Sobre el caso Asier Guridi. La revolución debe apoyar los revolucionarios vascos, no maltratarlos

Los hechos

El militante de ETA Asier Guridi, huyó del estado español en 2001, tras aparecer relacionado con la organización EKIN, cercana a ETA. Entre 1992 y 1997 estuvo en prisión en España, acusado de formar parte del grupo Txantxi, que quemó varios coches y sucursales bancarias en su pueblo natal de Oñate. Tras 12 años de vivir en Venezuela, de hacer vida como ciudadano normal, casado con una venezolana y padre de un hijo, fue detenido por la Interpol el 20 de septiembre de este mes y entregado al  SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional). El estado español había cursado órdenes de detención internacional por “terrorismo” y el francés en 2011 también había solicitado por lo mismo. Guridi fue detenido cuando llevaba su hijo a colegio, ante él, su esposa, maestros y alumnos, en una operación con amplio despliegue de armas. Desde esa fecha se encuentra detenido e incomunicado parcialmente, sin poder recibir visitas, con maltrato y sin que se haya tramitado ninguna orden de extraditación a pesar de haber transcurrido el plazo legal para ello (1).

La raíz política del “problema vasco”

Posiblemente muchas personas no estarán de acuerdo en la actividad desarrollada por la organización armada vasca ETA. Incluso si en América Latina la mayoría de naciones tuvieron que conseguir su independencia del imperio español insurreccionándose, como hizo Bolívar. Sin embargo hacer lo mismo en Europa y el estado español sería diferente.

Y, en efecto, podría ser diferente. Sólo que el estado español jamás reconoció el derecho a la autodeterminación nacional de los pueblos vasco, catalán y gallego. Unos pueblos que coloniza y oprime desde aproximadamente el mismo tiempo que lo hizo el imperio en el llamado Nuevo Mundo. El tiempo ha pasado pero parece que la “civilización” no ha llegado aún para ese estado.

La Constitución española surgida de la llamada “transición”, fue aprobada bajo el ruido de sables de los militares y fascistas, y cobardemente aceptado el chantaje por los líderes de los partidos de las burguesías vasca, catalana y del PCE (Carrillo) y PSOE (González). Recordemos que era el momento en que cayeron las dictaduras fascistas de Grecia y Portugal y estalló la “revolución de los claveles”. Una posible revolución en España hubiera cambiado el destino de toda Europa. Y el movimiento obrero y el nacional, sobre todo el vasco, empujaban fuertemente. Todos los poderosos del mundo trabajaron a fondo para lograr un consenso que desviara tan tremendo potencial. Por ese motivo hay un rey en España.

La Constitución española es la única en Europa, o quizás en el mundo que, a pesar de llamarse “democrática”, tiene un artículo que ordena al Ejército que sea “garante de la unidad de España”, contra los derechos de los pueblos catalán, vasco y gallego a decidir libremente sus destinos. Pero esa Constitución no fue aprobada ni por el pueblo vasco ni por el catalán. De forma más violenta o más pacífica, ambos pueblos siguieron luchando por su derecho inalienable a la autodeterminación.

La continuidad de ETA, de su lucha armada, más allá del desacuerdo que pueda  haber con sus métodos, tiene pues esa raíz política. Todo intento de presentar a los revolucionarios vascos como “terroristas” o como “criminales”, al margen de  la historia, de la represión sufrida, de la negación brutal, violenta y reiterada del pueblo vasco a decidir su destino en paz y en libertad, escamotea lo esencial para entender lo que se ha venido a llamar “problema vasco”.

Y la prueba más clara de que es la actitud y el papel colonialista del estado, de la Monarquía española, el verdadero y principal problema a resolver para una solución pacífica a ese conflicto que dura décadas y décadas, es que la organización ETA ya tomó la decisión de abandonar la lucha armada, ya demostró que no actúa militarmente. En cambio el estado y gobierno español siguen instalados en la misma lógica de venganza y represión hacia los pueblos ibéricos que oprime.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condena a España

Uno de los recientes hechos más importantes que demuestran que la Monarquía española ha usado los presos vascos como botín de guerra y chantaje hacia el pueblo, es la aplicación antidemocrática y saltándose las leyes europeas de derechos humanos hacia los presos condenados por “terrorismo”. España aplica la llamada “ley Parot”, que consiste en alargar la condena, introduciendo así una legislación “de excepción”. Con ello infrinje un sufrimiento especial, particular, a los presos vascos, sus familiares, sus amigos, en la medida que, después de cumplir su condena, siguen en la cárcel por años, sumándose esto a la dispersión de los presos por todo el territorio, a centenares o mil kilómetros, a las medidas excepcionales de vigilancia, a no dejar que los presos enfermos terminales puedan salir a sus casas, etc. En definitiva, una política de venganza hacia un pueblo, perpretrada a través de sus rehenes, los presos políticos.

Pues bien, el Tribunal de Estrasburgo, de los Derechos Humanos de Europa, ha ratificado, por segunda y definitiva vez, en este pasado mes de octubre, que  la sentencia del Tribunal Supremo español hacia una presa militante de ETA era “injusta” y “equivocada” y que no debía extenderse a otros casos. Y condenaba a dejarla en libertad y a indemnizarla con 30.000 Euros (2). El gobierno español ha reaccionado tratando de minimizar la derrota obtenida, entre ello no pagando la indemnización, para así “compensar los daños a las víctimas”. Pero esta sentencia ha puesto a la Monarquía ante el fracaso de una política represiva y de venganza persistente que le había rendido muchos votos ante el sector votante español más atrasado.

