Del país profundo: El estilo del negro Jackler en El Callao

La mirada colonialista del escritor alemán Friedrich Gerstacker en su viaje por Venezuela en el año 1868 no oculta su visible germen racista en el momento de referirse a los habitantes de El Callao en aquel lapso del siglo XIX: “El Callao no era sino el acceso a las minas y tengo que confesar que desde un principio, mucho más que el dinero mismo me interesaron las curiosas casuchas con sus habitantes de todos los colores y matices imaginables. Como ya lo he mencionado, la raza que prevalecía, parecía ser la negra. Las voces de negras viejas y jóvenes lo dominaban todo. Esto es, en general, una particularidad, y no precisamente agradable de toda esa raza: la de mostrarse en toda ocasión demasiado gritona y ruidosa, en tanto que el indio vive retirado y para sí mismo. No me acuerdo haber visto jamás a un indio, salvo en estado de embriaguez reírse en voz alta. Por eso los pueblos indígenas, donde todo ocurre en silencio, contrastan curiosamente con los lugares habitados por los negros, donde casi sin interrupción, de día y de noche, se grita, se ríe, se canta y hasta se hace música ruidosa. Una vieja negra rodeada de otra generación –matriarca, como la habría llamado el misionero Bingham-, es lo más terrible que uno pueda imaginar, pues con su voz de bajo profundo, lo domina todo.”

Con el paso de los años, esa manera de reir y de cantar y de hacer música ruidosa que criticaba Gerstacker evolucionaría sobre la piel ancestral de El Callao hasta transformarse en la más significativa herencia de pueblo, huella de África expresada en el aclamado calipso de hoy con miles de voces convocando el ansiado momento del carnaval. El aire que rodea El Callao es todo calipso. Se ríe y se canta y se hace música derivada de los largos viajes de los esclavizados. Nueva Onda, The Same People, Renovación del Calipso o Nueva Generación del Calipso se nombran entre las dieciocho bandas más activas de la población “gritona y ruidosa”, donde también destacan entre otros grupos The Family Ground, Miguel y sus Muchachos, La Nueva Juventud, Calipso’s Fire, Doña Ismenia, La Combinación, Comparsa Negra Isidora, Comparsa de Las Madamas, Banán Pile, Fundación Kenton St’ Bernard, Fundación Carlos Small, Fundación Cecilio Lazar, Jeky and St’ John Boy y el Negro Jackler y su Banda Calipso de El Callao.

El Negro Jackler es un referente entre los más aplaudidos intérpretes del pegajoso género musical por su especial timbre de voz, además de Carlos London y Jorge Clark que han sido sus principales guías. También deben citarse a la hora de juntar en este tipo de personajes la calidad del canto y la composición de calipsos a Elsa Marksman, perteneciente al grupo Renovación y a David Hernández, de Nueva Generación, pero el Negro Jackler que anda vestido de rey del humor, busca mantener la mejor elegancia en su filigrana y utiliza la picardía y el chiste oportuno como un anzuelo para favorecer la diversión de su gente rumbo a los potpourri de calipsos. Es el estilo del Negro Jackler lo que lo hace diferente.

“Mi nombre es Pedro Valdez, conocido popularmente como el Negro Jackler, el Negro Jackler proviene de un nombre que me colocó un señor ya fallecido en El Callao, el señor Pacheco que tenía una tienda de pool donde mi querida madre que descanse también en paz lavaba la ropa, porque ella era ama de casa y como yo era pequeñito me llevaba a ese lugar y me colocaba sobre una mesa de billar mientras ella trabajaba y como yo era muy juguetón y muy gordito, porque cuando nací pesé cuatro kilos y medio, entonces el señor Pacheco me agarró cariño por ser gordito y como yo era muy inquieto me colocó el nombre de Jackler. Mi mamá que se llamaba Carmen Ramona Valdez le preguntaba a ese señor por qué me puso ese nombre ¿Dígame de donde proviene ese nombre Jackler?, preguntaba ella y con el tiempo me vine enterando que significaba grande, talentoso, expresivo, eso es lo que significa Jackler, por eso me dicen el Negro Jackler, por mi color de piel y por ser talentoso, alegre, emotivo. Muy grande es ese nombre de Jackler..”

Este Negro Jackler se luce con su canto cuando va pasando el carrusel de las comparsas de El Callao y recurva en una esquina. Trenzado en su gracia se entremezcla en el desfile de las madamas, procura saltar junto a los diablos y teniendo a su lado los instrumentos de música provoca el furor de los coros en un tumulto que lo sigue adonde vaya. Hace del lenguaje un caramelo y encubre con su verbo de la noche entera todo el aire festivo del calipso donde retumban contra el viento docenas y docenas de tambores bumbac. Él es uno de los fabricantes de las mejores tardes de carnaval con muchas composiciones de nueva creación que traen algarabía cada mes de febrero, como aquel derroche de humor del famoso coro ¡Cuidao se suelta el mono! ¡mono oui oui!. Un día quise saber el origen del recordado calipso y recibí una cuidada explicación de sus tropezones y de su vibrante ingenio creador.

“Jackler es el nombre de mi persona y por más de cinco años estuve cuidando un mono llamado cara sucia que era como mi familia, yo le llevaba la comida grande y buena a su jaula, era parte de mi trabajo en la empresa Auritur donde cumplía un horario de 7 de la mañana a 3 de la tarde. Yo le tenía mucha confianza a ese monito, y un día que abrí la jaula dejé la llave pegada del candado y cuando regreso a abrir la jaula para salir ya no estaba la llave, el mono la había agarrado, me encerró y se la llevó dándole vueltas dentro de toda esa jaula, entonces me pregunté ¿cómo salgo yo de aquí? Y el mono dando brincos y burlándose de mí, remedándome, entonces empecé a pegar gritos y a llamar a la señora Elena que estaba afuera y trabajaba con nosotros, yo era el jefe de mantenimiento en ese tiempo y Elena viene sin darse cuenta que estoy encerrado en la jaula y me pregunta, -¿Dígame señor Jackler qué quiere usted?- y le explico que el mono se apoderó de la llave y me dejó encerrado y ella me responde –Ahora tenemos dos monitos encerrados en una misma jaula- se echa a reir y sale a buscar un duplicado de la llave. Estuve como 15 minutos en la jaula con ese mono y en ese mismo momento dije, a ese monito yo le saco una canción porque se la saco y empecé, mono tan inteligente/ tenemos un nuevo cantante/ en Auritur está presente/ aurífera compañía anónima, mono oui oui, le puse ese nombre al mono que en francés quiere decir sí. Cantando con The Same People saque esa gran composición que puse a sonar y fue todo un éxito…”

¡Cuidao se suelta el mono! ¡Cuidao se suelta el mono!, repetiría el coro. ¡Mono oui oui!

El Negro Jackler junto al Medio Pinto de El Callao. 2016
Credito: Rafael Salvatore








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Benito Irady

Escritor y estudioso de las tradiciones populares. Actualmente representa a Venezuela ante la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y preside la Fundación Centro de la Diversidad Cultural con sede en Caracas.

 irady.j@gmail.com

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