bloqueo económico, social y financiero.

Que el gobierno de Donald Trump está obsesionado y quiere a como dé lugar dar al traste con el gobierno bolivariano.

Es cierto que los ingresos en divisas se encuentran por el piso y que hay intereses detrás de las exigencias de aumentos de salarios. Que grupos minoritarios con su comportamiento le hacen el juego a la derecha, practica nada novedosa por lo demás.

Es cierto que la seguridad de la nación venezolana está amenazada en todos los ámbitos.

Nadie podría negar que más de 5 millones de hogares se benefician del apoyo alimentario a través de los Clap y que una gran cantidad de compatriotas reciben los Bonos del Sistema Patria.

Que los servicios de electricidad, agua y gas en Venezuela son de lo más bajos del mundo.

Pero al mismo tiempo también es cierto que en agosto del año 2018, cuando se estableció la conversión monetaria, se anunció que el salario mínimo se anclaba al Petro y sería desde ese momento la mitad de esta moneda virtual y que operaría como un mecanismo para mantener el poder adquisitivo del salario en Venezuela.

También es cierto que el Artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece que: "Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales".

No obstante, el salario mínimo en Venezuela es uno de los más bajos del mundo, Hoy se encuentra en un dólar y medio en una economía ya dolarizada fácticamente.

Todo lo anterior son verdades que no se pueden negar y mucho menos lo debería hacer alguien que participa en el mismo juego del gobierno.

Pero decir que no es posible decretar mayores aumentos salariales en las actuales circunstancias, es un discurso que sería algo así como crear obstáculos insalvables para los candidatos a diputados que apoyan al gobierno.

Además, afirmar que ello está asociado exclusivamente a las sanciones gringas que comprometen el 95% de los ingresos del país que recaen en el petróleo, es admitir ex profesamente que Venezuela no cuenta prácticamente con soberanía en el campo económico-social, luego entonces el panorama no suena nada halagador para las elecciones del 6 de diciembre.

Estamos claro, como comentaba Bertolt Brecht, que decir la verdad en política, y en tiempos menesterosos, además de revolucionario es difícil y costoso; que hará falta, una vez más, coraje para decirla, inteligencia para descubrirla, arte para hacerla manejable, buen juicio para decidir quiénes serán en nuestro tiempo sus mejores portadores y astucia para divulgarla.

De allí que declaraciones tan "realistas", como las comentadas, anuncian tempestades, y parecieran ser propias de un discurso derrotista, algo así como kafkiano.

Es importante, en temas tan sensible como el referido al salario de los que "mandan", que quienes "deben obedecer" utilicen un lenguaje muy didáctico y expliquen muy bien la situación, porque objetivamente ese salario mínimo es absolutamente insuficiente para cumplir con lo que establece la CRBV.

Recordar muy bien la analéctica de la cual habla el escritor argentino Enrique Dussel citado permanentemente por el Comandante Supremo Hugo Chávez, en el sentido que no basta con reconocer al otro, aceptar que el otro existe, también y esencialmente, hay que encontrarse con el otro, que es originalmente distinto y por tanto su logos interpelante van más allá de mi compresión del ser, esto es, más allá de mi interés. Simplemente, se trata de lo que piensan los trabajadores y las trabajadoras de la administración pública.

Finalmente, sabemos que para un gobierno obligado constitucional e ideológicamente a ponerse del lado de trabajo y no del capital, esto constituye una "papa caliente".

Las primas de las autoridades universitarias.

"De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis" (Mateo 13:14).

Las autoridades de las universidades nacionales autónomas, todas con sus períodos vencidos por unos cuantos años, haciéndose de la vista gorda ante las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia, como un "Estado dentro de otro Estado", decidieron incrementarse las primas por sus cargos y crearon bonos especiales para obtener mayores remuneraciones, cuyo porcentaje, según voceros del Consejo Universitario de la UCV, supera el 375 por ciento.

Pero como esas autoridades universitarias no son imberbes ni mucho menos niños de pecho, tomaron la sabia decisión que eso no se concentrara sólo en ellas, sino que la hicieron extensiva a los decanos, directores de Escuelas e Institutos de Investigación, coordinadores de los equipos del rectorado, de los vicerrectorados, de la secretaría y decanales, personal administrativo con funciones de jefaturas, tanto en condición de activos como de jubilados; en el caso de estos últimos se trata de personas que al momento de su jubilación ocupan alguno de esos cargos.

Todo lo anterior desvirtúa totalmente la razón de ser de una universidad -la académica-, porque resulta que ahora un profesor, por ejemplo, de categoría Asistente que tenga algún cargo administrativo, recibe, con las mencionadas primas y bonos, una remuneración inmensamente superior a la que recibe un Profesor que realizó todos sus ascensos y trabajos de investigación que le permitió llegar al máximo escalafón universitario, esto es, Titular.

O sea, no desde ahora, no desde el momento en que había que pagar el bono vacacional del 2020, sino que desde hace un tiempo lo importante en un recinto de la importancia de estas universidades, no es la academia. Ahora lo es el cargo administrativo que se ostenta, con lo cual se le da un golpe de tamaña proporción a la investigación y la carrera universitaria, y eso termina golpeando duramente el futuro de la sociedad venezolana.

Por su puesto, toda esa aberración puesta en ejecución por esas autoridades había que frenarla.

Pero lo que llama poderosamente la atención es porqué la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) y el Consejo Nacional de Universidades (CNU), instituciones llamadas por ley a controlar presupuestaria y académicamente a esas universidades, dejaron que esto se desarrollara a la libre, máxime que esa cantidad, de bolívares, en primas y bonos, no podían ser canceladas con ingresos propios. ¿Dónde estuvo el control? ¿O dónde estuvo la complicidad?

Esas primas obscenas y groseras no son nada nuevo, era Vox populi vox Die.

Ahora, faltando pocos meses para unas elecciones, la OPSU se da cuenta de las irregularidades e ipso facto las elimina no sólo para las autoridades rectorales, sino para todos los que la venían recibiendo, generando con ello, por supuesto, un rechazo en una gran cantidad de afectados.

No sé, pero por momentos surge la sensación de que con esta medida lo que se busca es desprestigiar al gobierno y con ello que el apoyo popular disminuya.

Porque estemos claro. En este caso la responsabilidad no es sólo de las autoridades universitarias, también lo es de quienes tenían el deber constitucional y legal de no permitir tamaña sinvergüencería.

Esa es mi lectura y ojalá la realidad no termine dándome la razón.

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3568 veces.



Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

Visite el perfil de Franklin González para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Franklin González

Franklin González

Más artículos de este autor