¿Dónde está el interés de la revolución bolivariana?

Es conocido que “la política exterior es una continuación de la política interior”. ¿Cómo es posible entonces que el gobierno revolucionario bolivariano haya encarcelado y maltratado a un revolucionario vasco?

Maduro hizo en Junio una gira por algunos países europeos, seguramente con la sana intención de tratar de romper los sabotajes y desprestigio de los países imperialistas hacia la revolución y hacia su gobierno recién elegido. Uno de los que visitó fue Francia, aliada de España en la política contra los vascos y su derecho a la autodeterminación (pues Francia también tiene “su” parte de territorio vasco). Es de suponer que el tema de los refugiados vascos saliera a la luz. Poco tiempo después, en septiembre, como sabemos, se realizó esa detención de Asier.

Pero ni ese viaje, ni la diplomacia del conjunto del gobierno bolivariano han conseguido frenar por un momento la política de acoso y derribo hacia la revolución bolivariana por parte de los estados y gobiernos de derechas europeos. Y en España, menos que en ningún sitio. Los medios de comunicación desfiguran la realidad, exagerando y ridiculizando cada declaración de Maduro y, por supuesto, de las medidas contra la especulación o corrupción. ¿Qué otra cosa se podía esperar de un estado cuyo jefe es un rey borbónico y que tiene la osadía de tratar de callar a un jefe de gobierno elegido por el pueblo diciéndole “¿Porqué no te callas?”?

La medida de detener a Asier, de incomunicarlo, de negarle los más mínimos derechos humanos, acatando la orden cursada por España y Francia, y encima retenerlo cuando ha prescrito el tiempo legal, dando tiempo a que sea efectivamente extraditado y condenado en España por leyes de excepción contra el pueblo vasco, es un grave error político. La monarquía de Juan Carlos y su neoliberal y semifranquista presidente Rajoy, no reconocerá a Maduro ese favor que le proporciona una pírrica victoria política contra los vascos. Ellos creen que el gobierno bolivariano, por debilidad, ha de hacer lo que el imperio mande.

El interés de la revolución bolivariana no es pues contribuir a ponerse ella misma la soga al cuello. No debe contribuir a la política de venganza, de negación de los derechos humanos, de negación al derecho de los pueblos a su autodeterminación. Maduro y su gobierno han de corregir lo antes posible la medida injusta, proimperialista y miope que tomaron, liberando al ciudadano vasco-venezolano Asier Guridi. Asier ya cumplió su condena. Lo que ahora lo que quieren el rey y el gobierno español es una victoria política mostrando el vasallaje del gobierno venezolano en su lucha contra el pueblo vasco.

Por el contrario el interés de la revolución y, por tanto, de un gobierno que se dice revolucionario, es el de apoyar a aquellos revolucionarios y aquellos demócratas que en Europa se levantan contra la opresión de sus propios imperios. No se trata sólo de los vascos. El pueblo catalán está luchando en formas completamente pacíficas, con movilizaciones de más de un millón de personas que asombran al mundo, por su derecho a ser consultados. Quieren decidir el próximo año, 2014, aniversario de la derrota y supresión de sus derechos soberanos que sufrieron en 1714 (¡¡300 años atrás!!), si quieren convertirse en un nuevo estado independiente dentro de la Unión Europea. Y el gobierno español, el rey, y también responsables militares, amenazan a ese pueblo pacífica y organizadamente movilizado con la expulsión del Euro, de la Unión Europea, y hasta con la intervención militar. Pero los catalanes harán esta consulta. Nada los para ya. Y seguirán luego los vascos. Y veremos si luego los gallegos también.

Lo mejor para la revolución: la libertad de Asier

La revolución bolivariana necesita aliados en Europa, sí. Pero esos no son los actuales gobiernos, que trabajan por torpedear y hundir un proceso revolucionario que influyó y sigue siendo una llama para toda América Latina y el mundo. Los aliados que necesita la revolución son precisamente los pueblos que están luchando contra el neoliberalismo “austericida” que marca la troika y Her Merkel. Son el pueblo griego, portugués, del estado español, francés, italiano, y hasta inglés y alemán, que luchan contra esas políticas que llevan Europa al desastre, a ejércitos de desempleados permanentes, a la polarización, a la miseria. Los aliados son aquellos que están luchando ya por cambios democráticos radicales, de régimen, en unas “democracias que no lo son”, que son unas dictaduras camufladas del capital, llamado ahora “mercado”. Por ello hay que apoyar y no maltratar a los revolucionarios vascos. Y a los catalanes. A todos aquellos que pueden contribuir a que caiga la monarquía española, una de las más corruptas y odiosas. A los que pueden por tanto dar lugar a una Federación de Repúblicas Ibéricas que, estas sí, serían unas aliadas de la revolución en América Latina.

Por todo ello tenemos que solidarizarnos con Asier. Tenemos que exigir su libertad inmediata. Y pedir que el presidente Maduro deshaga ya el entuerto, si quiere de verdad buscar aliados para la revolución.

18 de noviembre de 2013

(1) http://www.aporrea.org/ddhh/a175602.html

(2) http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=6388



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Alfons Bech

Militante obrero, y revolucionario marxista. Miembro de de la CCOO, la federación sindical más grande de España. Activista político de L?Aurora y EUiA.

 albech12@gmail.com      @alfonsbech

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