"La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa"
Albert Eistein
He dicho en otras oportunidades que una ley no es suficiente, una ley no garantiza la solución del problema de los caficultores; si fuese así, nuestra agricultura estuviera hoy día en su mejor sitial, pues gozamos de una de las mejores leyes de agricultura, sustentado en una de las mas hermosas constituciones que algún país pueda aspirar.
Para avanzar positivamente en el campo de la caficultura se requiere al menos de dos elementos que queremos citar, voluntad política del gobierno y organización de los caficultores. Ambos elementos se encuentran ausentes hoy día del mundo de la caficultura.
Lo primero. No existe voluntad política para apoyar al sector primario de la actividad cafetalera, ni una adecuada política de Estado para la actividad agrícola, al contrario, hoy sufrimos Los avatares de los momentos más difíciles en la vida cafetalera. Traicionados, arrinconados, engañados y sin quien le duela lo que ocurre más allá de sus propios intereses. Las nuevas burguesías que comienzan a afianzarse desde el apoyo de los centros de poder hacen trizas las esperanzas del caficultor venezolano.
En segunda instancia, la organización, que no es cosa fácil, menos aún con una caravana de pescadores de negocios agazapados desde la lucha gremial para impedir que la organización popular se consolide pues esto constituiría su destierro y su infortunio.
La discusión de la ley del café que pretenden aprobar en la Asamblea Nacional, ocurre en el momento menos indicado, ella se desarrolla en el marco de una competencia electoral que la contamina de politiquería y la aleja de lo que pudiera ser un debate creador de todos los sectores cafetaleros del país. Hay un apuro desmedido por propiciar un debate que debió ser separado de la diatriba política del momento. Cuando se aproximan a la última curva de la carrera electoral pretenden aprobar una normativa legal que pudo haber contemplado elementos más sobrios y consensuados para hacernos de un instrumento legal que nos ayude y satisfaga a todos. Sin duda esta discusión está contaminada de politiquería y de un populismo ramplón.
¡Ojo! No estamos oponiéndonos a la aprobación de una ley para fortalecer la caficultura, de hecho, hemos participado de este debate, lo que resulta sospechoso es la metodología y el momento escogido para apretar el acelerador. De todas formas, es del dominio público que desde hace rato hemos venido lanzando al viento nuestras propuestas para una política cafetalera. https://www-aporrea-org.cdn.ampproject.org/c/s/www.aporrea.org/amp/economia/a328101.html
Tiempos nuevos vendrán en que los caficultores construyan con sus manos y su intelecto creador, su propio destino promisorio y de vida digna para la caficultura venezolana.