Universidad: Muerte, Transformación o Refundación

Un reciente suelto periodístico del historiador larense Dr. Reinaldo Rojas titulado "La hora crítica de la universidad" (El Universal, Caracas, 2 de julio de 2018) en que describe morigeradamente la situación presente, marcado por las líneas del Plan de la Patria 2013-2919 y cuya máxima expresión lo constituye el programa Alma Mater como un modo de sustituir a groso modo la universidad tradicional, termina formulando un sentido llamado a profundizar el pensamiento como elemento distintivo de la naturaleza de estas instituciones de las ciencias y las humanidades, nos ha hecho recordar a otro grande en estas lides (de quien, por cierto, también en lo personal hemos aprendido mucho, con sus clases en vivo o con sus libros y demás escritos como los sueltos periodísticos de opinión).
Sin embargo, pocos miembros de la comunidad académica universitaria compartirán la sentencia del muy querido sociólogo y epistemólogo venezolano Dr. Rigoberto Lanz (Upata, 1945-Caracas, 2013) acerca de que "La universidad ha muerto", dicha en la Universidad del Zulia; cual Zaratustra al descender al valle, una vez que los aires de la montaña esclarecieron sus pensamientos y asumiera una postura tética. Esto es, sentó una premisa e hipótesis de la que pueden derivarse unas ciertas conclusiones, a condición de que la argumentación relacionada sea discutida o contrastada hasta lograr alcanzar una síntesis siempre necesaria porque, como dice José Ferrater Mora (2004) en su famoso Diccionario de Filosofía, "Sin lo cual el conocimiento no sería posible", (p. 2838).

En el marco del asombro general por semejante afirmación conviene detenerse en cierta serie de eventos socio históricos y en los órdenes gnoseológicos y/o epistemológicos u ontoepistémicos que parece están involucrados en esta situación, todo lo cual afecta la universidad y su permanencia como organización, ya que aluden a las características de su existencia en tanto que ente cultural sustantivo y reconocido, del que pueden realizarse predicados como coa existente en el marco del Estado-Nación. En este sentido, la universidad en tanto que ente existente, hemos dicho, con una función cultural-educativa en la sociedad se pone a sí misma normativa y principios, fines y valores, entre otros aspectos; a tenor de lo cual de acuerdo con Fichte "… no puede dejar de existir" (en Ferrater-Mora, 2004, p. 2838). De donde se tiene que la afirmación de marras no es otra cosa que una provocación, una palabra o frase generadora de discusiones, muy típica del Dr. Rigoberto Lanz para cerrar con conocido: "Y que siga el debate", como gusta también decir este recordado pensador nuestro postmoderno.

Logrado el efecto de crear asombro, perplejidad y la búsqueda de respuestas por la acción mayéutica, se entiende que la proposición de don Rigoberto Lanz: "La universidad ha muerto" (http://noticias.universalia.educ.ve/ciencia) contiene la referencia a la "caducidad de los métodos aplicados en las universidades del mundo", así como en la arquitectura del conocimiento construido y transmitido en estos recintos, según la siguiente cita de Lanz: "El modelo de universidad que existe hoy en día en Venezuela, en América Latina y en todo el mundo caducó y tenemos una universidad muerta que es necesario revivir, pero con otro modelo porque el actual no sirve y su tiempo ya pasó".

Agrega más adelante el socorrido Lanz que ese viene a ser el gran desafío de la reforma, pues cree que: "Se puede empezar con una reingeniería del modelo, pero para inventar otra alternativa; desde ese cero sería lo ideal y hasta más conveniente. Aunque hay muchos frentes de reforma universitaria en el mundo y cada quien viene trabajando a su manera, destacan por ejemplo los europeos con el llamado Programa de Bolonia, al igual que en México en donde destaca el trabajo de Edgar Morin (Universidad de Hermosillo). Sin embargo, no existe ningún modelo a seguir, sólo estas experiencias".

