Se suceden las acciones y convocatorias por Palestina. El tejido asociativo replica, no tolera la masacre. En los centros de salud y de estudio, en los ámbitos de la cultura o en los del trabajo al debate común se ha unido Gaza y su genocidio. El aluvión y la diversidad de iniciativas dan fe tanto del profundo sentimiento de rechazo que provoca, como de la creatividad de la población. El día 2 de octubre, los estudiantes, a través de su sindicato, llaman a la huelga. El día 4, habrá manifestaciones convocadas por los colectivos de solidaridad y el 15, paros en los centros de trabajo, asambleas y concentraciones a convocatoria de CCOO y UGT. Durante las jornadas del 18 y el 19 volverán las manifestaciones de la mano de la plataforma de artistas y paremos la guerra. Por su parte, en el mar, la flotilla prosigue su rumbo sobreponiéndose a los ataques del gobierno sionista de Israel.
La presión de la movilización social constituye siempre un valor insustituible. Su fuerza es tal que Netanyahu ha tenido que asistir al espectáculo de pitos y sillas vacías que le dieron la bienvenida a la octogésima asamblea de NNUU.
Algunas federaciones deportivas, como FIFA y UEFA, están pensando en vetar la presencia de los clubes de fútbol israelíes. Es imprescindible organizar el boicot, decretar sanciones y preparar desinversiones que aíslen al gobierno genocida que lidera Netanyahu. Mientras, Trump trabaja con él la enésima versión de un nuevo plan colonial al que han apuntado a Tony Blair de virrey. Todo para evitar que los palestinos puedan libremente decidir su futuro, vivir y gobernar su tierra.
Italia y España han enviado algunas naves en apoyo a la flotilla. Una iniciativa claramente insuficiente para garantizar la vida de quienes viajan en ella y, sobre todo, para lograr romper el bloqueo y establecer corredores seguros de entrada de ayuda imprescindible para Gaza. Pero, de nuevo, se trata de pasos hijos de la movilización. Una movilización que ha de continuar creciendo y que, sin negar el lugar de nadie, ni los matices que cada sector puede sumar, debe empujar para que muestre toda su pluralidad y así refuerce su unidad. El pueblo palestino precisa de toda la ayuda y presión que podamos organizar y ejercer. Llenemos las calles estos días con el negro, rojo y verde de su bandera y de todo el apoyo contra el genocidio y por el castigo a los culpables.
El PP de Feijoo endurece su discurso racista. Ayer mismo se sacó de la manga un modelo de "carnet por puntos" para admitir inmigrantes. Destacan como criterios para lograrlos ser latinos y católicos. Sobre la regularización pendiente en el Congreso de la bolsa de más de medio millón de personas que trabajan, pagan IVA, alquiler y todo tipo de servicios, pero no tienen derecho alguno al estar en situación irregular, nada de nada.
Es el grupo poblacional que la ley de extranjería ha creado, ya que son sus trabas a la adquisición sencilla de la ciudadanía la razón de que exista. Se trata de la prueba del nueve de la xenofobia institucional que destila el ordenamiento jurídico que nos rige. No se conseguirá frenar a la reacción (PP, Vox) manteniendo a un sector cada vez mayor de la población trabajadora sin derechos. ¡Regularización ya! ¡Fuera esta ley de extranjería!
Las jornadas en conmemoración del 90 aniversario del POUM, que se celebraron en Barcelona el pasado fin de semana impulsadas por la Fundació Andreu Nin con el apoyo de la fundación estatal de homónimo nombre, reflejaron con gran viveza las preocupaciones de hoy: ola reaccionaria, fascismo, pérdida de derechos, feminismo, represión, acción obrera y sindical, división y unidad. Se ha mostrado que el pasado y su experiencia siguen representando un espacio del que beber para construir los cambios que necesitamos para ganar la libertad.