Presidente, ¡meta la pata!

El conocimiento vulgar, ese que invariablemente se pasea de generación en generación sin sufrir cambios sustanciales, es a veces más acertado y poderoso que el más exitoso sentido común e, incluso, que la misma intuición, aún cuando a ésta la definen como conocimiento acumulado en algún lado de la base de datos que es nuestro cerebro, pero de cuyo origen no estamos seguros o no tenemos conciencia.

Por eso nuestros ancestros eran tan sabios al usar esos conocimientos para resolver problemas de la vida de la manera más sencilla posible.

De esa época recuerdo que el papá de un amigo le aconsejaba a éste diciéndole "mira, hijo, es preferible pelar bolas, por hablar demasiado que por dejar de hacerlo". Y es que el vejo contextualizaba el consejo en el plano de las relaciones amorosas, en la que los varones de aquel tiempo se sentían intimidados por las féminas, al extremo de, muchos de ellos, no atreverse a manifestarles su gusto por ellas, por temor a ser rechazados.

  • Tú sabes vaina bochornosa?, preguntaba el viejo en su didáctica del fracaso.

Y él mismo se respondía:

  • Que pasado los años te encuentres a aquella mujer que tanto te gustaba y te diga "ay, pero si tú también me gustabas. Por qué no me lo dijiste?

Extrapolada esta explicación al campo de la política contemporánea, de las relaciones de gobierno y de la actuación del mismo en el campo minado de la guerra económica, me es imperativo aconsejarle al Presidente Maduro del mismo modo en que lo hizo el papá de Jesuíto en la Angostura donde yace enterrado mi maruto:

"Coño, Presidente, ¡meta la pata"

Lo peor que pudiera ocurrir es que se equivoque en su accionar, pero siempre será mejor pelar bolas haciendo, que pelar bolas por omisión.

No es tiempo de omitirse. No es tiempo de evadir. No es tiempo de esconderse como el avestruz.

Por su parte, la oposición aprendió de sus errores, es decir, de los de ella.

En el 2001 se tiraron un paro cínico y salieron con las tablas en la cabeza, porque ellos directamente fueron los primeros perjudicados. Luego en 2002 se tiraron un golpe de estado y quedaron diezmados. En 2003 insistieron en un paro patronal-petrolero y volvieron a salir jodidos. En los años sucesivos insistieron con la escasez, el desabastecimiento y el acaparamiento en yunta con las guarimbas y los resultados no pudieron ser peores. Hasta que diseñaron la estrategia novedosa de trabajar con la corrupción de grandes sectores desposeídos que fueron penetrados a través de los dólares electrónicos y el cadivismo, lo que dejó el terreno abonado para que a partir de 2014 se introdujera con fuerza inusitada el bachaquerismo, lo que le permitió al fin a la clase guipuzcoana coadyuvar al derrocamiento del régimen sin necesidad de sacrificar sus ganancias, las cuales se han incrementado geométricamente. El resto todos lo conocemos.

Si tenemos 305 alcaldes y 19 gobernadores, pero las ciudades y pueblos son cada día peores en servicios, salud y transporte, qué queda?

Nada, Presidente, ¡meta la pata!

Si ya hay pueblos enteros dedicados al bachaquerismo y al contrabando de extracción, qué queda?

Nada, Presidente, ¡meta la pata!

Si los cuerpos militares están dedicados en su mayoría al comercio, al contrabando y a proteger a quienes lo practican, qué queda?

Nada, Presidente, ¡meta la pata!

Si en los pueblos y ciudades no hay agua, se va la luz diariamente, se cae a cada rato la plataforma telefónica tanto pública como privada, qué queda?

Nada, Presidente, ¡meta la pata!

Si el pueblo está pasando hambre, si no hay aceite ni repuestos para los carros, si no se consiguen medicinas a menos que se pague millones por un blistercito, si la gente se está muriendo en los hospitaes, si el hampo está desatada porque el sistema de justicia está penetrado hasta el culo desde simples policías hasta grandes jueces, qué queda?

Nada, Presidente, ¡meta la pata!

Finalmente, Presidente, el papá de Jesuíto le aconseja:

"Coño, Presidente, ¡meta la pata"



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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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