Mario Silva y Braulio Alvarez, dos visiones del abordaje de Guerra económica

No sé si cometo un pecado, acto de arrogancia o casi una infidelidad si uso este medio para expresar una discrepancia con un alto académico, conocido internacionalmente, pues aparte sus méritos, por ser mi amigo desde hace muchos años, somos habituales contertulios. De donde se podría pensar que bastaría reunirnos y ventilar esas diferencias en la intimidad. Pero resulta que ellas tienen gran impacto hacia afuera; poco tiene que ver con nosotros y mucho con el pueblo. No me atrevo a calificar ese impacto grande porque pudiera interpretarse que la dimensión vendría presumidamente dada por nosotros, pero si sé que bastante gente, más de la que uno deseara, por el solo discurso oficial, está atrapada en la idea que sólo la guerra económica es la causa de lo que padecemos. Uno les escucha argumentar sobre eso cada vez que hablamos.

En buena medida, a lo largo de un trabajo de nuestro amigo, publicado en Aporrea.Org., , el día 24-10-17, pareciera sostener que al gobierno sólo lo afecta "una falla comunicacional". Sé bien que no es así, pues bastante hemos hablado del asunto, pero para evitar confusiones quiero hacer algunas observaciones.

Señala distintos ejemplos para demostrar que, en efecto, somos víctima de una agresión del gran capital para desestabilizar y finalmente deshacerse de un gobierno que entorpece sus planes. Pero de su trabajo, pudiera interpretarse que sólo sería suficiente que el gobierno nos convenciese, a los venezolanos en su mayoría, de la verdad de ella. Es cierto, gran número de nacionales, fuera de la izquierda, chavismo y hasta independientes que pudieran caber o no en esos dos universos que son exactamente el mismo, pudieran dudar, por sus particulares deducciones y las pocas razones dadas por aquél, de la pertinencia del argumento de guerra económica. ¿Cuánto representa eso en términos cuantitativos? No sé expresarlo. Pero por cifras dadas por Oscar Schemell e Interlaces, pareciera que ese universo no es muy grande. Es más según esta fuente, una alta cifra se manifiesta contraria a la injerencia y presiones económica externas.

Es decir, en ese mundo, hay una inmensa porción de nacionales que sí, están conscientes de la "guerra económica", sobre todo entre esa gente que mi amigo habitualmente consulta y además porque es poco el venezolano que desconoce lo relativo a las amenazas de cuando Obama, los gruñidos de Míster Trump y las medidas económicas y financieras aplicadas contra Venezuela.

También es verdad, eso no ofrece duda alguna, que en el bando opositor, el cual constituye un espacio bastante grande en Venezuela, lo que no ha cambiado sustancialmente pese los resultados electorales regionales, predomina la idea que tal guerra no existe y sólo es una excusa de Maduro para ocultar su incompetencia, hasta "mala fe" y la de su equipo. Como también es cierto, que en ese mundo, más que creer o estar convencido de eso lo que predomina es la predisposición a creerlo por los asuntos políticos en juego, los sentimientos, formación cultural e intereses de clase de cada quien. Con esto quiero decir que, como en muchos casos, en esto hay quienes sólo defienden intereses personales y de clases y otros por simples deseos e indisposiciones por una alta carga emocional y cultural.

En este caso, Maduro y su equipo, perderían el tiempo dando explicaciones porque por aquello que "no hay peor sordo que quien no quiere oír"; es difícil hallen una forma comunicacional para convencer a quienes están atrapados por sentimientos hondos e indisposición a siquiera prestarle atención al mensaje que le llegue de aquel lado.

