El docente y la investigación

La labor docente está inextricablemente unidad a la actividad de la investigación. Ya que de hecho la acción atinente a la enseñanza (acto educativo en el aula de clase o en contextos reales de aprendizaje), en cualquier nivel y modalidad educativa, va acompañada siempre de la transmisión y adquisición) de los saberes científicos, técnicos y humanísticos dominantes o normales en una determinada época y lugar. Así como a la recreación de las prácticas científicas y bajo qué teoría operan) que hacen parte de la tradición cultural de occidente.

Pero también esa labor docente supone la creación de nuevos conocimientos en determinadas áreas. Más si se trata de la docencia universitaria, donde la triada: docencia, investigación y extensión o vinculación comunitaria hacen parte de un todo integrado. Y es lo que da sentido a estas instituciones y a su comunidad universitaria, compuesta como se sabe por maestros del conocimiento y virtudes, así como de sus discípulos. Unidos en la búsqueda común de la verdad a través del método científico, una declaración del todo idealista pero que en la práctica sería cuestión de analizar históricamente, a fines de evaluar su correlación.

Es una noble tradición, quien lo duda y que nos viene desde épocas antiguas y se ha ampliado y perfeccionado en la modernidad hasta los días que corren cuando los aportes de la ciencia han transformado totalmente nuestra visión del mundo, sobre todo como ha dicho recientemente el famoso astrofísico Stephen Hawking, cuando la ciencia y la técnica ha invadido todos los ámbitos de la vida. Hasta los más íntimos.

Con su promesa de que el ser humano puede alcanzar por su medio mayores niveles de felicidad, como de hecho así lo ha sido hasta cierto punto o tener una comprensión más transparente de la realidad del mundo físico y espiritual; de tal suerte que se puede suscribir aún aquella antigua afirmación de Aristóteles en su Libro Primero de su Metafísica donde afirma que el alma humana tiene ansia incontenible de saber, lo que vendría a explicar en parte todo el amplio abanico del desarrollo que ha tenido históricamente el conocimiento que ya hemos denominado aquí científico, técnico y humanístico.

Curiosamente en nuestras instituciones educativas, bien de la Educación Primaria, bachillerato o universitaria el asunto de la investigación no parece ser la norma sino la excepción. Por eso a quienes nos inician en esta actividad tan necesaria como es la investigación, su técnica y procedimiento, no ha sino que agradecerles hondamente. Aunque la verdad hay que reconocer que es una labor ardua.

Como en un cuento del escritor argentino Jorge Luís Borges así llamado: "El rigor de la ciencia" exige precisión y dedicación continúa… Será por eso que recordando el adagio popular podemos decir que entre quienes ejercen la carrera docente "… Muchos son los llamados pero pocos los elegidos"; en efecto, pocos son los que pueden o quieren dedicarse a las labores de investigación, más allá de quienes la realizamos por obligaciones en escalafón universitario, participar del PEII u otras; no obstante que su recompensa puede ser muy amplia y gratificante.

Algunos ejemplos de científicos o humanistas eminentes de Venezuela nos pueden dar una idea precisa acerca de cómo la labor docente está fuertemente unida a la investigación, el Dr. Lisandro Alvarado entre los mediados del siglo XIX y primeras décadas del pasado siglo XX resalta, por sus contribuciones en los campos de la lingüística con sus traducciones de poetas romanos antiguos, por ejemplo el poema Sobre la Naturaleza de las Cosas de Tito Lucrecio Caro, su Glosario del Bajo Español en Venezuela, también un Glosario de Voces Indígenas, la Historia de la Guerra Federal, entre otras; el muy conocido y tergiversado legado del Dr. José Gregorio Hernández a principios del siglo XX, quien no sólo fue una persona piadosa y de muchos escrúpulos (que es lo que más se resalta en nuestras iglesias, ello con excepción de un libro del P. Manuel Díaz Álvarez) sino también un eminente profesor universitario e investigador en el campo de las enfermedades tropicales.

Al Dr. José Gregorio Hernández Cisneros poco se le conoce como un exigente docente universitario, filósofo, investigador amigos de la segunda generación de positivistas en Venezuela y el primero en traer a la Universidad Central de Venezuela desde Francia todo un gabinete para los trabajos de laboratorio, que incluía un moderno microscopio; eso que la crisis actual no permite ya importar al país. Y eso agrava que la investigación en nuestras universidades y demás instituciones escolares sea apenas un ejercicio al que se dedican muy escasas vocaciones, cuando debería ser un aspecto fundamental; es que como señala el historiador Dr. Reinaldo Rojas en un artículo reciente en el diario El Universal: "La ciencia entre nosotros", donde comenta un libro del mismo nombre cuya autoría el del Dr. Marcel Roche, fundador, precisamente del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, no ha logrado calar en las prácticas educativas, sólo en algunas asignaturas de la maya curricular universitaria dedica mayor atención, cuando la investigación debería ser parte de la transversalidad presente en toda las carreras universitarias y en particular aquellas menciones que se desarrollan con vistas al ejercicio de la carrera docente, en centros de enseñanza como el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, UPEL-IPB.

A lo anterior habría que agregar que, como nos los recuerda don Pedro Grases las investigaciones humanísticas, no menos importantes que las llamadas científicas, propiamente en áreas aplicadas de la medicina, ingeniería en un amplio espectro y nuevos materiales; la literatura, historia y filosofía son también áreas relevantes. Pero es algo que el actual ministro de la educación universitaria o el mismo presidente Maduro, no logran entender, ya que al parecer han priorizado exclusivamente las carreras científica-técnicas. Actitud vieja esta, ya que como recuerda el filósofo venezolano Dr. Eduardo Vásquez desde los tiempos en que Sánchez Bueno era presidente de la Comisión de Fianzas del Congreso de la República eso viene sucediendo; pero ya se ve cómo estamos en el campo industrial, donde escasea hasta los bienes y servicios más elementales porque el país es dependiente científica y culturalmente de los grandes centros desarrollados. Un aspecto sobre el que habrá que seguir desarrollando.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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