"El juego está trancado" en nuestra triste realidad económica

El juego entre el Gobierno y los empresarios opositores venezolanos, la mayoría monopolios y oligopolios en el mercado de bienes y servicios de primera necesidad y de consumo masivo, parece estar trancado.

No vemos soluciones en el corto ni mediano plazo para que las cosas mejoren. Si sigue la descoordinación entre esos dos actores fundamentales la situación empeorará. Hay que destrancar el juego. Deben coordinar acciones conjuntas en función de ese pueblo que padece la hiperinflación inducida que empobrece a todos por igual.

Casi a diario vemos al Gobierno llamando a la unidad nacional, a la concertación, a sentarse en una mesa a definir precios justos en el marco de la Ley Constitucional de Precios Acordados. Pero no ha cuajado nada aún. No se sienta con los gremios empresariales tradicionales, declarados desde 2001 enemigos de la revolución.

Al mismo tiempo vemos a diario como los directivos de los gremios opositores más importantes (Fedecámaras, Consecomercio, Conindustria, Fedenaga, Fedeagro, Cavidea, entre otros) acusan al Gobierno de esta difícil situación de hiperinflación, proponiendo que la única salida posible es un cambio modelo que pasa por el cambio presidencial extemporáneo. Como vemos, ahora los líderes empresariales privados asumen ante los medios de comunicación el rol de los partidos políticos de oposición que están de capas caída luego de sufrir sucesivas derrotas en su escenario natural: las elecciones.

Realmente, es un enfrentamiento ideológico entre los capitalistas aliados de las corporaciones transnacionales y sus productos importados y el Gobierno "revolucionario". Es un antagonismo visceral para ver quien aguanta más en su escenario dominante de poder: el Gobierno en Miraflores o los gremios empresariales tradicionales en el mercado. Ambos dominan su propio escenario. Ambos le infringen daño al otro intentado quitarle espacio de maniobra donde el otro domina. El Gobierno domina el escenario político, sigue ganando elecciones pero no impacta en lo económico, no domina el mercado capitalista nacional, mandan ellos: los gremios empresariales. Incluso, PDVSA, la principal empresa del país, en manos del Estado se encuentra en la actualidad en su peor momento económico, financiero y operativo de los últimos 50 años.

Los monopolios opositores siguen mandando en la economía, incluso, se dieron el lujo de crear DolarToday, una especie de Banco Central paralelo que funciona desde Florida, en el exterior, de donde dirigen la política cambiaria venezolana paralela, sin ningún tipo de control gubernamental que detenga sus fatídicas perturbaciones. Ese dólar paralelo es el que ha venido orientando el comportamiento de los precios de los bienes y servicios que se transan en la Nación venezolana en los últimos cuatro años.

Mientras tanto, el imperio estadounidense nos tiene completamente bloqueados en el sistema financiero que ellos dominan. Han aplicado sanciones unilaterales contra altos funcionarios de los poderes públicos nacionales, limitando sus funciones a nivel internacional. Varios de sus aliados en Latinoamérica y Europa también han hecho lo mismo.

¿HASTA CUANDO CREEN QUE EL PUEBLO RESISTIRÁ ESTA "PELA" ECONÓMICA?

Al gobierno de Maduro le quedan aún seis años y unos meses más de mandato, pero insisto, hay que destrancar el juego. Porque no sé si el pueblo puede aguantar todo ese tiempo en esta misma situación de zozobra económica colectiva que genera la descoordinación y la inflación inducida por el empresariado nacional todos los días, que de manera impune sigue como un ritual, la cotización del dólar paralelo que publica DolarToday.

Pero el Presidente ha seguido amenazando y no actúa con la mano firme prometida. Ofreció, amenazó y ganó en las elecciones presidenciales, pero la hiperinflación y la impunidad económica aún continúa a dos meses de su reelección.

Mientras tanto, el estrés agobia a muchos venezolanos, sobre todo a los pequeños y medianos empresarios, que ven como los monopolios y oligopolios le dicen todos los días que todo aumentó porque el DolarToday también aumentó. Como consecuencia, los que pagan los platos rotos son los trabajadores, desempleados, pensionados, jubilados, moto-taxis y el resto de la economía informal, entre otros, que no ven otra cosa a diario que no sea que volvió aumentar los precios de los bienes esenciales para vivir.

Es un hecho inocultable, hipocresía sería ocultarlo, la gente de a pie se siente impotente y no sabe qué hacer. No quiere regresar al neoliberalismo ni a las guarimbas, por eso no sale a saquear. Pero tampoco quiere seguir viviendo esta zozobra. A veces, a ese pueblo sólo le llega a su rostro una alegría de tísico: cada vez que el Presidente anuncia el depósito de un bono contra la guerra económica. Sólo lo reciben los que tienen el Carnet de La Patria, que se la pasan buscando a alguien que les escanee su código VQR para celebrar, como el que pega un "bingo", la llegada de la remesa presidencial, que también es un hecho inocultable: se le esfuma rápido al ir de compras al mercado.

