Aun cuando estamos muy cercanos a La Semana Santa, debo aclarar que el título de este escrito NO RESPONDE a ningún pasaje bíblico ó tampoco de interés religioso. Es simplemente una “buena nueva”, alcanzada gracias a la crisis económica que particularmente se nota en mi barrio.
El entorno de mi barrio, responde a la geografía andina. Es decir: montañas, calles con medianas pendientes, pequeñas quebradas que trasladan aguas que aun cuando no son puras, si permiten el desarrollo de la vida. Sin embargo, la economía especulativa propiciada por el neoliberalismo ha conllevado a la realización de actividades que agreden al medio ambiente, bajo la excusa de “ejercer el derecho a la economía de libre mercado” sin reparar los daños a terceros. Así, nuestras quebradas han sido convertidas en escorrentías de aguas servidas, y hasta descargas de combustibles, grasas y aceites de automóviles. Por su puesto, con sus consecuencias: La Muerte al Medio Ambiente.
Pero, como “nada es eterno en la vida”, la economía especulativa ha obligado a “reciclar” muchos de los insumos utilizados en la mecánica automotor; Las descargas de elementos contaminantes han disminuido consideradamente, al extremo de: ¡EUREKA! Ha vuelto la vida en nuestras quebradas. HAN RESUSITADO NUESTROS PECES. Y como consecuencia, han aparecido aves depredadoras de dichos peces y por lo tanto, la esperanza de recomponer nuestro Medio Ambiente.
Eso sí, en este proceso de recomponer nuestro Medio Ambiente, para nada ha participado el Ministerio del Ambiente, aun cuando su sede está relativamente cerca de nuestro barrio; pues lamentablemente, estas instituciones están paralizadas por el burocratismo y no se mueve de sus oficinas a cambio de: “cuanto hay pa´ eso”
En pocas palabras, a pesar de no ser “Sábado de Gloria en Semana Santa”, en nuestro barrio estamos festejando: La Resurrección de Nuestros Peces.