En el caso de los chavistas, izquierdistas y hasta NI-NI que saben lo de la guerra porque, pese lo que se crea, es como demasiado obvio para ellos, las explicaciones de Maduro y su equipo, tal como él las reclama, pudieran servir para ahondar más la convicción y hasta recibir mayor información para ir al combate de las ideas, pero eso sólo no es suficiente ni va dejar a nadie tranquilo. Como el mismo amigo dice, no basta con hacer discursos contra la corrupción mientras los corruptos se apoderan del país, controlan las alcabalas, dólares preferenciales y en suma, como solemos decir los venezolanos "andan como perro por su casa". Para decirlo de manera hasta como pretenciosa, pero que sirve para alguien crea que sabemos mucho, algo así como acicalarnos para la foto, "no es suficiente diagnosticar el mundo, hay que cambiarlo", tal cual dijo Marx y años después lo ha repetido mucha gente talentosa y brillante e incontables necios como el suscrito.

Aunque debo repetir aquí, igual que elogia nuestro amigo tantas veces aludido, como desde que Tarek W. Saab está en la fiscalía, algunos corruptos parecen tener caras y cabezas sobre los hombros, nombres, apellidos y hasta cédula de identidad y eso ha sido un buen mensaje. Sería malo dejar de seguir halando la cuerda por temor quién pudiera venir ensartado en el anzuelo. Pero faltarían más cosas por hacer, como sancionarlos y quitarle lo que al pueblo han tobado.

Lo mismo puede decirse con respecto al precio de todo cuanto el venezolano necesita para medio subsistir. A nadie le conforma ni le va a conformar un gobierno que se regodea en el discurso y denuncia a estafadores, especuladores y manipuladores de la economía nacional, pero no hay rostros, solo rastros que llegan al macilento rostro del venezolano y todo continúa igual. La gente no sólo sabe que le especulan, le roban y hasta le explotan en diversas instancias; por eso no necesita le expliquen mucho.

Lo que el venezolano, y en este universo incluyo a casi todo el mundo nacional – no sé si está bien dicho así, pero me gustó – necesita de manera apremiante es que el gobierno dé muestras de su existencia y salga a combatir, junto con la como ahora inerte ANC a favor de su subsistencia. Es bueno explicar e informar suficientemente como reclama nuestro amigo, pero es todavía mejor aplicar las medidas pertinentes y además organizar a la gente para luche con fundamento por su propia vida.

Pero el gobierno o el alto mando, debe una explicación razonada, porque autocriticarse es muestra de haber comprendido, de humildad y disposición para corregir errores, del por qué de aquella época de bonanza, hasta de esplendor, teniendo las metas trazadas, caímos estrepitosamente en este extremo y sólo nos dicen ahora que se "agotó el rentismo petrolero", como si eso fuese suficiente y el todo y si combatirlo desde 1998 no era quizás la principal de ellas.

Por último no es suficiente explicarle al hambriento las causas de su estado y hasta los síntomas que a él le muerden, "hacen falta muchas cosas más", diciéndolo al estilo del cantó de Alí Primera, como hacer lo debido para mitigar su hambre.

Volveré a usar el argumento, quizás hasta parezca pedestre y recurrente, cuando dos boxeadores suben al ring, las reglas están claras. Cada uno lanzará cuantos golpes pueda contra el otro. Ninguno de ellos puede excusar su mala actuación diciendo que el contrario "es un maluco" que no le dejó "sacar las manos".

La ANC pudiera servir de mucho y para muchas cosas, pero "un solo palo no hace montaña"; lo que es lo mismo, poco puede hacer ella si desde el Poder Ejecutivo no hay la voluntad, firmeza, claridad y firmeza que demandan las circunstancias.

Anoche escuché a Mario Silva, quejarse o mejor protestar airadamente contra gente que, según él, intenta descalificar a la ANC, por los juicios, e inconformidades que empiezan a manifestarse vistos los resultados concretos al compararlos con las ofertas presentadas en las elecciones respectivas y con posterioridad a ellas. Por esto mismo, tal como se dice, "cómo será esa muerte que hasta el muerto llora", les invito a leer las siguientes declaraciones del diputado a la AN y Constituyente, dirigente agrario del PSUV, Braulio Álvarez, de lo que se puede decir, "cuando el perro muerde a su amo":

https://www.aporrea.org/actualidad/n316310.html

*https://www.aporrea.org/actualidad/a254247.html



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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