EL RESURGIR DE LOS VICIOS Y DESVIACIONES CONTRARREVOLUCIONARIAS

De ese enfrentamiento visceral Gobierno-gremios empresariales opositores, lo que se ha proliferado es la pérdida del poder adquisitivo, de la calidad de vida y el deterioro de los servicios públicos. ¿Será por esas consecuencias que ha arreciado el "adequismo" dentro del Gobierno? Entendiendo por "adequismo" los vicios, actitudes o desviaciones características de los partidos tradicionales que Hugo Chávez nos exigía combatir en sus Cinco Líneas Estratégicas de Acción Política del PSUV en el 2011: "el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo, el nepotismo, el gradual alejamiento de la base social bolivariana, imposición de los dirigentes, falta de compromiso, pasividad de la militancia, protagonismo individualista, elitismo, corrupción, desinformación, exclusión, deslealtad y falta de formación ideológica", que son consecuencias de la persistente cultura capitalista como modelo de apropiación y uso del poder político y económico que aún prevalece en la sociedad venezolana.

¡Pónganme donde hay!, o peor aún, ¡Ponme dónde sea!, podría ser el lema oculto de muchos de los que asumen cargos en estos tiempos. Si vienen de la clase media, de seguro es así, porque nadie quiere volver a ser pobre más nunca. Ignorar esto, subestimarlo o verlo como una crítica contrarrevolucionaria, no hará que desaparezca esa triste realidad; ocultarlo sólo contribuiría al debilitamiento del partido de gobierno y, por ende, del futuro de la Revolución.

LA IMPUNIDAD ECONÓMICA ABONA EL CAMINO PARA LA CORRUPCIÓN

Tanta incertidumbre e impunidad económica podría estar generando las condiciones o tentación para que muchos funcionarios públicos pierdan la fe revolucionaria y socialista, aprovechen las circunstancias y se vuelvan unos corruptos. Eso es lo que el Fiscal General de la República nos ha venido develando de manera reiterada por medio de sus ruedas de prensa, donde pone de manifiesto como la corrupción se ha propagado como un cáncer dentro de la revolución. Es como un sálvense el que pueda. El "adequismo" ha traído como consecuencia esa tendencia maléfica dentro del socialismo.

Contra eso hay que luchar con más fuerza, acabar con la impunidad económica es el primer paso importante. También debe haber cárcel para los empresarios monopólicos privados corruptos y ladrones del pueblo.

El debate en el IV Congreso del PSUV debe considerar buscar otros métodos más rigurosos de selección de cuadros para asumir responsabilidades de gobierno con base en su capacidad profesional, compromiso probado, demostración ética y moral y disciplina revolucionaria, pero fundamentalmente que estén dispuesto a "cazar corruptos" por doquier.

COOPERACIÓN O NADA: UN CAMINO RIESGOSO

He insistido que todo esto se solucionará cuando los dos actores más importantes de la sociedad económica se sienten a cooperar: Gobierno y gremios empresariales privados opositores. Es por eso, que lo que queda en los próximos 6 años de gobierno son dos escenarios posibles: 1) la cooperación, que significa una "tregua económica" en beneficio del pueblo, o 2) seguir con la descoordinación, que significa más hiperinflación, zozobra y miseria para el pueblo.

La cooperación se alcanzará cuando ambos se perdonen y se sienten a planificar un mejor porvenir para el país. Pero, la cooperación significa para el gobierno ceder en lo ideológico, en su bandera de lucha contra las corporaciones transnacionales. No necesariamente se dejará de hablar de la vía al socialismo, pero ceder significa otorgar beneficios a los empresarios aliados de las corporaciones que producen los bienes que culturalmente a los venezolanos les enseñaron consumir: pura marcas importadas.

Si los empresarios ceden y cooperan, significaría ayudar al Gobierno revolucionario a superar las dificultades macroeconómicas actuales, que sus variables mejoren, que la hiperinflación caiga, que aumente el empleo productivo y que ellos ganen de esa cesión.

Pero la historia económica contemporánea ha demostrado que los empresarios cuando han cooperado con los gobierno no sólo piden beneficios económicos, también piden prebendas políticas. Pedirán que les coloquen ministros en agricultura y tierra, de finanzas, presidentes o directivos en el BCV, presidentes en las industrias básicas y algunos diputados para resguardar sus intereses.

Como vemos, la cesión gubernamental tiene altos costos políticos. No obstante, eso no determina que los empresarios privados no sigan conspirando e insistan en querer acabar con el Gobierno para quedarse con todo.

Es por lo anterior que digo: ¡el juego está trancado!

 



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Andrés Giussepe

Doctor en Gerencia, Especialista en Política y Comercio Petrolero Internacional y Economista de la Universidad Central de Venezuela. Secretario Nacional del Movimiento Profesionales de Venezuela.

 agiussepe@gmail.com

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