Tal reforma universitaria que se llamaría "moriniana" se refiere al pensamiento complejo y a la interpretación transdisciplinaria de la realidad humana, que ayuda a comprender "fenómenos inéditos de la existencia individual y social, la atención personalizada" (www.edgarmorin.com) , así como la obligación de "escudriñar el futuro" y refundar la educación, sus contenidos y enseñanza; como cuando Morin dice: "La idea de verdad es la mayor fuente de error que se pueda prever; el error fundamental consiste en apropiarse el monopolio de la verdad" (ob cit). La cuestión consiste en cosntruir. Y co-construir conocimientos mediante la auto-crítica en espacios de reflexión, de diálogo directo e innovación. Con formas pedagógicas alternativas (http://www.multiversidadreal.org/) y con una educación de calidad para todos, con pertinencia social, relevancia científica-técnica y humanística, que rescate la identidad planetaria.

Aterrizando en lo nacional tenemos que Venezuela en las últimas décadas del siglo XX y estas primeras del XXI padece, sino la muerte de la universidad sí al menos el agotamiento de su modelo de gestión del conocimiento, su talento humano y la administración como organización, y junto a este asunto la crisis de la estructura económica, social, política y cultural venezolana de tipo liberal moderno, en el marco general de un quiebre civilizatorio en Occidente. Nuevos espacios de dominación y emancipación se han abierto y plantean un importante reacomodo en los modos de hacer ciencia, pensar y dirigir las organizaciones.
Ello no sin conflicto, por su puesto. Al contrario, serían emanaciones de las oportunidades inéditas que plantea siempre la voz crisis, sobre todo en ciertos contextos de Asia y el Lejano Oriente, según el muy recordado historiador Dr. Manuela Caballero (1998, en su obra "Las crisis de la Venezuela contemporánea"), donde la inmanencia de los procesos históricos no supone una catástrofe universal y última, sino el final de una era y el comienzo de otra, a semejanza de los siclos de la naturaleza.

Así también en medio del conflicto y de manos de quienes dirigen el Estado y buena parte de la comunidad nacional, en Venezuela han emergido nuevas propuestas universitarias. Si bien incompletas y con escaso desarrollo, pero fundamentados en el pensamiento de la gerencia emergente que, a veces, se asemeja a un retorno del mecanicismo y el desarrollismo crematístico más que al naturalismo, esto es, una puesta en escena del discurso interesado sólo en la ganancia del negocio antes que discursos y prácticas que pongan de relieve la integración hombre-naturaleza, hombre-empresa, educación liberación, como sostiene el Dr. José Luís Márquez (2000); esa línea de pensamiento, acota este autor, parece estar emparentada con las propuestas del filósofo italiano Gianni Vatitmo, en el sentido que la nueva gestión universitaria supone de entrada oír otros discursos: "Escuchar con atención los discursos -de las artes , de la crítica literaria, de la sociología- sobre la postmodernidad y sus particulares rasgos" (p. 9); con lo que se quiere decir, entre otras cosas, que el conflicto señalado sobre la paralización paradigmática de la universidad no es irresoluble y de muerte, si se enfoca adecuadamente.

En ese sentido, y en atención al paradigma humanístico presente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), que es subproducto del proceso nacional constituyente (1998-99), que dio abrigo a amplias discusiones donde se ventilaron grandes temas como la nueva organización del Estado-Nación y su educación concomitante, tenemos que sobre todo del año 2003 en adelante y después de sortear la coyuntura de las huelgas de 2001 que incluyó un Golpe de Estado (abril de 2002), con dolorosos desenlaces por la gran pérdida de vidas humanas, polarización política-emocional, el gobierno de Hugo Chávez vuelto al poder por una acción como de demiurgo del pueblo llano y las fuerzas armadas más leales, considerando que cumpliría sí un deber ineludible con su base popular que le da sustento y legitimidad, en consecuencia, diseñó algunas políticas públicas en educación, a saber, las "intervenciones no convencionales en educación" y sus nuevas modalidades con el fin de superar deficiencias, llamadas "Misiones".

