Caracas 11 de Noviembre de 2010
Quienes suscribimos, estudiantes provenientes de las diversas casas de estudios universitarias de Venezuela, de los liceos y centros de enseñanza técnica y de las gloriosas misiones educativas creadas por la revolución, fieles a los mas loables principios que rigen a nuestra Revolución Bolivariana y a las más profundas esperanzas del pueblo venezolano, que se expresan en la profundización y consolidación del Poder Popular y por lo tanto, en la materialización de la propuesta del pueblo legislador; y consientes de las tareas impostergables que nos impone el actual tiempo histórico; tomamos hoy con nuestra rebeldía las calles de Caracas y marchamos hasta la Asamblea Nacional para hacer entrega del presente documento contentivo de algunos principios fundamentales para la redacción de un nuevo marco legal en materia universitaria.
Las presentes propuestas son el resultado de meses de actividad en el marco de la Campaña Nacional por la Transformación Universitaria, espacio por medio del cual miles de hombres y mujeres de todos los rincones del país participaron en debates universitarios y comunales, campamentos regionales, foros y seminarios así como en un Pleno Nacional y un Referéndum Nacional Consultivo por la Transformación Universitaria, evidenciando la crisis estructural por al cual atraviesa nuestro modelo tradicional de educación universitaria y el profundo interés de la población en construir uno nuevo.
Hoy el pueblo de Venezuela a través de su movimiento estudiantil exige el debate en torno a nueva Ley de Educación Universitaria, en el cual se promueva la participación de las mayorías nacionales y en el que se avance en la consolidación de los siguientes elementos:
- Ingreso libre, irrestricto y planificado. La inclusión de las mayorías a la Universidad venezolana es un derecho inalienable y una necesidad impostergable para conformar un modelo social capaz de garantizar la independencia y la soberanía nacional. Por ello, es un deber de la sociedad crear dispositivos conducentes a garantizar las condiciones para que toda persona tenga la posibilidad real de cursar estudios universitarios. Esto implica romper con cualquier método obsoleto de evaluación psicométrica tales como las denominadas Pruebas Internas o Pruebas de Aptitud Académica las cuales además de no garantizar el derecho humano a la educación tienen un criterio evaluativo bastante dudoso. Para avanzar en un modelo de educación integral y puesto al servicio de la liberación humana es necesario hacer transversal el proceso de orientación vocacional a los ciclos de educación básica y diversificada desde un enfoque teórico-práctico que permita a los estudiantes conocer lo más a fondo posible las disciplinas en las cuales se desempeñaran a futuro. Asimismo, es fundamental armonizar el ingreso a los diferentes programas de formación profesional y técnica con las prioridades que se establezcan en los diversos espacios de planificación estatal para el desarrollo integral de la nación. De igual forma, el ejercicio real del derecho humano y constitucional a la educación requiere de un ordenamiento legal creador de la igualdad de condiciones socio-económicas. Un aspecto vital para alcanzar tal fin, es la no mercantilización de la educación y por ende, la gratuidad total de la educación universitaria. Dicha responsabilidad, por mandato constitucional, es un deber del Estado al cual deben coadyuvar obligatoria y efectivamente todas las instituciones de educación existentes en el país.
- Control social presupuestario. La autonomía tiene como finalidad suprema la libre cátedra y la libertad de pensamiento como prácticas características de la vida universitaria. Esto conlleva a la necesidad del autogobierno universitario. Sin embargo, la autonomía en el marco del nuevo proyecto de sociedad que está en desarrollo debe garantizar, junto con el ejercicio del debate creador que alumbre la dinámica académica, la participación permanente de los diferentes espacios del poder popular, en su expresión local, regional y nacional, en la discusión, asignación y control de los recursos que la sociedad entrega a la universidad como institución al servicio de sus intereses generales. En este sentido, una nueva Ley de Educación Universitaria debe contemplar espacios que permitan avanzar en la incorporación de la sociedad en la gestión presupuestaria de las universidades. Asimismo, en función de garantizar la eficiencia y la justeza de la inversión en materia universitaria es necesario avanzar en la superación de los criterios tecnocráticos que hoy privan al momento de determinar la cuota presupuestaria que se asigna a cada casa de estudios del país y que tienen expresión en los vigentes criterios de investigación, docencia y extensión. La asignación del presupuesto universitario debe darse en función del papel que jueguen las actividades desarrolladas en cada casa de estudios en la promoción de las diversas líneas rectoras del desarrollo nacional en términos de inclusión, pertinencia social del conocimiento, entre otros.
