Auditórium

La verdad no es terrorista, es revolucionaria


“La producción es la única que genera riquezas”. “Actualmente cuando los responsables de operar los medios de comunicación y redes sociales publicas, se empeñan en aplicar un `’modelo de comunicación’ apropiado a los objetivos del totalitarismo estalinista. Y tratan de solucionar modelos estructurales, y mal formaciones heredadas del socialismo real del siglo XX, es ahí donde vale la pena reflexionar sobre el hecho de que no hay mas nada revolucionario, con un socialismo democrático, que la verdad. La verdad no es terrorista, es revolucionaria” Fin de la cita, con ampliaciones. Jorge Gómez.

En Venezuela en los últimos meses del 2021, existe un ligero resurgir de la actividad comercial con la aparición de los bodegones, es decir, pequeños comercios dedicados a la venta de variados productos importados, ahora con artículos de ferretería, ropas, productos automotrices, medicamentos, y alimentos de primera necesidad.
Esto da una ligera sensación de recuperación económica, pero esto solo demuestra el desplome económico de Venezuela en los últimos años. Por mucho tiempo la escasez de bienes fue lo normal, producto de toda una serie de controles destinados a asfixiar la empresa privada.

Muchas empresas cerraron, y otras expropiadas en estos últimos años, esto provocó la reducción de la actividad económica en el país, con varios años de recesión, y un Producto Interno Bruto reducido a la nada, debido a su caída continúa desde el 2014. En este escenario, el gobierno bolivariano ha aplicado la formula que en el pasado utilizaron los regímenes totalitarios estalinistas conocidos, flexibilizar un poco los controles para permitir el surgimiento de ciertas actividades comerciales, un poco para bajar la tensión política, y dar la sensación de mejoría.

El gobierno busca sobrevivir, y necesita la formula del capitalismo, ya que bajo el coronavirus del socialismo totalitario, este sistema se expresa de manera imperfecta bajo la forma de mercados mafiosos, lavadores de dólares, y el crecimiento de la actividad informal en calles, y avenidas, con los cobradores de peaje en las carreteras del país, en los mal llamados puntos de atraco militar. Ya Lenin en los comienzos de la URSS Socialista aplicó la Nueva Política Económica, que implicó flexibilizar ciertos controles. Y esto ayudó a una mejoría de la economía. Luego vino Stalin, y aplicó nuevamente la planificación centralizada de la economía. Por Ahora, no es confiable la ‘supuesta apertura’ en el caso venezolano, el gobierno ha derogado la ley de ilícitos cambiarios, dejando de fiscalizar los comercios, en el cumplimiento de los controles de precios, aunque la ley sigue vigente, y ha establecido flexibilizaciones para las importaciones.

Esto es un paliativo para el auge del consumo interno, pero esto no eleva la producción interna, ni evita que la economía siga en recesión. Para esto se necesita cambiar todo el entramado jurídico-político, para construir un nuevo modelo económico, para así dar garantías para toda clase de inversiones.

El gobierno sigue sancionado, y en condición de default, además con altos funcionarios con restricciones de salir del país, esto crea un clima de desconfianza, e incertidumbre que imposibilita hacer grandes inversiones. Solo los aliados-negativos principales bajo ciertas condiciones, son los que están en disposición no de auxiliar al gobierno con préstamos, solo de encargarse como operadores de ciertas actividades económicas en el país.

La desmovilización de PDVSA, y de ciertas operaciones, además de eliminarle a los trabajadores Sicoprosa de los planes de salud, y sustituida por la quebrada, y tramposa Multinacional de Seguros, que no la aceptan en los mejores centros de salud privados de Venezuela, ha desmoralizado a los trabajadores, y sus familiares. Esto ha demostrado que el gobierno, ya no cuenta con recursos para invertir en la industria petrolera, ni le importa el talentoso recurso humano que aun sobrevive en esa industria petrolera. PDVSA sigue sin posibilidades de acceder a los mercados internacionales, busca en sus socios estratégicos, que carecen de alta tecnología y recursos humanos, una posible salida cediendo el control de ciertas empresas que solo generan perdidas.

Muchos empresarios y banqueros corruptos, esperan como caimanes en bocas de caños, que la economía venezolana mute hacia las reformas chinas aplicadas a finales de la década de los 70 por Deng Xiao Ping, que tiene un perverso sistema político autoritario controlado rígidamente por el partido comunista Chino, pero con zonas económicas especiales en algunas regiones, como se quiere hacer aquí con las ZEE, sin reformar la constitución a través de un referéndum aprobatorio.

Hasta ahora por la alta presencia militar parasitaria e incompetente, y la corrupción, veo muy remota el avanzar, hacia ese cambio de modelo e incluso la misma constitución debiera ser modificada para dar entrada a los capitales internacionales.

La Asamblea Nacional 2020, se encamina en esa dirección para dar asidero jurídico a ciertas medidas que piensa tomar el gobierno para intentar liberar un poco el mercado.

En todo caso esto no sería un sistema capitalista liberal, como muchos expertos en la materia consultados explican con mediana claridad, sino un vuelco hacia un mercantilismo mafioso, es decir, un sistema que solo favorece a una pequeña elite de una escoria de extranjeros fundamentalistas, muy cercana al poder político.

La nueva clase comercial colonizadora de árabes y chinos, que se está levantando en Venezuela, por lo menos una parte significativa, pertenece a los mismos sectores que se han lucrado con el gobierno, junto a militares o funcionarios de diferente tipo. Han desplazado al pequeño sector comercial tradicional, y ahora quieren suplir los espacios con sus propios negocios.

Las expropiaciones, y confiscaciones, hicieron huir a muchos empresarios del país, ahora hay una competencia malandra para instaurar negocios. Aunque la proliferación de los bodegones, con dineros de dudosa procedencia, ni que comiencen a dar rebajas en algunos bienes ofertados en el mercado, aun así deja a la mayoría de venezolanos sin acceso por los altos costos de venta, y los bajos ingresos del pueblo trabajador de 1.5 dólares de salario mínimo mensual.

El consumo de ciertos bienes es un privilegio en el país desde hace tiempo, no se necesitan grandes centros comerciales para cubrir la demanda de una población con bajo nivel de consumo, por el retroceso general del ahorro, y la inversión a lo largo de estos años. Los venezolanos que reciben remesas del exterior pueden mitigar un poco la crisis que se vive.

La dolarización en la venta de muchos bienes los hace inalcanzables para el venezolano común. Dentro de ese contexto la economía de los bodegones no tiene mayor capacidad de expansión en el país, es la muestra de que el fascismo socialista totalitario, siempre logra llevar a su mínima expresión las actividades comerciales, y productivas.

El Petro, ayuda a incrementar los precios de los bienes, por eso el gobierno ha limitado su libre convertibilidad a bolívares. Solo algunos comercios, aceptan este tipo de moneda virtual. El dólar sigue siendo la divisa predilecta en las transacciones, su uso ayuda a proteger los activos de los negocios.

Los bodegones son una actividad económica mafiosa, y en retroceso, ya que no permite una venta masiva de bienes y servicios. Son la malvada expresión de una economía de subsistencia, comparadas en pleno siglo XXI, con las pulperías de la colonia. Son la manifestación del retroceso, que solo evidencia la ruina económica de la gran empresa en Venezuela, cuando su personal esta conformado por cajeros, acomodadores de anaqueles, limpiadores, con míseros salarios, empleos indignos donde el trabajador de esos lenocinios mercantiles, con esos salarios, jamás podrán comprar una casa, y menos un carro.

Percasita11@yahoo.es


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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