Maduro y Tio Morrocoy


En el bosque venezolano los animales decidieron realizar una reunioncita. Como es de rigor hicieron “una vaca” para comprar una botellita de bebida espirituosa, y así tío tigre y tío conejo, tía lapa y tío venado, tío caimán y tía guacharaca, tío báquiro y tío cachicamo, entre otros, pusieron dinero para la vaca, pero tío morrocoy no tenía plata, razón por la cual le encomendaron que fuera a comprar la botella. Pasada media hora, una hora y nada, los animales se pusieron a murmurar: “cónchale vale, ¡¿a quien se le ocurre mandar a tío morrocoy a comprar la botella?! ese bicho que es más malmandado que el carajo!” Entonces tío morrocoy, que estaba detrás de un tronco arreglándose para salir, amenazó: “si siguen hablando pendejadas no voy para ningún lado!”


Ya en la vida real, nuestro flamante presidente obrero se encontraba escuchando los partes del día de uno de sus ayudantes, en un Palacio de Miraflores que aunque tenía luz por una planta eléctrica donada por los chinos, sus aires acondicionados no funcionaban por culpa de la guerra económica y el imperio: “EL PLAN FERROCARRILERO NACIONAL FUE RELANZADO CON LA PUESTA DE UNA VALLA DE SEÑALIZACIÓN EN ANACO, PERO FUE NUEVAMENTE ENGAVETADO POR FALTA DE RECURSOS. LE DEBEMOS LA VALLA A LOS CHINOS Y A LOS RUSOS, 50 Y 50”, decía el ayudante mientras Maduro amasaba con la minuciosidad de un sabio, entre los dedos índice y pulgar de su diestra, un bollito de una sustancia que acababa de extraer de una cualquiera de sus fosas nasales, dudando gravemente si fuera esta un pedazo de cerebro o algún otro fluido corporal, incluso de mucha mayor importancia y utilidad en la afanosa vida del presidente: “LAS PARTES DE LAS PLANTAS TERMOELÉCTRICAS LAS ESTÁN VENDIENDO EN EL MERCADO DE LOS COROTOS DE PETARE”, continuaba el ayudante, mientras el presidente permanecía extasiado y abstraído en su faena.


“LA INFLACIÓN ALCANZÓ LOS 10 MILLONES POR CIENTO, PERO EL BCV, DENTRO DEL MARCO DEL PLAN NÚMERO MMMCDXXII DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA, LE QUITÓ SEIS CEROS”, dijo el ayudante en el justo momento en que el presidente detuvo el amasado y dijo para la posteridad: “Cilia, ¿de qué color es que es el cerebro?”. Pregunta a la que la primera combatiente, observando a su esposo en tan profunda labor y en posición de pensador de Rodín, respondió con un solemne silencio, también para la posteridad (por cierto), mientras el ayudante continuaba: “EL SALARIO MÍNIMO NACIONAL MENSUAL EQUIVALE A 0,025 YUANES”
Era un año cualquiera de un mes cualquiera de un día cualquiera del círculo vicioso que era el gobierno de Maduro, que parecía como si cada día se reiniciara y volviera a comenzar desde cero y luego de esas largas 24 horas volviera a comenzar nuevamente desde cero y así sucesivamente, en una agobiante y monótona pesadilla a la que no se le veía desarrollo porque siempre volvía a comenzar desde el principio como al principio, repitiéndose los mismos sucesos absurdos que nos mantenían como la nación más rica del mundo donde la gente come basura, cocina en leña y emigra por millones, indocumentados y a pie. “LA POLAR ESTÁ FABRICANDO HARINA CON GUARITOTO Y VEJUCO EL DIABLO”…”Conspiradores!!”, murmuraba el presidente.


Justo cuando el ayudante informó que ya para comprar un huevo se necesitaban cien billetes de mayor denominación, el primer mandatario hizo una arepita con el bollito que tenía entre sus dedos a la vez que seguía filosofando:
-¿Será o no será?- decía el hijo de Chávez mientras fijaba su mirada en la arepita que había sido bollito hasta hace unos segundos y que había salido de sus entrañas hacía ya una hora.


Entonces siguieron los partes: “PDVSA LLEGÓ A SU RÉCORD HISTÓRICO: 100 BARRILES DIARIOS”, a la vez que la arepita se convertía nuevamente en bollito ante el éxtasis del primer mandatario nacional.
“EL METRO ESTÁ SIENDO REMOLCADO POR BURROS IMPORTADOS DE MARRUECOS…” “Es un avance”, cortó el presidente, seguimos por la ruta ecológica. Y levantando la vista por primera vez en más de una hora preguntó: “Tú me estás diciendo burro a mí?¿tú sabes lo que les pasó a los últimos que me llamaron burro?”
Y ante el silencio sepulcral:
-¡están tres metros bajo tierra!”


