Compatriota Maduro, deslíguese de los enemigos del pueblo. El remedio es el siguiente

Somos de la opinión que el primero de enero del 2026, sería un buen día para que Maduro pudiera enrrumbar la historia de Venezuela por el camino de la paz, de una verdadera justicia social y activar todas las fuerzas creativas de la nación dirigidas a impulsar el desarrollo endógeno radical. Mas, lo que se requiere es unificar al país apoyándose en el cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Para emprender ese camino sólo hace falta que Maduro voluntariamente en un emocionar  patriótico, rompa con las cadenas que lo tienen atado a los enemigos de la patria y del pueblo venezolano, y anuncie su renuncia irreversible al poder, y se lo transfiera a una Junta Patriótica de Salvación que lo ejercería temporalmente, y que los cuatro únicos actos de gobierno de ésta JPS serían: 1) dejar en libertad a todas y todos los presos  políticos, 2) que cese la persecución política, 3) condenar con todo el peso de la ley quien atente contra la seguridad pública y de la patria y 4) que convoque en un tiempo perentorio la realización de elecciones generales. Pero elecciones en la cual participen partidos y candidatos que no hayan solicitado a ningún imperialismo que invadan a Venezuela o políticos que se hayan robado los bienes públicos de la República.

Se puede percibir, sean cuales fueran las presiones de los capitalistas de fedecámaras y de los grupos financieros transnacionales, los que pudieran estar ejerciendo sobre Maduro y los dirigentes del PSUV, que si el 1de enero amaneciera esta buena nueva, el pueblo se lanzaría a las calles para impedir que los enemigos de la paz, de la tranquilidad y el bienestar del pueblo, y la integridad del país,  puedan escamotear la reconstrucción  en paz de la República.

Que no se interprete esta propuesta como ingenuidad y porque ignoramos que en la política real se mueven intereses poderosos y fuerzas oscuras que no guardan ningún sentimiento de amor hacia la humanidad, nada más le importa su riqueza mal habida. Sin embargo,  nosotros no perdemos las esperanzas, nos aferramos a ella, creemos que aun quedan alternativas, por eso desde distintos lugares de la patria de Bolívar y Chávez, le hacemos un llamado navideño a Maduro: que se reconcilie con su pueblo aceptando la propuesta más sincera y decente que desde los empobrecidos del chavismo y los empobrecidos de la oposición de base le hacemos, porque la cuerda está que se rompe sola, no es viable esta situación. Estaremos  entonces esperando su renuncia.

 


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Arnaldo Aguilar Dorta


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