Robinson I; Ribas; Sucre; Universidad Bolivariana de Venezuela; UNEFA, Misión Alma Mater, que entonces aspiraba y lo ha logrado construir más de treinta universidades nuevas; supuestamente vanguardistas en gestión del conocimiento, administración y vinculación comunitaria productiva; a través de las universidades politécnicas territoriales transformó los hasta no hace mucho institutos tecnológicos experimentales en las ya nombras UPT; tal experiencia ya tiene varios años desarrollándose pero en realidad no hay estudios evaluativos, contrastativos o exploratorios; a simple vista no se ha podido observar cuál sea su especificidad, ¿qué podrá aportar al respecto un estudio al respecto bajo la perspectiva introspectiva-vivencial, con testimonios, relatorías, auto-reportajes, grupos focales y coas así cualitativas?

Lanz (ob cit) señala que la principal crítica que él formula a la UBV es que repita los errores como la excesiva burocracia de las universidades tradicionales, además que no sean universidades cónsonas con la sociedad del conocimiento; de lo que concluye que: "Justamente se hace necesario hacer intervenciones y mover el escenario", luego se introduce en el ya aludido vocablo "crisis" de la gestión universitaria y dice: "La universidad se transformará caóticamente y no evolutivamente. No tranquilamente, ni por espontáneo desarrollo de su propio dinamismo. Estoy seguro que por esa vía no pasará nada. En cambio, por la turbulencia caótica puede que pase algo. Esa es la esperanza y tal vez esos cambios no los vea esta generación. Quizá nuestros nietos" (ídem).
Misión Sucre, UNEFA, UBV, Alma Mater, las UPT, la supresión de las pruebas de admisión, la reconducción de los planes de becas universitarias (Fundación Gran Mariscal de Ayacucho y sus subprogramas: Freire, Allende, entre otras iniciativas como la Misión Camba Juvenil), aquello ya casi olvidado de exigir cuentas claras a las autoridades universitarias; que impulsaron sobre todo los ministros Ramírez y Moncada que al final acordaron que, como en la canción "María Antonia", de Gualberto y Barreto; "Aquí no ha pasado nada", la restricción del presupuesto universitario para complementarlos luego con créditos adicionales, la re conceptualización de la noción de autonomía según el artículo 109 de la Constitución (1999), donde se explica que todas las casas de estudios poseen tal condición. Sólo que algunas son autónomas y otras experimentales.

El asunto no menos escabroso de la homologación salarial de los profesores y trabajadores administrativos y de servicios, la paridad el voto en el proceso eleccionario de las autoridades universitarias, donde entran en contradicción las leyes actualmente vigentes, como son la Ley de universidades de 1970 y la Ley Orgánica de Educación de 2009, ello entre una miríada de cosas más, mantienen "entretenidos" ya por varios años el mundo universitario nuestro, vano y negligente, empezando por los ministros del ramo y terminando con cualquiera de nosotros con toda una vida en el campus, por eso José Sanz Ros sentenció una vez los bajos sueldos de los profesores universitarios se "justificaban" porque, en verdad, no "hacen nada", con lo que se entiende que estas corporaciones deben ser "refundadas", que fue lo que según algunos dizque sugirió esta semana el presidente Maduro dando lugar a otra arista de discusión en la academia, removiendo esas aguas estancadas.

Como fuere, lo cierto es que la universidad venezolana vive desde hace tiempo un conflicto cuasi irresoluble, donde por un lado unos anuncian su muerte y por otro su resurrección según el imaginario político oficialista, también hay quienes constantemente la acusan de ser como guerreros de Trapisonda, una antigua provincia de la antigua Grecia, en que unos pedían venganza al rey, según cuanta Tácito (trad., 1961), ya que una vez instalados en el poder se acostumbran y construyen su "modus vivendi", como se puede leer en el clásico citado: "… mas hechos después ciudadanos romanos, retenían las banderas y las armas a nuestro modo, continuando el ser vagos y negligentes" (p. 79).

 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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