El ayudante, petrificado de miedo, guardó un silencio sideral, el cual fue roto por la ocurrente frase del presidente obrero: “¡consiguieron trabajo en el metro!”, soltando una sorda y solitaria carcajada que estremeció los cimientos del palacio, luego de la cual los partes continuaron: “LA SEÑAL DE MOVILNET-CANTV CUMPLIÓ UN AÑO CAÍDA”, “Que se lo celebren”, dijo el comandante presidente con la seriedad del caso; “ESTA SEMANA CERRÓ EL ÚLTIMO HOSPITAL PÚBLICO.” “Investiga bien eso. No nos dejemos engañarrr!”, dijo enfático el presidente mientras dejaba caer el bollito y metía su dedo índice completo en otra de sus fosas nasales a la vez que exclamaba enigmático: “voy a llegar al origen de todo esto.”, mientras sacaba lo que lucía como un gusano que parecía moverse, a la vez que decía riendo de regocijo, con los ojitos brillantes de niño grande: “Cilia, ven a ver!”, ante la indiferencia de la primera combatiente, que estaba con unas cincuenta o sesenta docenas de ministros viendo la novela colombiana de las dos de la tarde.


“YA EL ÚLTIMO DE LOS MAGISTRADOS DEL TSJ SE ASILÓ EN EUU”, “Bien por ellos”, decía Maduro mientras hacía esfuerzos denodados por dominar la criatura que acababa de salir con vida de su propia nariz.
“LA EPIDEMIA DE SARNACASPA LLEGÓ A LA GRAN CARACAS.” “Sí, claro, y te creí!”, dudó el presidente, mientras avanzaba en la ruda tarea. “EL RÍO GUAIRE SE TERMINÓ DE SECAR”…“Otra meta cumplida”, decía el comandante obrero ensimismado en la importante labor.


“GUAIDÓ SE LLEVÓ LA SILLA”, “el abusador ese! si quiere su silla, que se la gane!!”, dijo el hijo de Chávez con la solemnidad del caso, levantando la voz sin perder la concentración. En eso apareció el ministro de la salud y corrigió al ayudante: “Eso del último hospital público es mentira, todavía queda abierta la sección de emergencia para mordidos de ornitorrinco del hospital militar de Caracas.”, a lo que Maduro remató, dirigiéndose al ayudante: “Ah, viste? que eres un escuálido!!”, a la vez que soltaba nuevamente la carcajada, esta vez secundado por el ministro, que prácticamente corrió a volver a ocupar su lugar entre los espectadores de la emocionante novela caliche.
“EL AUTOBÚS DEL PLAN VUELTA A LA PATRIA QUE SALIÓ DE BUENOS AIRES CON 50 PERSONAS LLEGÓ A CARACAS SOLO CON EL CHOFER”, a lo que Nicolás replicó: “¿Y dónde me dejas al copiloto?”, “SE QUEDÓ EN LIMA”, dijo el ayudante. “Es un traidorrrr!!!”, afirmó un indignado Maduro.


“LA EPIDEMIA DE HEMORROIDES NERVIOSA ALCANZÓ LA VÍCTIMA NÚMERO UN MILLÓN QUINIENTOS MIL”, “Hazme el favor y busca en el diccionario la palabra hemorroides…pero no ahorita, cuando termines.” “EL ÚLTIMO CARGUERO DE PDVSA, EL NEGRA MATEA, ANTIGUO PILIN LEÓN, SE HUNDIÓ EN EL GOLFO DE CARIACO”, “Esa Pilín León sí era buenamoza”. Entonces el comandante presidente detiene bruscamente el amasado y sin dejar de mirar el bollito le hace señal de alto al ayudante, para decir con la gravedad del caso: “Con esto que he sacado de mi cerebro me pude haber hecho menos inteligente…pero no”… , mientras, con los ojos iluminados, como si acabara de descubrir la cura para la estupidez humana, se volteó a ver al ayudante, que no entendía un carajo la filosofada del presidente, que pidió en el éxtasis: “Llámame al ministro de las plazas Bolívar”, “NO HAY MINISTRO DE LAS PLAZAS BOLÍVAR, PRESIDENTE”, pero Maduro, dominado por un ego magnificente, riendo con un aire de superioridad y la mirada extraviada (como cuando descubrió que la riqueza se podía decretar), avanzó hacia donde estaban la primera combatiente y los 700 ministros mordiéndose las uñas por la novela, los cuales murmuraron en coro cuando el primer mandatario, borracho de genialidad, se paró entre ellos y el TV para decir: “Tengo otras súper idea muchachos. Vamos a llevar adelante el plan plazas Bolívar pepito!! vamos a mandar a pulir los bustos de El Libertador de las 1000 principales plazas bolívar del país.”, y se quedó mirándolos con los ojos encendidos y una sonrisa de triunfo, mientras los ministros comenzaban a aplaudir eufóricamente, resignados a no terminar de ver el capítulo de ese día, ya que el presidente llamó a cadena nacional para comunicar su nueva arremetida contra la burguesía, la derecha, el imperio y la guerra económica.
 



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