- Democracia universitaria y Consejos del Poder Popular. La transformación universitaria reclama un ejercicio de la toma de decisiones caracterizada por el protagonismo colectivo, la democracia participativa, el referéndum revocatorio de responsabilidades de dirección, la contraloría social, la participación sustantiva de los trabajadores y sectores populares en la conducción universitaria. La democracia propuesta, implica elecciones directas e igualitarias (una persona un voto=1x1), desconcentración de funciones, abolición del burocratismo y una estructura universitaria que consienta la participación igualitaria de los diferentes gremios en cada instancia académico-administrativa. Sin embargo, debe aclararse que las estructuras académico-administrativas deben ajustarse a las prácticas creadoras de conocimientos inscritos en un nuevo paradigma, razón por la cual se debe recalcar que los rígidos compartimientos académicos deben superarse para abrir paso a estructuras que reflejen la transdisciplinariedad y la complementariedad de saberes diversos. Asimismo, la transición al socialismo está marcada por el nacimiento de múltiples embriones de participación de las bases sociales que progresivamente deben convertirse en verdaderas expresiones del Poder Popular que hagan posible la creación de un nuevo Estado. Por ello, la transformación universitaria pasa por la proliferación de los Consejos de Trabajadores, Comunales y Estudiantiles que son la herramienta organizativa de la nueva democracia y la instancia capaz de apuntalar los cambios radicales. En consecuencia, una nueva Ley de Educación Universitaria debe consagrar a tales instancias, un papel transformador que atraviese transversalmente al sector universitario.
- Territorialización del sistema universitario. La construcción de un modelo universitario que tribute realmente a la liberación y al desarrollo integral, equilibrado y sustentable de nuestra nación pasa necesariamente por la vinculación de los conocimientos que se construyen en los espacios universitarios con las dinámicas y procesos sociales propios de cada región del país. Sólo por esta vía es posible superar los desequilibrios y carencias existentes en términos de disponibilidad de profesionales para el desarrollo de las potencialidades propias de cada región así como trascender la concepción imperante acerca del conocimiento y los mecanismos legitimadores que lo privilegian e imponen a un determinado tipo de saber en detrimento de otros igualmente válidos. La exacerbada centralización de los espacios de estudios universitarios afianza la visión positivista del conocimiento científico como único conocimiento valido planteándolo en tanto verdadero y de una absoluta coherencia interna, de acuerdo a los supuestos epistemológicos sobre los cuales se erige, asumiendo el mismo en última instancia como un conjunto de parcelas de saber acabado y petrificado que puede ser meramente transmitido por la institución universitaria sin la participación activa del sujeto ni la incorporación de elementos no contemplados dentro de sus supuestos. La apertura del claustro universitario, la vinculación con las dinámicas sociales concretas y la participación de diversos sectores sociales en la construcción de los saberes, es la única vía para avanzar en el abordaje de la realidad desde un enfoque transdisciplinario y abarcante que dé cuenta de su complejidad. Adicionalmente, es un imperativo resituar la carga ética de todo proceso de enseñanza-aprendizaje para trascender la axiología inherente a la lógica del capital, la concepción tecnocrática de la educación que privilegia la razón instrumental y por consiguiente, asumir una nueva pedagogía emancipadora conformada por otros imperativos y constitutiva de nuevos saberes. Por ende, es crucial comprender la construcción de conocimiento desde la unidad indisoluble entre el sujeto y el objeto de conocimiento lo que permita comprender la realidad desde su totalidad para poder contribuir de manera efectiva a su liberación.
- Pertinencia social del sistema universitario. Implementar un proyecto de carácter socialista amerita que la Universidad venezolana se conforme como un sector coherente que atienda a los requerimientos y planes nacionales, regionales y locales, sin perder la visión de unidad de los pueblos latinoamericanos. Se trata de una educación que aborde los problemas de la colectividad desde nuevos imperativos, orientada a satisfacer las necesidades de la población y el país. En fin, las normas a crear deben señalar la finalidad universitaria: brindar una educación para todos y una educación para la vida. Se trata de la unión dialéctica entre la teoría y la práctica, entre el estudio y la construcción teórico-conceptual con las dinámicás políticas y socio-económicas del constructo venezolano. Una universidad que no aporte a su pueblo no puede concebirse como tal.
La construcción
del socialismo requiere ineludiblemente la transformación de todos
los aspectos sociales que definen el orden civilizatorio actual. Uno
de ellos quizás el más importante es aquella esfera donde se reproducen
las prácticas e ideas del modelo capitalista de existencia. Por ello,
los sectores que adversan nuestro impulso hacia una sociedad diferente
defenderán fervientemente su modelo educativo, que no es otro que la
formación de la burguesía para mandar y de la clase trabajadora para
obedecer. El llamado es a subvertir el orden que se ha estructurado
a partir de la ideología dominante, a darle apertura a los claustros
universitarios cerrados a las grandes mayorías, constituir un conocimiento
que de cuenta de la totalidad y que actúe para transformarla, de hacer
de las instituciones educativas desplegadas en todo el país nuevas
canteras populares donde se labre junto con los trabajadores y el pueblo
organizado el futuro de la humanidad.